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PAULO FREIRE Y LOS VALORES DEL NUEVO MILENIO (1)

Entrevista a Leonardo BOFF, por Juan Miguel Batalloso

La educación, en la medida en que hace a una persona libre, la hace más radicalmente humana.

Hay que aproximar la educación a la vida, haciendo que toda la vida sea una especie de escuela.

Los sistemas educativos no son capaces de responder a las necesidades de los seres humanos de nuestros tiempo, están profundamente burocratizados y mercantilizados.

Tenemos que enseñar a las personas a consumir de forma responsable, a tener una actitud de sospecha ante el sistema porque a él no le interesan las personas, le interesa tan solo lo que las personas pueden producir y consumir.

Tenemos los medios para para llevar a cabo la globalización política, cultural, espiritual, ética.

La dignidad como el valor más importante de todo ser humano. No solamente el ser humano tiene dignidad, es la tierra como totalidad la que tiene dignidad.

Necesitamos de otro paradigma civilizatorio, otra manera de vivir.

Nosotros somos un eslabón, de esa inmensa cadena de vida, uno entre tantos.

El ser humano tiene la responsabilidad de terminar y llevar adelante el proceso creativo de la naturaleza.

En esta sociedad hay por lo menos tres clases de personas: a) primero están las personas que piensan  y actúan como la mayoría, personas que son siempre necesarias porque son las que quitan y ponen gobiernos lo cual no significaba que la mayoría tenga necesariamente siempre la razón; b) después están las personas que piensan como la minoría, personas muy importantes porque sirven para criticar y denunciar los errores que las mayorías cometen como consecuencia de su soberbia y endiosamiento; c) por último, las personas imprescindibles, las que no nos pueden nunca faltar, son aquellas que ni piensan como la mayoría, ni piensan como la minoría, sino que sencilla y simplemente “piensan”. Estamos pues ante una persona imprescindible, una persona que no solamente piensa, sino que transmite ternura, calidez afectiva, pero sobre todo sencillez y humildad. Leonardo BOFF, persona de enorme prestigio mundial que ha optado radicalmente por los pobres, es sin ningún género de dudas, una de esas personas especialmente necesarias. Su opción preferencial por los pobres y oprimidos le lleva a un compromiso radical con ellos para a partir de su situación, liberarse juntos de la opresión y de las condiciones materiales de existencia social e individual que impiden a todo ser humano llegar a ser plenamente humano. El conjunto de su extensa obra comprende más de 60 libros en las áreas de Teología, Espiritualidad, Filosofía, Antropología y Mística, habiendo sido en su mayoría traducidos a los principales idiomas contemporáneos. J. Miguel BATALLOSO es doctor en ciencias de la educación y miembro del Instituto Paulo Freire de España. Presentamos aquí un extracto de los pasajes más significativos de una extensa entrevista.

 

JMBN.- Ante el X aniversario de la muerte de Paulo Freire, danos tu opinión acerca del valor y la vigencia de su obra  y del paradigma de Educación Liberadora

 

LB.- La pedagogía no es sólo algo que tiene que ver con la inteligencia y el corazón, sino con el sentido más profundo de la realidad, con la dimensión espiritual de la vida. La liberación es la acción que va creando libertad en una perspectiva absolutamente integral. La “Pedagogía del Oprimido”, nace como una pedagogía para el oprimido, para ser libre, para poder recrear la historia y sentirse plenamente humano. Esa pedagogía hace que el propio oprimido sea sujeto de su liberación, con toda la situación que lo oprime, lo cual es todo un proceso. Desde la opresión se pueden crear espacios de libertad. La educación, en la medida en que hace a una persona libre, la hace más radicalmente humana, porque la libertad es la facultad que tenemos para moldear nuestro futuro, para cambiar la historia, para desfatalizar los hechos, para recrear fundamentalmente. Para Paulo Freire, libertad es creatividad, es capacidad de humanizar el ser humano.

Ahí hay todo un proyecto civilizatorio, que supone otro tipo de civilización totalmente dialogante, de interacciones, de apertura de unos a otros, construyendo juntos la sociedad que queremos y ese era el punto fundamental de Paulo Freire, la educación para transformar el mundo, para hacerlo mejor, para reconstruir el ser humano y hacer que el horizonte más vasto y permanente sea la esperanza, la esperanza como el conjunto de virtualidades que nos invita cada vez más a la práctica, a la transformación, horizonte que nos anima, pero que en el fondo es inalcanzable, es más o menos como las estrellas que están en el cielo, nos orientan, nos animan, nos alegran, no las alcanzamos mucho, pero tristes serían las noches sin las estrellas.

 

JMBN.- En la órbita anglosajona, al paradigma de la Educación Liberadora, generalmente se le acusa de pertenecer al pasado y que parece ser que no tiene vigencia hoy como consecuencia de los nuevos tiempos de globalización y de la llamada sociedad del conocimiento, por eso te pregunto ¿Tiene vigencia realmente o ese paradigma freireano de Educación Liberadora se restringe a un momento histórico determinado que fue el que ocurrió hace cuarenta o cincuenta años?

 

LB.- Paulo Freire parte de la experiencia perversa de un mundo de opresiones que afecta al ser humano en su interior y en su exterior en la sociedad y que lo hace nopersona. Esa realidad, no solamente continúa existiendo, sino que se ha empeorado y se ha globalizado. Hoy los procesos de opresión son más sutiles, más refinados e involucran casi a dos tercios de la humanidad. Yo diría que la humanidad entera está oprimida, en la medida en que el paradigma civilizatorio, es un paradigma que explota a la naturaleza, que deshumaniza a las personas, que las objetiva, que las materializa en términos de seres consumidores y nada más. Por tanto, esa realidad de la que partió Paulo Freire, sigue y continúa con los mismos retos, de aquí que su pedagogía sea una pedagogía que tiene permanente vigencia mientras exista en el mundo opresión, deshumanización y el clamor de los oprimidos que gritan, queremos ser gentes, queremos participar.

Paulo Freire creó una pedagogía que no viene desde afuera, que no es benevolencia de los bien situados, sino la creencia de que el mismo oprimido tiene dentro de sí la fuerza de autoliberarse junto con los otros, porque nadie libera a nadie, nos liberamos juntos y esa energía está diseminada en la humanidad sufridora y creo que los retos de nuestra pedagogía hoy consisten en como desentrañar esas fuerzas; es hacer que no solamente crean en otro mundo posible, sino que ya empiecen a crear otro mundo posible.

 

JMBN.- Personalmente considero que los sistemas educativos actuales no son capaces de responder a las necesidades de los seres humanos de nuestros tiempo, no sólo porque están desacompasados de lo que importa realmente a las personas, sino también porque están profundamente burocratizados y mercantilizados. ¿Qué cambios estructurales de largo y medio alcance crees tú que habría que operar para que la educación fuese un derecho humano universal y respondiese a lo que realmente los seres humanos necesitan?

 

LB.- Tenemos que tener una comprensión de fondo de lo que es la educación, porque no hay que reducir la educación a los procesos formales de la escuela, sino mirar más bien la base biológica de la misma. La educación es parte de la vida y la vida misma, en su dinámica, en su lógica, en su proceso, está continuamente autoeducándose, es decir, sacando de sus entrañas energía y virtualidades para afirmarse, rehacerse, coevolucionar con los otros. Hay que aproximar la educación a la vida, a los procesos vitales, haciendo que toda la vida sea una especie de escuela. Mientras entramos de forma consciente en esa red de relaciones, en esa conectividad que existe de hecho en la vida, nos habilitamos para tener una apertura y capacidad permanente de aprender. La vida entera por tanto es el lugar de la educación.

La escuela es un momento de ese proceso más global donde formalizamos la educación y donde construimos un poco la catedral de los conceptos, la arquitectura de las visiones para enriquecer nuestra percepción de vida, nuestra capacidad de diálogo abierto con todas las realidades. Cuanto más se acerca la educación a los procesos vitales, dentro de la naturaleza, en la calle, en las comunidades, más y más la sociedad se siente ciudadana, se siente participante, aprendiente y no solamente objeto de una enseñanza que viene preparada desde afuera.

 

JMBN.- ¿Y cómo hacer posible entonces la lucha contra ese proceso mundial de mercantilización creciente de la educación que la convierte en un negocio, que al mismo tiempo que la niega como derecho humano universal, en la práctica impide que la vida llegue realmente a las aulas?

 

LB.- La lógica del mercado es transformar todo en mercancía, en negocio y ganancia, mercantilizando todo, sin dejar ningún espacio a la generosidad, a la gratuidad, al fluir tranquilo de lo que es la vida. Creo que debemos considerar  la educación como crítica, tal y como Paulo Freire insistía mucho. El ciudadano debe darse cuenta de que él es el hospedero del opresor  y eso tiene que eyectarlo para hacerse libre. Tenemos que estar y hacer contra esa cultura. Criticarla, rechazarla, enseñar a las personas a no consumir o consumir de forma responsable, de forma solidaria, no aceptar el marketing sin más, es decir, tener una actitud fundamental de sospecha del sistema porque a él no le interesan las personas, no le interesa el amor, le interesa lo que las personas pueden producir y consumir. Le interesan los músculos, su inteligencia, su capacidad de producción porque el capitalismo, el sistema, no ama a las personas, no tiene amor, tiene interés solamente. Y esto es exactamente el reflejo de la pedagogía de Paulo Freire, que en el fondo es una pedagogía del amor, de dejar espacios para que por lo menos el amor no sea tan difícil y sea una posibilidad permanente del ser humano.

 

JMBN.- En la “Ética Planetaria desde el Gran Sur” expresas la necesidad de construir un ethos universal  y cósmico capaz no sólo de preservar y hacer emerger la vida en la Tierra, sino también de construir una nueva visión de los seres humanos más acorde y armónica con su propia naturaleza singular y biófila. Sin embargo no corren ahora los vientos más favorables para la construcción colectiva de éticas más universales e inclusivas. ¿Qué opinas a este respecto? ¿En qué estado se encuentra la construcción de ese sueño colectivo de que otro mundo es posible? ¿Cómo podemos seguir construyendo y avanzando en esta dirección?

 

LB.- Con ese libro intenté plantear la vida como centralidad, desde la perspectiva de las grandes mayorías empobrecidas. Ellas no caben en este planeta porque las echan. El planeta como casa común en el que todos deben estar  es una aspiración que no se ve bien desde el centro. El centro es hegemónico,  la periferia de los excluidos no se da cuenta de que nosotros no pertenecemos a ese mundo. Lo importante es hacer un discurso más global, para captar la realidad que es compleja, de una manera más coherente, más holística. No podemos olvidar que la humanidad se ha globalizado en primer lugar por la vía económica y material, lo cual es importante, porque esta vía crea las bases para que se realicen las otras globalizaciones. Tenemos la economía y tenemos los medios de comunicación que permiten la globalización política, cultural, espiritual, ética y la lucha creo que consiste ahora en reforzar otras formas de globalización, porque yo entiendo la globalización como algo más filosófico, como una etapa nueva del planeta Tierra y de la humanidad.

Como tenemos la litosfera, la hidrosfera, la atmósfera, la antroposfera, ahora nos toca vivir la noosfera, mentes y corazones sintonizados, “noos” en griego significa espíritu, mente y yo la globalización la veo positivamente a pesar de las contradicciones de su expresión neoliberal. Pero para ello, lo primero que debemos considerar es la dignidad humana como el valor más importante de todo ser humano, por más humilde, por más enfermo o por más pobre que sea, todo ser humano es digno, es una última realidad, es un fin en sí mismo y no es un medio para nadie.

Necesitamos alargar los derechos humanos en la perspectiva más ecológica, sabiendo que el ser humano es un eslabón de la comunidad de vida, es un nexo y nosotros todos nacimos interdependientes, dependemos del aire, del suelo, de la comida. Defender al ser humano significa defender su entorno, debemos garantizar los derechos de la naturaleza, del agua, del aire… no solamente el ser humano tiene dignidad, es la tierra como totalidad la que tiene dignidad. Necesitamos alargar los derechos humanos hasta involucrar las condiciones físico-químicas, ecológicas que permiten al ser humano vivir. Es sin duda un gran avance el haber llegado a declarar que el hombre tiene derechos, pero esto es reduccionista, porque igualmente la mujer tiene derechos, los negros tienen derechos, algo que no se veía en aquel tiempo, pero hoy la naturaleza tiene también derechos y es necesario por tanto alargar ese proceso de dignificación porque todo lo que vive, todo lo que existe, merece vivir, merece existir. En este sentido, es muy importante incluir en la pedagogía de los derechos humanos, una pedagogía de la Tierra que sea capaz de fomentar una ciudadanía ecológica o una nueva conciencia de la Tierra.

 

JMBN.- ¿Cuáles son entonces las tareas más apremiantes? ¿Necesitamos una nueva forma de vivir y de entender el mundo? ¿Debemos dirigirnos hacia un nuevo paradigma de vida?

 

LB.- Creo que el problema fundamental de la humanidad de nuestro tiempo radica en salir de esta verdadera inhumanidad que existe de las desigualdades sociales mundiales; para hacer frente a este problema tenemos que partir de que somos redes. El problema es cómo llegar a otro tipo de sociedad con otro paradigma civilizatorio. Es decir se trata de establecer un conjunto de relaciones diferentes hacia la naturaleza de los procesos productivos, distributivos, procesos de consumo, valores distintos que componen la sociedad, formas diferentes de educación, de vivienda, de cómo tratar el agua para la casas, de cómo distribuir los recursos limitados de la tierra. Un conjunto de valores donde entran elementos de la tradición, ancestrales, religiosos, valores místicos y también ciencia y tecnología que la necesitamos indiscutiblemente para superar el desafío de esos retos nuevos. Este conjunto de valores que configura el nuevo rostro de la sociedad es el nuevo paradigma.

Necesitamos de otro paradigma civilizatorio, otra manera de vivir; lo que se requiere es un modo de vida sostenible, porque no somos solamente nosotros los que utilizamos la biosfera, no son solamente los seres humanos los que utilizan la naturaleza. La naturaleza no es nuestra, es de todos los seres vivos y ellos tienen igualmente derecho de tener futuro, a tener agua, a tener árboles y sobrevivir. Nosotros somos un eslabón, de esa inmensa cadena de vida, uno entre tantos y no sabemos si científicamente todos los seres vivos, desde la bacteria más originaria de 3,8 mil millones de años atrás, pasando por los dinosaurios, los caballos, los colibríes, llegando hasta nosotros, todos los seres vivos, tienen el mismo código genético básico, es decir los mismos aminoacidos y las cuatro bases fosfatadas y esto significa que somos todos primos, que somos todos hermanos y hermanas.

Cuando en 1959 Crick descubrió el código genético nos dimos cuenta de esta realidad que muchos consideran el descubrimientos científico más importante de la historia: que la vida es una, única y sagrada y que todas son expresiones de la misma estructura básica y el ser humano también. Pero el ser humano tiene una diferencia, que el ser humano puede ser un ser ético, que puede estar en la tierra destruyendo y matando pero también puede hacer que el agricultor, el jardinero sean los ángeles que cuiden de la Tierra y de los demás seres y así podemos destruir la Tierra, si destruimos ecosistemas, árboles, indígenas, naciones enteras, como ocurrió en siglos pasados. El ser humano tiene esa singularidad, puede ser responsable, fue creado y creador para junto con Dios, terminar, llevar adelante el proceso creativo, en el sentido de la creación de preservar los seres vivos, no matarlos y que puede crear las condiciones para que estos seres puedan mostrar las virtualidades que tienen dentro. Y por eso todos los seres tienen valor, no solamente porque están a nuestra disposición para que nosotros dispongamos de ellos a nuestro antojo, no, es el valor en sí mismo independientemente de la utilización que nosotros hacemos de ellos. Revelan algo de Dios, algo del misterio de Dios, que por eso tienen derecho a recibir, derecho de vivir, porque todo lo que vive merece vivir.

Esta nueva situación tiene que basarse a mi juicio en algunos valores imprescindibles. Lo primero que tenemos que tener es corazón, tener sensibilidad, tener capacidad de afectar y de sentirse afectado. Nosotros somos tierra que en un momento de su evolución empezó a sentir, empezó a a pensar y hoy empezó a alarmarse por el drama por el cual está pasando. No hay diferencia entre humanidad y Tierra, es una cosa sola. Hay que desarrollar ese sentimiento, sentir la Tierra y a todos los seres como hermanos y hermanas, confraternizar con la Tierra, ya que en realidad todos somos hermanos y hermanas en la comunidad de vida. Nosotros somos responsables de llevarla adelante y entregarla a nuestros hijos y a nuestros nietos.

 

Extractes y adaptació a partir de:
http://www.redescristianas.net/2008/04/

 
 

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