LAS OTRAS «CRISIS»
¿Y qué hay de las otras crisis?
Por Miguel Ángel Ortega, Licenciado en Pedagogía y Máster en Investigación. Psicopedagogo de Menores y Profesos Universitario.
Hacemos un flaco favor a la sociedad española si creemos que la única «crisis» que existe es la económica.
No podemos caer en el burdo reduccionismo de que todo nuestro problema está encerrado en la llamada «crisis económica».
Entre ellas la crisis educativa, de la familia…. y la debacle provocada por el pensamiento débil relativista.
Hacemos un flaco favor a la sociedad española si creemos que la única crisis que existe es la económica. Esa especie de fórmula mágica de «más euros, solución de problema X» no hace justicia a las necesidades más transcendentes -las más elevadas- del espíritu humano. Decía que no podíamos caer en el burdo reduccionismo de que todo nuestro problema está encerrado en la llamada «crisis económica». Por ejemplo, el tratamiento de la difícil situación de la enseñanza es todo un paradigma en el sentido de lo anteriormente descrito: en la discusión sobre la «crisis de la enseñanza» la mayoría se enroca en la falsa opinión de que existe una proporcionalidad directa entre dinero y educación en escuela y universidad. Me niego rotundamente a aceptar esta afirmación que descansa, en el fondo, sobre la base de un tratamiento groseramente materialista de las necesidades del ser humano.
Es innegable que determinados recursos económicos favorecen de hecho una enseñanza mejor y más humana. Por ejemplo, para tener un aula con Programa de Diversificación Curricular- que permita una atención personalizada de los alumnos con más carencias- hace falta dinero. Pero el déficit de formación del profesorado, su falta de auctoritas (algunos desconocen su existencia y bondad), la deserción del ideal de que el maestro encabeza con sus alumnos un grupo humano en búsqueda de la verdad (no del título), la aniquilación de la familia como lugar primero y prioritario de la educación de niños y jóvenes, no se solucionan con más dinero sino con algo muy específicamente humano: más sentido ético, más virtud, más educación, más sacrificio y más pensamiento.
Me niego a aceptar que medidas prácticas (y probablemente necesarias) como, por ejemplo, eliminar 4º ESO y aumentar el Bachiller en un curso sean las únicas soluciones de casi todo el problema de la educación reglada en España.
¿Y la crisis de la cultura? ¿Y la crisis de la familia? ¿Y las consecuencias de la gravísima crisis del relativismo? A mi entender ésta última es la fundamental junto con la educativa. Por cierto, la «emergencia educativa» de la enseñanza tiene como causa directa la debacle provocada por el pensamiento débil relativista que ha hecho metástasis por todos los recovecos del organismo social.
Si los ingenieros de la dictadura del relativismo tienen razón entonces todo es relativo. Nada hay absoluto, de forma que lo que se afirma como relativo no tiene un sentido «fuerte» que ilumine un camino humano que solamente puede estar jalonado- es un decir- de un caos de sucesos sin causa ni finalidad. No habría valores ni opciones que sean mostradas por la razón como más justas ni más capaces de hacer felices a los hombres, las mujeres y los niños de hoy. Toda elección es igualmente válida…o igualmente inválida.
La consecuencia final está a la vista de todos: La convivencia social se parece cada vez más a la ley de la selva en la que como nada tiene más valor que nada porque la razón ha dimitido de su papel rector y «lógico»- según el significado griego de «logos», sentido-, solo queda la dictadura del más fuerte. Ya se encargará el establishment que nos dicta lo que es políticamente correcto de decirnos qué hacer y qué no hacer, no sea que la razón bien entrenada en la brega del trabajo de pensar de algún inadaptado social lleve la contraria.
Fuente: Miguel Ángel Ortega, Profesionales por la ética
CUATRO DE LAS GRANDES «CRISIS» QUE NOS ACECHAN
Ante tanta diversiodad de tipos de "familia", la familia nuclear monógama, formada por un matrimonio entre hombre y mujer junto con los hijos de ambos, es adoptada una y otra vez como modelo de identificación por todas los demás "tipos de familia".
La enseñanza entre nosotros se queda en la espuma, en lo epidérmico y obvia lo esencial. A menudo deviene mera "enseñanza" y no se transforma en auténtica «educación». Educar es ayudar a comprender al que se está educando que es posible encontrar respuestas al anhelo profundo del corazón humano.
Estamos asistiendo y padeciendo a una profunda crisis del concepto mismo de cultura. Qué concepto de cultura estamos transmitiendo los adultos a las jóvenes generaciones? El hombre no puede desarrollarse y desplegarse de forma completa, si no es a través del conocimiento de sí mismo y del mundo que le rodea en toda su amplitud. indefenso intelectualmente, siendo fácilmente presa de la manipulación de cualquier mensaje. La «cultura» es como una segunda naturaleza; eleva por encima de lo inmediato, ayuda a madurar, contribuye al progreso personal.
EL RELATIVISMO COMO EXPRESIÓN DE UNA CRISIS GLOBAL (ver aquí)
La estrategia de los ingenieros del rediseño social opta por la vía del relativismo moral: no hay bien ni mal –no hacen falta, por tanto, principios que configuren estos conceptos–, y cada cosa será buena o mala según el sentir del individuo. Es fácil manejar la sentimentalidad de los ciudadanos con medios de comunicación omnipresentes y vehículos adoctrinadores instalados en el mismo sistema.
La convivencia social se parece cada vez más a la ley de la selva en la que como nada tiene más valor que nada solo queda la dictadura del más fuerte. Ya se encargará el establishment que nos dicta lo que es políticamente correcto de decirnos qué hacer y qué no hacer.