titulo de la web

El camino de los sabios (II)

Desorientado, ofuscado, descentrado, confundido, embarullado, descaminado...? Pongámonos en camino... busquemos posibles salidas... Existen dos grandes caminos para abrir las puertas de la “buena vida”: la filosofía y la psicología. La filosofía es tarea ineludible de todo ser humano: filosofar constituye la tarea propia y específica del ser humano. La única que puede salvarnos. "Filosofar" es tomar conciencia de la existencia referida al mundo y a los demás. La filosofía es la sabiduría hecha pensamiento. “Filósofo” es aquél que busca, anhela, llegar a la “sabiduría” de la vida, a dominar el “arte de vivir”.

La sabiduría es la máxima experiencia de la vida. La sabiduría es la existencia vivida en armonía. La sabiduría requiere superar la superficialidad. La sabiduría es propia de un estilo de vida adecuado. Estamos saturados de cosas y de información, pero vacíos de sabiduría. Los realmente “sabios”, referentes para nuestra vida...

Anterior

Introducción

A partir del conocimiento actual que tenemos sobre la mente es posible afirmar que existen dos caminos para abrir las puertas de la “buena vida”: la filosofía y la psicología. La primera tiende a generar las metas, la orientación, la significación y la reflexión general, la sana costumbre de saber hacer las preguntas. La segunda se interesa más en las técnicas, en lo operativo y en lo que la ciencia aporta, la sana costumbre de buscar las soluciones.

La psicología moderna no es una disciplina centrada solamente en la patología y en los aspectos negativos de la vida, también se interesa por la creación y promoción de emociones positivas: no basta con salir del pozo, hay que empezar a caminar. No basta con controlar la agresión, hay que ser pacífico. Y es precisamente en el salto hacia una existencia más plena y realizada donde la filosofía nos aporta su extraordinaria fuerza y su saber.

La filosofía a la que haré referencia no es para letrados ni ha sido concebida para académicos y especialistas; es una filosofía terapéutica, útil, pragmática, y principalmente aplicable a la vida cotidiana. No es una filosofía diseñada sólo para “comprender”, sino principalmente para mejorar la calidad de vida y ayudar al crecimiento humano. La siguiente frase de Epicuro explica lo que quiero significar:

Vacío es el argumento de aquel filósofo que no permite curar ningún sufrimiento humano. Pues de la misma manera que de nada sirve un arte médico que no erradique la enfermedad de los cuerpos, tampoco hay utilidad ninguna en la filosofía si no erradica el sufrimiento del alma.

La aplicación de los principios de la filosofía antigua (griega y romana)  puede generar un efecto transformador sobre la existencia individual. Nadie queda igual después de haber abrazado su sabiduría, de haber captado su mensaje y ejercitarse en ella. Gran parte de este saber fue y es un saber vivir, un arte ejercitado por hombres y mujeres que no eran santos ni iluminados, sino simples buscadores de sabiduría, investigadores de la experiencia humana que no pretendían alcanzar el cielo sino una vida más feliz y sensata. Muchos de sus preceptos y pensamientos fueron concebidos para tiempos de crisis, para fortalecer el “yo”, enriquecerlo y sobrevivir a un mundo complejo donde los referentes perdían su significado. En una posmodernidad como la nuestra, donde el esfuerzo y la voluntad parecen estar perdiendo la batalla frente al facilismo, la sabiduría antigua llega como un soplo refrescante y una forma de retomar el camino perdido. No se trata de imitar a los viejos maestros ni de trasladar mecánicamente sus enseñanzas al mundo moderno; lo que sugiero es tomarlos como una inspiración, un norte o, si se quiere, como un legado que debemos traducir y actualizar. La única manera de traer esta sabiduría exitosamente al presente es respetando su esencia y su significado profundo, sus enseñanzas son una guía, nosotros definimos el modo en que transitaremos el camino.

La Antigüedad fue especialmente lúcida, brillante y explosiva en cuanto a sabiduría y conocimiento. Los historiadores la ubican entre el siglo VI a. C. y el siglo VI d. C.: unos mil años de experiencias vitales e ideas acumuladas que increíblemente siguen impactando nuestra vida cotidiana cuando nos acercamos a ellas. El filósofo Karl Jaspers se refiere al comienzo de este momento histórico como la “era axial” o el “tiempo-eje”, donde se concentran y coinciden hechos extraordinarios. En China viven Confucio y Lao Tse y aparecen todas las tendencias de la filosofía china, entre ellas, la del genial Chuang Tzu. En la India predica Buda; en Irán, Zaratustra, y en Grecia, los presocráticos y Sócrates. ¿Será que hay que descartar sus enseñanzas porque no son “modernos”? La sabiduría nunca está out y menos en los momentos difíciles de la historia social y personal.

¿Qué mantiene su vigencia? ¿Por qué nos siguen impactado las anécdotas, el modo de vida y los preceptos de aquellos filósofos y maestros de vida? ¿Cómo reaccionaría un sabio griego de la Antigüedad si pudiéramos traerlo mágicamente desde aquella época al mundo actual?

¿Cómo hace esta gente para ser feliz y vivir de acuerdo con la naturaleza?. Las cuestiones fundamentales sobre quiénes somos y cómo hemos de vivir siguen tan actuales como siempre. Las preguntas fundamentales sobre la propia existencia, el sentido de la vida, la felicidad, la libertad interior, la relación con el cosmos no son una moda pasajera; son las preguntas que nos hacen humanos y de las que no podemos prescindir.

Mi intención como psicólogo es indagar en el conjunto de los ideales, valores, imaginarios y actividades que constituyen una visión del mundo occidental. Como ya dije, los filósofos de la antigua Grecia no estaban investidos de ninguna gracia especial ni tocaron el cielo con las manos; muchos eran vagabundos que practicaban lo que predicaban y se ejercitaban en el arte del buen vivir. No buscaban la inmortalidad o la eternidad, porque consideraban que ya estaban en ella.

Este libro consta de dos partes. En la primera parte muestro cinco principios generales de la filosofía antigua, principalmente griega, que, a mi entender, no pasan de moda y que nos incitan a vivir con sabiduría. Estos principios son:

  • la coherencia como forma de vida: practicar lo que se predica;
  • ocuparse de sí mismo;
  • la tranquilidad del alma;
  • la autosuficiencia del sabio
  • vivir conforme a la naturaleza

En la segunda parte me refiero a las enseñanzas de cuatro filósofos de la Antigüedad y cómo aplicarlas a nuestra vida cotidiana: Sócrates, Epicuro, Diógenes y Epicteto. Los cuatro comparten los siguientes aspectos: a) una vida austera y totalmente coherente con lo que predicaban; b) la idea de que la filosofía debía tener un tinte terapéutico y eliminar el sufrimiento de quienes se acercaran a ella; c) un énfasis en la ética y en cómo alcanzar una vida feliz, y d) una personalidad extraordinaria y carismática.

Cada uno de ellos, independientemente de la época en que haya vivido, nos indica un derrotero para liberar la mente y tener una vida más apacible y realizada:

  • Sócrates nos abre la puerta del autoconocimiento y nos enseña a tomar conciencia de quiénes somos, de nuestras fortalezas y debilidades. Vivió en la Grecia clásica, en el siglo v a. C.
  • Sócrates generó una revolución espiritual y ética sin precedentes. Fue un provocador, un incitador del autoconocimiento y la reflexión crítica para contrarrestar la ignorancia de los que “creían saber lo que no sabían”. La virtud era entendida por él como un perfeccionamiento continuo del “yo”, y la felicidad como el producto de la mente ordenada y virtuosa. Sus métodos, tal como veremos, producen agitación y una remoción profunda en la manera de pensar, invitan a ponerse a prueba y a ser dueño de uno mismo.

  • Epicuro nos enseña a disfrutar de la vida y a crear un espacio vital donde el placer y la felicidad no sean excluidos por la culpa o el miedo irracional. Vivió en la Grecia helenística, entre los siglos IV y III a. C.
  • Epicuro fue el líder que diera origen a la escuela que lleva su nombre (epicureísmo). Fue un materialista lúcido y un prolífico escritor, aunque la mayoría de su producción literaria se ha perdido con el tiempo. Su propuesta fue básicamente hedonista: el fin de la vida es el placer, pero no el placer libertino e insaciable, como ha querido mostrarse a veces, sino el placer de la quietud, que se obtiene por la ausencia del dolor. Propuso que la filosofía debía ser una medicina para el alma, que la infelicidad de los hombres se debía a las supersticiones y las falsas creencias, que el azar nos hacía libres. También afirmó que no puede haber sabiduría sin autosuficiencia (autogobierno) y que la amistad era una de las mayores fuentes de felicidad.

  • Diógenes de Sinope nos enseña a ejercer el derecho a la protesta, a ser fundamentalmente libres y autónomos. Como veremos, fue el principal representante de la escuela cínica. Vivió en la Grecia helenística, en el siglo IV a. C. El término cínico, tal como lo usaremos en el libro, nada tiene que ver con el sentido peyorativo que se le otorga hoy a la palabra.
  • El cinismo fue un movimiento de contracultura que atacó las convenciones y los valores de la época de manera radical; no mediante modelos académicos, sino con el ejemplo de sus propias vidas. Sus seguidores eran vagabundos y filósofos callejeros que escandalizaban a sus conciudadanos debido a las conductas desvergonzadas, irreverentes y muchas veces impúdicas que esgrimían en contra del establecimiento. Su proceder se oponía abiertamente al consumismo, la masificación y las convenciones. Proclamaban un regreso radical a lo natural, defendían la libertad absoluta y decían haber encontrado un atajo hacia la sabiduría. Se declaraban ciudadanos del mundo y se pronunciaron a favor del pacifismo.

  • Epicteto nos abre la puerta del pensamiento racional y cómo orientarlo adecuadamente para alcanzar la paz interior. Como veremos, fue un fiel representante de la escuela estoica. Vivió a comienzos del imperio romano, entre los siglos I y II d. C.
  • El estoicismo fue un movimiento que se inspiró fundamentalmente en las ideas de Sócrates y de los cínicos. Para los estoicos, la sabiduría surge de la voluntad, de hacer un buen uso de la racionalidad y de discernir qué cosas dependen de uno y cuáles no. El ser humano es considerado una “chispa divina” porque comparte su raciocinio con la razón universal (logos). Pregonaron la coherencia del “yo”, el autocontrol, la autonomía y el autocuidado, sin desconocer el aspecto social del hombre. Defendieron la idea de que para sentirse bien y controlar las pasiones (imperturbabilidad) hay que pensar adecuadamente y con sensatez.

El camino de los sabios es una invitación a reflexionar sobre uno mismo y a elegir conscientemente una opción existencial que nos aproxime a una vida mejor, más plena y feliz. Hacernos cargo de nosotros mismos es quizás el principal legado de los antiguos, que no podemos desaprovechar.

Fuente: W. RISO: El camino de los sabios. Introducción (resumen)

Ver también Nutriéndonos de los clásicos

Ver también la sección: FILOSOFIES PER A LA VIDA


Per a «construir» junts...
Són temps per a «construir» junts...
Tu també tens la teva tasca...
Les teves mans també són necessàries...

Si comparteixes els valors que aquí defenem...
Difon aquest lloc !!!
Contribuiràs a divulgar-los...
Para «construir» juntos...
Son tiempos para «construir» juntos...
Tú también tienes tu tarea...
Tus manos también son necesarias...

Si compartes los valores que aquí defendemos...
Difunde este sitio !!!
Contribuirás a divulgarlos...