titulo de la web

El «sistema» (la moderna lavadora de cerebros)

Todos somos víctimas del «sistema»

Un «sistema», un tipo y estilo de vida, que nosotros mismos hemos creado y que tenemos que reorientar en sus valores de fondo y transformar…

La función «ideológica» ejercida por el «sistema»: su papel en la conformación de la mentalidad colectiva.

El ser humano se halla dominado por un "poder social difuso, oscuro, extraño" y se vuelve un esclavo de sus propias creaciones...

Existe la pretensión por parte de algunos, con una visión cortoplacista, miope, materialista, nihilista, arrastrándose humanamente por los suelos, oportunista y para nada verdaderamente «progresista», en España y otros países europeos de seguir la misma estela de Francia, por ejemplo, que «el tema del aborto se convierta en un dogma, en algo que no puede ser cuestionado sin que se declare excomulgado a todo aquél que ose discutirlo», lo cual en perspectiva no cortoplacista sino civilizatoria es inadmisible.

Vamos a detenernos en algo que condiciona enormemente nuestras vidas, una realidad etérea que no se la puede tocar ni palpar materialmente, pero que está permanentemente presente y que rige nuestras vidas, y en la que no acostumbramos a reflexionar porque el ritmo frenético de la cotidianeidad en la que estamos inmersos no facilita la tranquilidad, el sosiego y la calma necesarias para ello.

Los males que afligen al hombre de hoy tienen una raíz común bien identificable: la cultura contemporánea ha perdido el sentido de aquellos grandes valores que en otro tiempo constituían puntos de referencia esenciales y, en gran medida irrenunciables, para el pensamiento y para la vida.

El hombre moderno cree experimentalmente a veces en este, a veces en aquel valor, para abandonarlo después; el círculo de los valores superados y abandonados es siempre muy vasto; constantemente se advierte más el vacío y la pobreza de valores-, el movimiento es incontenible [...] Esta que les cuento es la historia de los próximos dos siglos. «¿Qué significa nihilismo?: que los valores supremos se desvalorizan». (F. Nietzsche, Fragmentos póstumos)

A veces conviene alejarse del foco, tomar cierta distancia, para apreciar las cosas con mayor perspectiva y acercarse con más realismo a lo que nos pasa. Vivimos dentro de una burbuja con unos modelos y estilos de vida artificiosamente diseñados y creados por otros, (que hoy son éstos pero que con el esfuerzo de todos podemos revertir y mañana podrán ser otros), que hay que pinchar, porque las perversidades a las que nos llevan en aras de un ilusorio y falso «progreso» son humanamente insostenibles. La realidad es que todos somos víctimas de un «sistema» perverso, que nos envuelve, modela y condiciona (títeres sumisos del gran teatro del mundo) y en el que actualmente se pretende cambiar "la verdad por la opinión, el bien por el interés, la belleza por la apariencia”, y que hoy en algunos casos importa más una opinión subjetiva o mayoritaria que la verdad objetiva. Un «sistema» que nos domestica y nos somete convirtiéndonos en serviles peleles del mismo, aunque siempre nos quede nuestra libertad personal, la palabra para denunciarlo y la acción para revertirlo. Debemos denunciar las situaciones de injusticia que se dan en nuestro mundo y las causas que generan situaciones de exclusión. Denunciar nuestro propio sistema de vida, denunciar nuestro propio modo de vivir: qué vida estamos llevando, qué modo socio-económico estamos sosteniendo, qué modelo de producción, qué modelo de sostenibilidad del planeta estamos adoptando… el modelo económico neo-liberal debe llegar a su fin… todos somos responsables de ello (M. Galcerán). El problema ante este tipo de cuestiones no está sólo en la actitud de este partido político o el otro, no es sólo cuestión de izquierdas o derechas o medio pensionistas… es el propio «sistema», el propio estilo de vida que todos hemos ido adoptando y la mentalidad que lo sostiene lo que en el fondo hay que revertir. Y ese trabajo, esa acción, esa dinámica es responsabilidad de todos y de cada uno de nosotros en particular y no sólo de la clase política.

Generalmente cuando hablamos del «sistema» solemos referirnos a su dimensión socio-económico-política. Pero no menos importantes en pro de su control sobre los ciudadanos son sus mecanismos para la colonización ideológica. Vamos a centrar nuestra atención en la función ideológica que ejerce el «sistema» sobre todos nosotros. Para ello vamos a tomar como referencia el caso paradigmático del «aborto», y vamos a intentar adentrarnos en lo que el «sistema» hace con la cuestión del «aborto», en cómo lo presenta ante la opinión pública y cómo esas ideas penetran en la mente del gran público, para que después cada uno pueda aplicar semejantes reflexiones a otras cuestiones que considere oportunas de nuestra vida colectiva.

El «aborto» es una cuestión paradigmática de cómo actúa el «sistema». Se trata de agudizar nuestro sentido crítico con respecto los perversos mantras y eslóganes ideologizados y acientíficos que intentan narcotizar nuestras conciencias, pretendiendo hacernos comulgar con ruedas de molino. Durante todos estos años el efecto pedagógico de la propia ley, el absoluto impacto de los medios de comunicación en el comportamiento colectivo y del entretenimiento mundial propiciado por las series, por la películas, auspiciando y proponiendo, por ejemplo, el aborto como la solución más natural ante la problemática de los embarazos no previstos, la función conformadora de la mentalidad colectiva ejercida por las propias leyes, el silencio de determinados agentes sociales que deberían haber alzar su voz pero que se mantienen en silencio, han propiciado que hoy muchas de esas perversas situaciones a que nos lleva el «sistema»,  sean aceptadas como naturales por parte del conjunto del cuerpo social… la sociedad en el pasado ha aceptado muchísimas cosas pero eso nunca ha legitimado ni la muerte, ni la tortura, ni el asesinato, ni los actos contra la naturaleza. Estamos viendo, por ejemplo. como en Francia se consagra el aborto como un «derecho» en su propia constitución, siendo una respuesta implícita a la derogación de Roe vs Wade, la polémica sentencia estadounidense que declaraba el aborto como un derecho federal, como prevención ante el temor de una posible oleada europea a favor de la vida, a favor de todo tipo de vida y más especialmente a favor de la protección de la vida humana en toda circunstancia (verdadero e integral ecologismo), independiente de cualquier etapa evolutiva en la que ésta se encuentre. Estamos viendo, por ejemplo, como en Francia se consagra el aborto como un «derecho» en su propia constitución, siendo una respuesta implícita a la derogación de Roe vs Wade, la polémica sentencia estadounidense que declaraba el aborto como un derecho federal. Y acto seguido, la pretensión por parte de sus corifeos, con una visión cortoplacista, miope, materialista, nihilista, arrastrándose a ras de suelo, oportunista y para nada verdaderamente «progresista», en España y otros países europeos de seguir la misma estela de Francia, que «el tema del aborto se convierta en un dogma, en algo que no puede ser cuestionado sin que se declare excomulgado a todo aquel que ose discutirlo», lo cual en perspectiva no cortoplacista sino civilizatoria es inadmisible. Se trata de «un caso más de imposición ideológica (por parte de un falso y mal entendido «progresismo») de las que se quiere suprimir toda disensión». Hay que superar, pues, el perverso «marco mental» en el que el «sistema» nos tiene atrapados. Primero crean los males y luego inventan remedios artificiosos para combatirlos. Prácticas humanas como la del «aborto» suponen la victoria del marco mental del «sistema» frente a lo más esencial y natural de nuestra «humanidad», la institucionalización de la violencia extrema en el recinto más sagrado existente en el cosmos, allí donde se gesta la más excelsa expresión evolutiva del mismo.

Todos somos víctimas de un «sistema», en el que se pretende cambiar "la verdad por la opinión, el bien por el interés, la belleza por la apariencia”, y que hoy en algunos casos importa más una opinión subjetiva o mayoritaria que la verdad objetiva.

La "verdad" política, incluso la "verdad" jurídica son verdades relativas y están históricamente condicionadas.

Se trata de avanzar en nuestra actitud crítica con respecto a los perversos mantras y slogans del «sistema» que intenta narcotizar nuestras conciencias, pretendiendo hacernos comulgar con ruedas de molino.

Si uno no padece el ofuscamiento mental que la cultura dominante y mediática suele generar en muchos jóvenes y adultos, admitir que en una sociedad las madres «devoren» a sus hijos en gestación, en lugar de...

1. El «sistema» actual y sus perversidades

Aparece, pero no se ve, actúa, pero no se nota, presiona y nos influye, pero nos pasa desapercibido. Está siempre presente, sistemáticamente invade nuestras mentes, condiciona nuestras consciencias, nos domestica y nos somete de mil formas distintas y nos embelesa haciéndonos creer que somos seres superlibres y liberados, gobierna nuestras vidas y nos convierte en peleles fácilmente manejables a su antojo… lo denominamos y designamos como el «sistema». Un sistema, un ente global etéreo que persigue un “nuevo orden mundial”, que se propone una “gobernanza planetaria global” dirigida por las grandes empresas y corporaciones multinacionales que nos marcan unos objetivos, actualmente los objetivos de la Agenda 2030, una agenda loable en algunos de sus objetivos pero que en el aspecto antropológico y civilizatorio nos aboca a una ingeniería social darwinista donde sólo el más fuerte puede levantar cabeza,  una agenda que opta por el descarte del débil, promotora de una cultura de la muerte, que aboga por el control de la natalidad como mecanismo de reducción de la población mundial, a través de la ideología y la práctica del abortismo y en contra de una cultura de la vida amplia, inclusiva, no excluyente… es desde ahí  desde donde se promocionan leyes como la del aborto o de la eutanasia, la ideología de género radical, cada vez más extendidas en nuestro mundo.

Determinados lobbies dominados por las familias más poderosas, los Rothschild, Rockefeller, Morgan, Bush, Clinton, Obama, Kissinger, Soros, etc.  tienen sus brazos infiltrados en todos los poderes internacionales. Se proponen mantenernos bajo sus yugos mediante el correspondiente lavado de cerebro a través de las redes sociales, los medios de comunicación, el control de la información… y en el plano antropológico la promoción de la ingeniería social, la ideología de género, la nueva educación sexual, proponiendo a jóvenes y no tan jóvenes cuáles son los ideales y valores a perseguir, filosofía de vida a practicar, modos y estilos de vida, pautas de conducta, qué es lo más importante en esta vida, el ideal de felicidad a perseguir, etc.

Veamos. El año 2015, La Organización de las Naciones Unidas aprobó la Agenda 2030, firmada por 193 Estados miembros de la ONU, apoyada y financiada por más de 30 multinacionales como; Dupont, BP, Shell, Volvo, Ford, CNN, Deutsche Bank, Banco Santander, etc. La Agenda 2030, es el compromiso de la ONU de solucionar todos los problemas y las dificultades que tiene la humanidad en la tierra. Esta Agenda contiene 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de aplicación universal que, desde el 1 de enero de 2016, rigen los esfuerzos de los países para lograr un mundo sostenible en el año 2030. En realidad, la promesa o la Agenda 2030, es la sucesora de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), firmados en el año 2000 también en el marco de la ONU y con un periodo de quince años, por eso era necesario actualizarla en el año 2015. La introducción del documento de la Agenda 2030, describe el proyecto como “un plan ambicioso y beneficioso para lograr la prosperidad de toda persona en el planeta. Incluso afirma, que la agenda 2030 de la ONU está hecha para liberar a la raza humana de la tiranía de la pobreza y sanear a la Madre Tierra”. El objetivo es loable, pero conviene conocer la letra pequeña para darnos cuenta de la perversidad de algunas de sus propuestas para llevarlo a cabo.

AGENDA 2030 y aborto para el desarrollo sostenible. Diagnóstico y soluciones propuestas. Se parte de los siguientes datos: A nivel mundial, 47,000 mujeres mueren a causa del aborto inseguro cada año y millones más sufren lesiones graves, que a menudo son permanentes. A nivel mundial, 22 MILLONES DE MUJERES tienen un aborto inseguro cada año. Casi el 50% son mujeres jóvenes entre 15 y 24 años de edad. Políticas que se proponen en la Agenda 2030: OBJETIVO 3: Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades. META 3.1: Para 2030, reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100,000 nacidos vivos. META 3.7: Para 2030, garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación de la familia, información y educación, y la integración de la salud reproductiva en las estrategias y los programas nacionales. OBJETIVO 5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas. META 5.6: Garantizar el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos, de conformidad con el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, la Plataforma de Acción de Beijing (ver aquí)y los documentos finales de sus conferencias de examen. Recomendaciones para formuladores de políticas y promotores:

  • Garantizar que las adolescentes y mujeres jóvenes tengan acceso a métodos anticonceptivos eficaces y a servicios de aborto seguro y legal.
  • Mejorar los sistemas nacionales para registrar las muertes maternas e identificar sus causas, incluido el aborto inseguro.
  • Ofrecer acceso universal a servicios de salud sexual y reproductiva amigables para jóvenes y sin prejuicios, que incluyan servicios de aborto.
  • Exigir educación sexual integral, vinculada con servicios integrados de salud sexual y reproductiva.
  • Acelerar las acciones para derogar las leyes que penalizan el aborto.

Para cumplir con la Agenda 2030, se recomienda que los gobiernos y la sociedad civil deben acelerar las acciones para derogar las leyes que penalizan a las mujeres que buscan servicios de aborto o que de otras maneras ejercen sus derechos sexuales y reproductivos.

Nota crítica: Esa no puede ser la lógica a seguir. Lógica tanática vs. lógica biófila. Para salvar esa cantidad de vidas adultas a causa del aborto inseguro que nos indican las cifras, la solución propuesta no puede ser sacrificar y acabar con millones y millones de seres humanos en gestación, víctimas del perverso y criminal «sistema» en el que andamos embrancados. La muerte de congéneres nuestros en su fase de gestación no puede ser el horizonte humano hacia el que debamos encaminarnos como especie civilizada. Eso es inhumano y cruel, una solución cavernaria, regresiva y anticivilizatoria. Hay que idear otras alternativas. Está claro que se opta por la solución facilona, nada imaginativa ni creativa, tanática, letal, mortífera (abortismo), es decir, por la «cultura de la muerte» en lugar de invitar y animar a los gobiernos a apretarse el cinturón, hincar el diente en una más justa distribución de la riqueza entre la población y apostar por implenentar políticas activas a favor del desarrollo de una «cultura de la vida» integral y sostenida en el tiempo, a lo largo del ciclo vital, destinando los recursos necesarios a tal efecto.

2. El «sistema» actual y sus contradicciones

Ese es nuestro mundo, un mundo creado por nosotros mismos, nuestro producto «cultural», nuestra «creación» humana, la burbuja «cultural» dentro de cuyos parámetros desarrollamos nuestras vidas y nos desenvolvemos. Empecemos partiendo de una constatación: vivimos en un «sistema» que tiene sus fortalezas, pero también sus falacias, falsedades, debilidades. En el mundo occidental hemos creado un «sistema» productivista, utilitarista, mercantilista, consumista, hedonista, liberticida, individualista… un sistema que se autocalifica a sí mismo de «progresista» y que podemos calificar de «neo-liberal» (sálvese quien pueda), aunque a consecuencia de él tengamos que sacrificar vidas humanas y pervertir derechos más que fundamentales, «naturales», derivados de nuestra propia naturaleza humana. Un sistema en su esencia perverso y criminal y además humanamente inaceptable ...

Vivimos tan inmersos en él que a menudo nos pasa desapercibida su influencia y no solemos pararnos a reflexionar acerca de las perversidades del mismo.  Un «sistema» que ejerce una gran presión sobre nosotros, rige nuestras vidas y que con una potente pero sutil fuerza coercitiva es capaz de domesticar, modelar nuestras mentes y doblegar fácilmente nuestra voluntad. ¿Cómo actúa? ¿Qué pretende? ¿Hacia dónde nos lleva? ¿Qué filosofía de la vida promociona y cuál es su concepción del ser humano? ¿Cuáles son los horizontes hacia los que nos encamina? ¿Qué mecanismos utiliza para someter nuestras voluntades y narcotizar nuestras conciencias? ¿Qué orientación vital proporciona a sus miembros? ¿Qué valores impone como ideales…? Son muchas las cuestiones de las que podríamos hablar. Tratemos algunas de ellas.

El papel de la superestructura ideológica. Más allá de asegurar la infraestructura material necesaria que garantice un mínimo de bienestar material a sus miembros, (pero que no siempre consigue como se puede apreciar con el aumento de las desigualdades crecientes entre la población en su interior), por lo que se refiere a la orientación de los grandes ideales que nos propone, en ese «sistema»  la superestructura ideológica, con sus correspondientes mecanismos de control y dominación, juega un papel muy importante. Veamos qué ocurre, por ejemplo, en relación con la mentalidad general predominante en el sistema y las posibilidades de una actitud crítica respecto a la misma:

Al común de los mortales las pautas de pensamiento de su sociedad le parecen simples y lógicas, es decir, naturales.  A los modos de pensar distintos, críticos con el «sistema» imperante, se los considera ilógicos, impensables, carentes de sentido. Hay quienes consideran que determinadas “conquistas sociales”, que determinados “derechos implantados” de última generación, que determinadas “reformas” introducidas a través de la correspondiente legislación, son irreversibles, inamovibles, (definitivamente establecidas), intocables y que nada se puede hacer para revertirlas, que resultaría ilegítimo ponerlas en tela de juicio, por ir en contra de la opinión mayoritaria, es decir que sería regresivo cuestionarlas, criticarlas, contradecirlas.

De la presencia y la fuerza de esa mentalidad dominante nos pueden dar muestra las consignas que nuestra época da por supuestas, los ideales que la animan y que son mayoritariamente asumidos, los valores individuales y colectivos predominantes que tan bien revelan la publicidad, el adoctrinamiento solapado o explícito, la manipulación informativa a través de los medios de comunicación, la oscura presencia y la sutil presión de los grandes intereses en juego, las terminales mediáticas corporativas y empresariales, la pléyade de tertulianos y creadores de opinión al servicio de las mismas, los intereses personales,  etc. Así el «sistema», va ejerciendo su presión sobre la población en general y va imponiendo sus criterios, sus ideas, sus valores, sus prácticas, su praxis, sus ritmos, velando para que progresivamente todos ellos sean aceptados y asumidos por la mayoría de la sociedad.

3. Algunos retazos de nuestro «sistema»

  • Hemos creado un "sistema" productivista, utilitarista, mercantilista, consumista, hedonista, liberticida, individualista, relativista…  insostenible humanamente.
  • Un "sistema" que mediante sus mecanismos de manipulación y abducción (sutil o descarada) de las mentes ciudadanas, impone el predominio de ese tipo determinado de valores. Valores que en algunas ocasiones fácilmente anulan otros valores naturales, atemporales, enraizados en la propia naturaleza humana.
  • El sistema ideológico imperante genera en todos los miembros de la sociedad una determinada visión del mundo.
  • En su seno cada individuo es adoctrinado y modelado psicológicamente con sofisticadas y refinadas técnicas, imponiendo su «marco mental» al común de los ciudadanos.         
  • Sólo una pequeña parte de ciudadanos, aquellos que mantienen una permanente actitud crítica con respecto al mismo, toman conciencia de ello. La ignorancia de lo que nos está pasando es uno de los males de los que el hombre hoy tiene que liberarse si no quiere quedar engullido por el «sistema» y permanecer en un estado de minoría de edad que necesariamente le produce inconsciencia.
  • Nuestra forma de vida edificada sobre intereses y valores materialistas, tecnológicos, económicos, sobre el éxito y la fama, sobre la fachada y sobre las apariencias, sobre el consumismo y la superficialidad, sobre el tener y menos sobre el ser... ha empobrecido radicalmente al ser humano.
  • Deslumbrados por determinado tipo de «progresismo» promovido por el propio «sistema», hemos abandonado los grandes valores que orientaban nuestro devenir y perdido los grandes referentes que nos servían de guía y ahora nos sentimos huérfanos y desorientados humanamente. Y, sobre todo, son las nuevas generaciones las que sufren las peores consecuencias de todo ello (desorientación, incertidumbre, desasosiego, alienación, pasotismo...)
  • Ese es el tipo de «sistema social» que hemos ido creando, en el que vivimos inmersos y al cual el común de los mortales nos encontramos sometidos.
  • Para imponer sus objetivos el «sistema» dispone de diversos sistemas de dominación y mecanismos de manipulación.
  • Algunos de los mecanismos de dominación y manipulación que utiliza: la reinterpretación interesada de los DDHH, la tergiversación del lenguaje, la manipulación informativa, la utilización interesada de los medios de comunicación, la propaganda burda o descarada, la criminalización o demonización pública de determinadas actitudes o posicionamientos públicas, la imposición de determinada legislación antropológicamente regresiva, la manipulación ideológica…
  • Así va creando todo un determinado «marco mental», un caldo de cultivo que va penetrando e impregnando nuestras mentes y narcotizando nuestras conciencias, aunque a menudo lo hace de forma sigilosa, larvada.
  • Un «sistema» que utilizando su poder se opone a todo intento de «disidencia» o actitud crítica con respecto al mismo o intenta silenciarla y a veces incluso impide que ésta se pueda ejercer.
  • Al final, todos nos convertimos en víctimas pasivas de ese «sistema», un sistema en el que en la actualidad se intenta cambiar "la verdad por la opinión, el bien por el interés, la belleza por la apariencia”, y que hoy en algunos casos importa más una opinión subjetiva o mayoritaria que la verdad objetiva.

4. Manipulando masas...

¿Pero cómo se consigue crear ese «marco mental» … y que penetre sigilosamente en nuestras conciencias?  A través de un sinfín de mecanismos y técnicas de manipulación: la presencia incisiva en el seno de los organismos internacionales más influyentes, la manipulación del lenguaje, el control de los medios de comunicación de masas, la función pedagógica que ejercen las leyes, a través de la distorsión de la realidad, el retorcimiento y reinterpretación de la legislación, el control de la información, las estrategias comunicativas privilegiando unos temas en detrimento de otros, la utilización interesado de creadores de opinión para decantar la opinión pública en un determinado sentido, etc...  desempeñan un importante papel entre los mecanismos de manipulación de las masas. Veamos algunas nuestras de manipulación. Describamos someramente algunos de esos mecanismos:

  • Reinterpretación interesada de los DDHH: se está produciendo, por ejemplo, una reinterpretación interesada de los Derechos Humanos y una corrupción de su espíritu e incluso de su letra. Así se proclama en la Declaración Universal de los DD. HH: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración. Todo individuo tiene derecho a la vida. Nadie será sometido a torturas… Actualmente, la finalidad principal de los Derechos Humanos ya no es amparar la libertad de vivir una vida digna, sino servir como instrumento para imponer una concepción y un estilo de vida, que es lo que hay sí, pero que no deja de ser sino el triunfo del «sistema» y la claudicación de la más esencial humanidad que nos caracteriza como especie. Por parte de algunas ideologías actuales se hace una relectura y una reinterpretación interesada de los mimos y de esta manera esos derechos humanos reinterpretados se están convirtiendo en un instrumento de colonización ideológica.
  • La manipulación a través de las redes sociales y los medios de comunicación. Los medios que se tienen hoy para la manipulación de las mentes ajenas son de una potencia inédita en la historia. Con el tiempo se han ido perfeccionando y refinando los instrumentos y las técnicas para implementar esa manipulación y orientar, más todavía decantar, la opinión mayoritaria de la población en aquellas cuestiones que le interesan al poder. Por ejemplo, una mentira o una media verdad debidamente presentada, adecuadamente amplificada a través de los medios y machaconamente repetida mil veces, al final penetra en el imaginario colectivo y es aceptada socialmente. O las estrategias comunicativas privilegiando unos temas en detrimento de otros, la utilización de una pléyade de tertulianos, creadores de opinión y opinadores diversos remando a favor de unos y en contra de otros, la falta de verdadera pluralidad informativa en los medios, etc…
  • La manipulación del lenguaje. La pretensión de manipular el lenguaje es antigua y acompaña al hombre en su intento de interpretar de una determinada manera la realidad. La manipulación lingüística constituye una técnica central del adoctrinamiento de masas. En este campo la estrategia manipuladora de determinados poderes y lobbies es presentar el término, hacerlo común, universalizarlo para arrinconar aquellos términos y conceptos que quieren ser sustituidos, para finalmente arrumbarlos. Se busca que el uso de los términos incómodos acabe siendo orillado y casi proscrito ante la opinión pública. Es lo que ocurre, por ejemplo, con el eufemismo “interrupción voluntaria del embarazo”, más claramente aborto, en donde la vida no se interrumpe, drásticamente se la tritura, se termina con ella, se la elimina.

    El refrán español que dice al “pan pan y al vino vino” es hoy más necesario que nunca, cuando al aborto se le llama interrupción voluntaria del embarazo; a las víctimas civiles de la guerra, daños colaterales; y al suicidio de una persona enferma, inducido o no, “eutanasia”. Si el lenguaje se pervierte, será difícil que los hombres nos entendamos ¿Por qué lo llaman aborto cuando quieren decir asesinato? Porque la mujer que decide interrumpir voluntariamente su embarazo prefiere no nombrar el término asesinato, como si, al silenciarlo, hiciera desaparecer el mal cometido. El lenguaje se pervierte cuando se intenta hacer cambiar el sentido de las palabras a gusto del consumidor. Explica el profesor Alejandro Navas que, «para evitar el horror que despertaría una acción como matar, hay que enmascararla con retórica cosmética para quitarle hierro».

    El problema radica en que el lenguaje es un vehículo de expresión, pero las palabras no garantizan la veracidad del contenido del mensaje. Es decir, el lenguaje es un arma de doble filo. Términos como guerra preventiva, limpieza étnica, daño colateral, empleado de finca urbana, trabajadora del sexo, separatismo periférico, larga y penosa enfermedad, grupo separatista periférico o interrupción voluntaria del embarazo son algunas de las muestras que dejan ver cómo el lenguaje sirve para expresar la realidad, pero también puede emplearse para ocultarla. Este afán por utilizar las palabras para dificultar la comunicación es lo que se conoce como “perversión del lenguaje”. La perversión o tergiversación del lenguaje forma parte de este intento de manipulación de las masas: conceptos como «derechos», «libertad», «conquista», «progreso», «avances», «retrógrado», «cavernas», «machismo», «golpistas», «fugados de la justicia» ... ¿cómo son usados en aras de esa manipulación de las masas?

  • La función pedagógica de las leyes. Las leyes ejercen una función conformadora de la mentalidad colectiva. Los cambios en la legislación producen cambios en la valoración sociológica de determinadas prácticas sociales: si es legal es que no será malo (se piensa), y lo permitido legalmente acaba siendo considerado como aceptable por la mayoría; si no es malo y no está prohibido por qué no acogerse a esas prácticas, se acaba pensando. E incluso al final es inevitable que la gente llegue a creer que quien se opone a esas leyes objetivamente antinaturales como la del aborto, está denegando un supuesto derecho (falacia: en relación con el aborto, por ejemplo, el derecho es a vivir y no existe un derecho a matar). Sabemos que las leyes ejercen una función pedagógica y tiene un papel importante en la conformación de la conducta colectiva: lo legal, está permitido y como permitido por la ley será bueno, puede pensar el ciudadano corriente. Pero sabemos que no todo lo legal es siempre éticamente correcto.

    En España cuando ante preguntas como "¿Qué necesitas para no abortar?", que respetuosamente realizan los "rescatadores" a las mujeres que van a abortar en las puertas de las clínicas abortistas, es considerada como "acoso" y un ataque a la "libertad" de las mujeres, dicen, y se tienen que introducir expresamente enmiendas en la ley del aborto para prohibir esas actividades ante las clínicas abortistas, es que realmente nuestros políticos andan muy escasos de verdaderas luces, cómplices serviles y también víctimas inconscientes como son de la presión ejercida por todo un "sistema" al cual ellos mismos apuntalan con su mentalidad y orientación "abortista". Y nos quieren hacer creer que cuando una mujer se ve obligada a tomar tan dramática decisión está libre de todo condicionamiento y que su decisión es absolutamente "libre" de cualquier presión. Y que no es legal ni aceptable intentar ayudarla para librarla y contrarrestar tan sutil pero real condicionamiento. A través de esa legislación sobre el aborto o la eutanasia, en vez de poner de relieve y potenciar el valor de la vida humana en cualquiera de sus fases, de extender la «cultura de la vida» e invertir en ella, el mensaje que se transmite a la sociedad es la apuesta por la «cultura de la muerte» y la infravaloración, trivialización, banalización de la vida humana en sus estadios inicales o finales.

    Se han descrito algunas de las técnicas de manipulación empleadas y se trata de advertir de las falsedades que la política actual trata de vender a la opinión pública presentando ciertas prácticas como avances sociales, cuando todos sabemos, aunque mucha gente no se atreva a confesarlo, que son claras involuciones y regresiones antropológicas y civilizatorias. Pero por mucho que se la pretenda manipular la realidad y la naturaleza de las cosas no las cambia ni la opinión ni la legislación. La realidad no deja de ser lo que es, aunque se manipule su concepto o se le pretenda dar otro nombre.

5. Hacia la colonización ideológica

La sutil manipulación de la mentalidad colectiva. Como ya es conocido, el camino es siempre parecido: se admite un acto cuestionable, se introduce en la legislación y en el discurso ético, y al final arraiga en la cultura social. Los cambios en la legislación son seguidos lógicamente por cambios en la valoración sociológica de esos actos: si una legislación moral y éticamente injusta (por ejemplo en el caso del aborto), reconoce como legítimas esas prácticas de cultura antivida, es inevitable que la gente llegue a pensar que quien se opone a esas leyes está denegando un derecho. En un determinado momento histórico se consideró que el aborto era tolerable en algunos supuestos y ahora se nos quiere convencer de que es algo a lo que la mujer tiene derecho en el uso de su libertad. Un ejemplo evidente de manipulación es cuando se utiliza el concepto de "pre-embrión" para referirse a los primeros estadios de desarrollo de la vida, como si en nuestros primeros estadios de vida no tuviésemos todavía la consideración de seres humanos. Como nos indica la ciencia, la vida es un continuo. Si tratamos de fijar temporalmente un momento para definir cuándo tenemos un ser humano, siempre el momento elegido será arbitrario. El único modo de representar temporalmente la condición de ser humano, es considerarlo como tal ya desde el principio, es decir, coincidiendo con el momento de la concepción.

Alienados y convenientemente modelados y domesticados al final nos convertimos en títeres del «sistema». Los grilletes que nos atenazan en nuestra vida cotidiana son amplios y variados, aunque el ciudadano corriente, a consecuencia de la alienación en la que vive inmerso, no sea muy consciente de ello. El ser humano se halla dominado por un "poder social difuso, extraño" y se vuelve un esclavo de sus propias creaciones. Obcecados por el dinero, el bienestar material y la acumulación de riquezas a la que nos impele el «sistema», un estilo de vida individualista y egoico, en él la alienación económica es importante, pero existen otras formas de alienación, que deben ser denunciadas y neutralizadas para que sea posible cambiar ese estilo de vida actual, que tan insatisfechos nos deja. En la sociedad capitalista de consumo, encontramos miles de personas anónimas, que sufren en su vida cotidiana esa alienación, la cual a su vez reproducen a través de las relaciones de dominación en las que interactúan, perpetuando un «sistema»  que nos incita a desconectarnos de nuestras verdaderas necesidades esenciales, ofreciéndonos infinidad de atractivos sucedáneos y generando un «marco mental» dominado por valores que obstaculizan nuestra plena realización como verdaderos seres humanos y no simplemente como siervos pasivos de un sistema que pretende dominarnos. Esto sucede porque los mecanismos de dominación cultural e ideológica poseen un poder coercitivo aún mayor que los mecanismos de dominación económica.

El sistema ideológico genera en todos los miembros de la sociedad una determinada visión del mundo. Esta visión, con sus pautas de conducta esperables, sus valores y sus tentadores modelos de vida, es interiorizada por cada uno de nosotros. Toda sociedad tiene su propio “filtro social” a través del cual sólo pueden pasar ciertas ideas, conceptos, experiencias y prácticas. La que se nos ofrece es, pues, una visión del mundo, encubridora, veladora de la realidad, presentándonos determinadas realidades como verdades eternas, cuando éstas en realidad no son sino transitorias e históricamente condicionadas. La verdad política, incluso la verdad jurídica, son verdades relativas y están históricamente condicionadas; hoy pueden ser y mañana dejar de ser (esclavitud, apartheid, pena de muerte, aborto...). Así es como se va creando un determinado «marco mental», en el que nos movemos y respiramos para al final adoptarlo como nuestro hábitat natural, y en el que finalmente nos instalamos y nos desenvolvemos como peces en el agua.

6. Del espíritu crítico consciente a la narcotización de la conciencia: el sometimiento de nuestra voluntad

Describamos someramente cómo consigue el «sistema» nublar, adormecer, aletargar, narcotizar, nuestras conciencias. El «sistema» mediante sus mecanismos y medios de manipulación y seducción abduce la mente de las masas. Su «marco mental» se va imponiendo y penetrando en nuestras conciencias, imponiendo el predominio de una serie de valores que con el tiempo pasan a formar parte del ambiente psico-sociológico que respiramos. Ese «marco mental» instalado en el conjunto del cuerpo social, pasa a constituir la ideología dominante en nuestro tiempo. Nos penetra de modo indirecto, sin apenas darse a conocer claramente como tal y desacreditando las posibles críticas. Esa mentalidad va penetrando sigilosamente en nuestras mentes y con el tiempo va impregnando nuestras conciencias. Y poco a poco, puesto que pensar, reflexionar, estar activamente atentos y mantener una actitud crítica permanente requiere por nuestra parte de un importante esfuerzo personal para no dejarse engullir por el «sistema»… con el cansancio, nuestra capacidad crítica va disminuyendo, se va reduciendo, debilitando, se va mermando. Y lo más habitual es que, ante el derroche de energía que supone mantenerse en actitud crítica constante y agotados por el esfuerzo para ello requerido, al final acabemos quemados, sucumbamos por inanición y nos pleguemos a sus dictados. Y que de ser conscientes de las perversidades inherentes al «sistema», pasemos a instalarnos en la inconsciencia… para finalmente acabar aceptando tales perversidades objetivas como tan naturales. De reflexivos y críticos, devenimos con el tiempo en irreflexivos y acríticos.

Así se va creando el «marco mental» en el seno del cual navegamos y nos desenvolvemos, dando como resultado una progresiva degradación de la conciencia moral individual y colectiva. Un «marco mental» algunos de cuyos frutos en el ámbito antropológico en relación con la transmisión e implementación de la vida humana son: la infravaloración de los derechos humanos naturales, fundamentales y atemporales. Banalización de la «dignidad humana» en sus fases inicial y terminal. Degradación de la conciencia moral individual y colectiva. La maternidad como la gran «carga» para la autorrealización de la mujer de la que hay que liberarse. Desprotección social de la mujer necesitada. Insolidaridad, desamparo, abandono, acrecentamiento de las desigualdades. Consideración del aborto como la gran conquista y la gran “liberación” de la mujer moderna. Ante la posibilidad de optar por la cultura integral a favor de la vida, se opta por la cultura antropológicamente miope y cavernaria de la muerte.

La Infravaloración de la vida: Infravaloración, banalización, trivialización de la vida humana. La corriente viene ya de lejos. Hace décadas que se está transitando por esa pendiente. Es un hecho constatable históricamente la deriva moral, la pérdida de valores, el relajamiento en las costumbres y la corriente de relativismo que han experimentado los países capitalistas, paralelamente al aumento de su bienestar material y al progreso económico alcanzado. Ello queda reflejado en la transformación que ha experimentado la escala de valores de estas sociedades en los últimos tiempos. En la actual época histórica, estamos sumidos en una grave crisis de valores. Los valores tradicionales, heredados del pasado, han sido sustituidos por otros de escasa entidad, mediante los cuales la posición del hombre, a menudo un ser egocéntrico e individualista, apoyándose en el poder de la ciencia y la tecnología disponible se ha visto reforzada, incluso pretendiendo oponerse y enfrentarse si es necesario a los procesos naturales. Esa nueva autopercepción dentro del orden social ha llevado al hombre moderno a considerarse a sí mismo y a erigirse casi como un semidiós, olvidándose de su debilidad, de su indigencia y su vulnerabilidad frente a las adversidades y de su natural contingencia. Tras un largo período histórico de encorsetamiento moral, de una moral rígida de tinte religioso, el péndulo social se ha trasladao ahora al otro extremo. En los últimos tiempos el hombre moderno ha optado por primar y sostenerse sobre unos valores efímeros, de escasa entidad, con escaso fundamento, de base materialista y escasamente consistente, relativizando así todo tipo de valores esenciales. Deriva que ha llevado a muchos conciudadanos, deslumbrados por lo atractivo del modelo social que se les proponía, a subirse al carro de esa corriente de relativismo para terminar sumergidos, ahogados, sumidos en la desorientación y en la confusión, al no ser capaces de distinguir y diferenciar con lucidez suficiente qué principios y valores son sólo convenciones culturales accidentales que pueden ser con el tiempo pueden ser cambiados y cuáles son auténticamente fundamentos éticos imperecederos.

Esa corriente de fondo banalizadora que ha recorrido el ser íntimo de nuestras sociedades está impactando y afectando a otras muchas realidades como, por ejemplo, la trivialización de valores socialmente relevantes y esenciales, la utilización degradante de la imagen de la mujer en publicidad, el deterioro de las relaciones humanas, la banalización del sexo y del amor, la deshumanización de la sexualidad, la superficilidad en las relaciones humanas, la desconfianza entre las personas y  una desconfianza creciente respecto a las instituciones… Y últimamente en los tiempos presentes ese mismo proceso banalizador, con su efecto corrosivo, llega a su punto álgido y se topa con la «vida» misma, le llega el turno, pues, a la propia vida humana.

Es el valor y la dignificación de la propia vida humana en sus estadios iniciales y finales la que ahora se pone en cuestión y desprotege (en España a partir de la última sentencia del Tribunal constitucional -2023- y en contra de la jurisprudencia del propio tribunal, la vida del nasciturus en sus primeras catorce semanas queda absolutamente desprotegida jurídicamente). Una parte de congéneres nuestros quedan jurídicamente absolutamente desamparados ante la voluntad subjetiva de sus gestantes, portadoras de vida sí, pero no "propietarias" de la misma. Es la evolución de los tiempos, dicen algunos sin sonrojarse…

7. Una sociedad en que la reflexión crítica no tiene lugar...

Una sociedad en la que no se practica la reflexión crítica ante tal dictadura «sistémica» o esa refelxión está gravemente mermada, es siempre una sociedad adocenada, un caldo de cultivo para toda forma de manipulación. Si uno no padece el ofuscamiento mental que la cultura dominante y mediática suele generar en muchos jóvenes y adultos, admitir que en una sociedad las madres «devoren» a sus hijos en gestación, (en lugar de implementar un apoyo integral a las mujeres para que éstas puedan llevar a cabo dignamente su maternidad) en nombre de no se sabe bien qué «progreso» y qué «libertad» (operando así con un concepto paupérrimo y decadente de «progreso» y «libertad»: tenemos la sensación de libertad, de ser libres, de hacer lo que nos venga en gana, pero... ¿realmente somos libres o más bien estamos sometidos bajo la forma de mil esclavitudes diversas a los dictados del «sistema»?) y no se preste atención a las causas que puedan llevar a una mujer a decidir abortar para atajarlas, dejando a la mujer necesitada en total desamparo como hace el abortismo, aparece a los ojos de un mínimo de sentido común no deformado, como algo horrendo y monstruoso.

En definitiva, estamos inmersos en un «sistema» que nos tiene atrapados económica, social, ideológica, antropológicamente, en su «marco mental» y en sus lógicas, en ocasiones francamente perversas… con unos valores y unos estilos de vida determinados. Esas ideas, esas concepciones, esos valores impuestos, pasan a convertirse en ideología dominante de nuestro tiempo. Un «sistema» que en perspectiva de progreso civilizatorio es humanamente insostenible… Un «sistema»  y un «marco mental» que nos propone un determinado tipo de «progreso», asentado básicamente sobre un bienestar material egocéntrico e individualista, en lugar de fundamentarlo en unos valores esenciales que supongan un verdadero «progreso» en humanidad. En el seno de ese tipo de «sistema social» es en el que nos desenvolvemos, vivimos, respiramos, nos movemos…

Hay que revertir, pues, tan perverso «sistema» y la mentalidad que lo sostiene. Hagamos cuanto esté en nuestras manos para que esa práctica inhumana y cruel, permitiendo descuartizar a congéneres nuestros en sus fases iniciales de gestación - práctica monstruosa en una perspectiva humana y civilizatoria (una forma moderna de pena de muerte de seres humanos inocentes, tolerada social y jurídicamente y sarcásticamente camuflada bajo la pátina de libertad, progreso y modernidad) - desaparezca de la faz del horizonte humano, revirtiendo las perversidades del sistema y contrarrestando la siniestra mentalidad que lo sostiene, implementando políticas a favor de la restauración de la dignidad de TODO ser humano en sus fases inicial y final, el apoyo integral a la mujer y el fomento de la maternidad.

Hay que crear alternativas. Se trata de cambiar la orientación, la deriva, el rumbo, al que pretenden abocarnos el nuevo orden mundial y los corifeos del sistema. Otra orientación social y otro «progreso» son posibles: un «progreso» diferente al que pretende abocarnos el vacuo y nihilista progreso del «sistema» establecido, un verdadero «progreso» que realmente avance en una más auténtica «humanización» de nuestra especie y que sea verdaderamente «civilizatorio».

Elaboración a partir de materiales diversos

siguiente...



Ver también:

Latidos del corazón, ecos 4-D, pseudo-izquierda y nuevos horizontes para la humanidad…

La agenda del feminismo radical: Cumbre mundial sobre la Mujer (“Beijing +15”)

Sección: UN ALTRE MÓN ÉS POSSIBLE


Per a «construir» junts...
Són temps per a «construir» junts...
Tu també tens la teva tasca...
Les teves mans també són necessàries...

Si comparteixes els valors que aquí defenem...
Difon aquest lloc !!!
Contribuiràs a divulgar-los...
Para «construir» juntos...
Son tiempos para «construir» juntos...
Tú también tienes tu tarea...
Tus manos también son necesarias...

Si compartes los valores que aquí defendemos...
Difunde este sitio !!!
Contribuirás a divulgarlos...