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HACIA UN NUEVO HUMANISMO

La formación adecuada a la configuración de un nuevo humanismo (i III)

Por Alfonso López Quintás(*)

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PARTE TERCERA
Para encontrarse, hay que compartir valores elevados.

Hemos descubierto ya una serie de cosas: las exigencias del encuentro. Última, muy importante: para encontrarse, hay que compartir valores elevados. Miren, cuando usted y yo, nos dirigimos hacia algo valioso, nos unimos entre nosotros. Para unirse lo más importante es hacer el bien en común, compartir algo. Decía Saint-Exupéry, el autor de El Principito, en su obra Tierra de Hombres: "amarse no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en una misma dirección." Y yo comento: amarse no es tanto mirarse el uno al otro sino consagrarse juntos a algo valioso. Cuando una persona y otra realizan en común algo valioso, esto las une muchísimo. Para encontrarse hay que mirar hacia algo valioso.

Bien, estas exigencias del encuentro ¿saben como se llaman? Virtudes. ¿Qué son las virtudes? Para los latinos, virtudes eran capacidades – virtus, capacidad. ¿Capacidades de qué? De crear encuentros, de crear formas elevadas de vida. Miren que bonito es esto: si yo asumo el valor de la generosidad, asumo el valor de la fidelidad como propio, si yo estoy realizando en mi vida el valor de la cordialidad, convierto estos valores en virtudes, yo estoy desarrollando mi manera de ser, de una manera virtuosa. ¿Qué quiere decir esto? Una manera que facilita el encuentro. Yo me comporto para con usted, respeto a usted, de manera generosa, fiel, cordial etc., y usted conmigo... es muy fácil crear encuentro.

Miren, esa segunda naturaleza, esa manera de ser que yo voy creando al comportarme así se denomina, en griego, éthos. Esta palabra fue traducida al latín por la palabra mos y ésta correspondía a la palabra griega êthos, significaba costumbre. Éthos significa la segunda naturaleza, esa manera de ser que uno adquiere a través de ciertos actos y de ciertos hábitos. Esto es lo que estudia la ética. Mos, moris, en latín, significa costumbre y de ahí viene la palabra moral – moral es el estudio de las costumbres. Ética es el estudio del éthos, es decir, esa segunda naturaleza.

Hemos descubierto lo que son las virtudes, ah, pero también lo que son los vicios. ¿Qué son los vicios? Lo contrario: no la generosidad, sino el egoísmo; no la cordialidad, sino la hosquedad, la dureza; no la fidelidad, sino la infidelidad. ¿Qué son los vicios? Maneras de comportarse que encarnan antivalores. ¿Por qué antivalores? Porque no fomentan el encuentro; lo destruyen. ¿Entonces, qué son los valores? Todo aquello que permite el encuentro. ¿Qué son las virtudes? Las actitudes humanas que encarnan esos valores. Valores y virtudes: es muy parecido pero un poco distintos.

El auténtico ideal: el encuentro

Ahora tenemos que descubrir lo más importante que dije al principio: el ideal. Porque se nos viene diciendo desde el año 1918, hay que cambiar el ideal, pero si yo sólo digo a los jóvenes, pero ellos no descubren lo que es el ideal, no estoy educando esos jóvenes. Lo que les digo es verdadero: tenéis que cambiar, yo tengo que cambiar el ideal. Pero ellos tienen que comprender por dentro lo que es el ideal ¿no es verdad?

Lo vamos a descubrir ahora. Cuando nosotros vivimos el encuentro, vivimos los frutos del encuentro. Si usted se encuentra de verdad conmigo o con quien sea, usted verá que experimenta primero: energía. El encuentro es fuente de energía. Cuenta, por ejemplo, Rubinstein, el gran pianista, que un día, por la tarde, se levantó de la siesta, cansado y le dijo a la mujer: avisa a la sala de conciertos que no hay concierto. Ella le llevó a empujones a la sala de concierto: ¿cómo que no hay concierto? Y él dice: yo iba preocupado porque estaba muy cansado y cuando llego a la sala y veo el piano con la consola abierta, veo el teclado, ya me empezaran a venir las ganas. En cuanto meti los dedos en el teclado, me vino una potencia, y estuvo tres horas tocando... Él lo dice en las memorias y no explica por qué. Y yo me pregunté: ¿por qué? Por el encuentro. Él se encuentra con el publico, se encuentra con el piano, se encuentra con la partitura, se encuentra con la obra, con el autor de la obra... El encuentro le da energía y esto pasa constantemente -en un nivel pequeñísimo si ustedes quieren- yo, a veces, me encuentro muy cansado en estos viajes, cambios de clima y, a veces, llega la hora de la conferencia y digo: ¡Dios mío, si yo no puedo hablar! Pero cuando llego allí, me encuentro con la gente y empiezo a hablar, después ya no hay quien me pare... Lo vemos todos en la vida: el encuentro es fuente de energía. Hay personas que viven en una familia con dificultades, penuria económica, enfermedades y tal, si hay encuentro, hay fuerza, hay fuerza para vivir.

Segundo, el encuentro da alegría. Porque la alegría surge cuando uno tiene conciencia de estarse desarrollando como persona. Hay encuentro, nos dice la biología, cuando vivimos como personas, nos perfeccionamos, creando encuentro. Entonces cuando te encuentras sientes alegría. ¡Claro! Porque ves que te estás desarrollando. A ustedes cuando les aprueban una asignatura ¿se alegran o se entristecen? Se alegran. ¿Por qué? Porque ustedes están queriendo crecer como personas, tener un título, ser unos profesionales y aprobar una asignatura es un paso para eso. Entonces si le aprueban siente alegría; le suspenden – cosa que yo no quiero – siente tristeza ¿no es verdad? Entonces, el encuentro da energía, alegría y todavía más, entusiasmo. El entusiasmo es una maravilla, es una palabra preciosa. Viene del griego como ustedes saben y significa estar como que inmerso, metido, sumergido en lo divino. Pero lo divino para los griegos era lo perfecto, lo perfecto en bondad, justicia, belleza. Entonces si yo me encuentro, por ejemplo, con un coral de Bach, que es una perfección absoluta, yo me entusiasmo y ustedes también. Y lo mismo con una persona que tiene fuerza, que tiene altura espiritual... tú te encuentras con ella, tú te entusiasmas. Y el encuentro te da no sólo entusiasmo sino felicidad, porque te da plenitud. Cuando nos encontramos de verdad – sobre todo si aquello con quien nos encontramos es muy elevado, muy valioso – nos sentimos colmados, llenos. Y esa plenitud da felicidad. ¿Y la felicidad se manifiesta en qué? Paz interior, reposo interior, amparo y júbilo festivo, alegría festiva. Siempre que hay encuentro, hay fiesta. Todas las fiestas vienen siempre de un encuentro: fiestas religiosas, fiestas profanas, fiestas individuales.

Cuando vivimos los frutos del encuentro, vemos que no hay nada más grande en la vida, no hay valor más grande, que el encuentro. Vemos que el encuentro es la clave... Entonces cuando descubrimos el valor más alto, decimos: ese es para mí todo en la vida. No hay nada como eso – eso es mi meta, eso es mi ideal.

La negativa revolución oculta: la subversión de valores

Hemos descubierto lo que es el ideal. Ahora tiene sentido decir a una persona: hay que cambiar el ideal. ¿Qué quiere decir "cambiar"? Que, para mí, lo máximo en la vida puede ser pasarlo bien, tener cuantas más sensaciones placenteras, mejor, pasarlo bien. Entonces, ese es un ideal; pero es, a mi modo de ver, un ideal falso. ¿Por qué? Porque lo agradable es un valor, pero no es el más grande. Por ejemplo, ¿la salud es más grande que el agrado de un alimento? ¿Es más alto o no? ¿Es más importante? Creo que sí. Si a mí un alimento me gusta mucho pero me hace daño a la salud, me la estropea, seré un loco si lo tomo, porque la salud está más arriba. Pero la salud no es tampoco lo más alto, el valor más grande... porque a veces la salud hay que quebrantarla un poquito, hay que dejarla un poquito de lado para, por ejemplo, cuidar a un enfermo. Entonces, hay una escala de valores. Descubrir esa escala de valores es fundamental en la vidaes una de las tareas básicas de la formación –, pero esa escala de valores tiene que irla descubriendo el niño y el joven – ayudado por la persona grande, la persona mayor, pero tienen que irla descubriendo. ¿Saben ustedes hoy una de las calamidades, de las desgracias mayores del mundo actual, a mi modo de ver? Es que hoy se está subvirtiendo esa escala de valores, se está invirtiendo, eso que suele llamarse subversión de valores: se considera lo agradable como el valor más alto y los valores más altos, que son servir a los demás, se están considerando como lo más bajo. Esto es terrible. Por eso yo escribí una obra hace poco que se llama La revolución oculta. ¿Por qué? Porque hoy se está alterando la escala, la jerarquía de valores, pero de manera oculta, a través de la manipulación del lenguaje. Y es una revolución que te mina la sociedad – es como esos insectos que minan la madera y cuando te das cuenta está toda hueca. Entonces la sociedad actual se puede carcomer por dentro, se puede destruir, de tal manera que queda vacía por esa revolución que altera la escala de valores. A muchas personas les dices: ¿por que has hecho eso? Y te dicen: porque me gustaba. Ninguna razón. ¿Qué quiere decir? Que lo agradable es para ellos el valor supremo. Figúrense las consecuencias que eso tiene para la ética. Hoy hay muchos divorcios como ustedes saben, muchas separaciones. Y hay personas que dicen: tenía toda la razón, porque lo pasa mejor con esa persona que con su mujer anterior o viceversa. Y dicen: tiene derecho a ser feliz. Digo: bueno, vamos despacio. Todos tenemos derecho a ser felices, pero vamos a ver un poco: que la felicidad de pasarlo bien, no es tampoco la felicidad. Puede serlo, pero muchas veces no. "Ah, pero yo puedo intentar pasarlo bien a costa de hacer sufrir a otra persona, por ejemplo." Eso es egoísmo; si hay egoísmo, no hay encuentro. Si no hay encuentro, yo me bloqueo como persona, no me desarrollo. No es tan fácil esto. Entonces habrá que estudiar esto muy detenidamente, si se altera la escala de valores, estamos perdidos. La sociedad no puede ir adelante. No conozco ningún problema serio que no se resuelva cuando uno descubre el auténtico ideal.

Necesidad de una nueva orientación en la educación

Apliquemos esto a la ley nueva de educación. Ustedes saben que en España se ha publicado una nueva ley de educación, ahora también en Brasil, en Argentina etc. ¿Qué es lo que quiere la ley? Que se eduque a los niños y jóvenes para que sean personas integrales; que crezcan como hay que crecer; que tengan el verdadero ideal, que no se confundan; que sepan pensar por su cuenta, que no se dejen engañar. Hoy hay en todo el mundo una terrible manipulación. Se manipulan los medios de comunicación y todo... ¿Qué significa la manipulación? Tratar a las personas como si fueran objetos, dominarlas, y eso envilece, eso rebaja. Lo que quieren los manipuladores es dominarnos para que hagamos lo que ellos quieren. Un niño, un joven, tienen que conocer la manipulación para ser libres interiormente, no dejarse manipular. Todo eso que dice la ley es una maravilla... Ahora bien, el medio para conseguirlo es lo difícil. ¿Qué es lo que dicen nuestras leyes eduvativas? Es que cada profesor tiene que ser un orientador, no sólo informar, sino formar. Y esto está muy bien. Pero, ¿como conseguir esto? Primero, no es fácil encontrar un momento, por ejemplo, en clase de física para ponerse a hablar del amor, de la tolerancia etc. Segundo, los profesores se quejan y dicen: "yo soy profesional, por ejemplo, de la música, no me haga usted a hablar de axiología, es decir, de los valores; no es lo mío." Tiene razón. Tercero, de esta manera es muy peligroso para la formación de los jóvenes, para la formación como personas. Esta formación requiere una articulación, es decir no se puede un día hablar de una cosa, otro día, de otra, otro día, otra... ¡No! Tú puedes acabar sabiendo temas, pero tu mente, tu espíritu no queda bien articulado y aquí se necesita una labor de articulación. Entonces yo he visto este camino que se está llevando no es el auténtico y escribí un libro sobre esto (Cómo lograr una formación integral - N.del Ed.). ¿Cómo llevar a cabo esto?. Yo pienso que los profesores no deben salir de su asignatura pues cada uno quiere hablar de aquello que sabe. Pero hay que descubrir como cada asignatura puede contribuir a que el crecimiento de los niños y de los jóvenes sea perfecto. ¿En qué consiste el proceso de crecimiento? Un poco lo que dije antes, como se va descubriendo el encuentro, el ideal, los valores... ¿Qué conceptos han surgido? Ámbito, experiencia reversible, encuentro, valores, virtudes, ideal – todos estos conceptos no los impongo yo, es el mismo proceso de crecimiento el que está, por así decir, como vertebrado por esos conceptos.

Esos conceptos apuntados antes se condensan en uno, que son las interrelaciones. El encuentro es relación, los valores son relación, las virtudes... todo es relación. Y el ideal, lo mismo. Entonces mi pregunta es esta: ¿en qué pueden colaborar cada una de las materias a que el alumno descubra la importancia de las relaciones, se asombre ante la importancia de las relaciones y las amen, las quieran? Si hace esto, si cada profesor consigue esto, está poniendo las bases firmes de la formación de los alumnos, formación humana, sin hablar nunca de valores ni hablar de virtudes. Un matemático ¿qué enseña? Enseña a operar con estructuras, ecuaciones etc. Las estructuras son relaciones. El matemático no sólo debe enseñar a operar sino también enseñar a descubrir el poderío, el poder, la fuerza que tienen las relaciones, las estructuras matemáticas y la belleza. No hay nada más bello que una estructura matemática, una ecuación con la cual Kepler, por ejemplo, podría determinar el movimiento de los astros. Fijénse ¡que poder! Pero al mismo tiempo, que armonía tiene, que belleza. Uno que estudia matemáticas de esta manera sale de la clase diciendo: ¡es una maravilla la relación! Y va a la física, sobre todo la microfísica, y ve lo mismo porque lo último de la materia no son pequeños trozos de materia, son energías estructuradas, es decir, interrelacionadas. Y sale uno diciendo: pero, oye, eso de la relación está en lo último de la realidad. Pero va a las ciencias físicas y ves, por ejemplo, la polinización de las plantas, como las plantas necesitan unas de otras, hay palmeras macho, palmeras hembra, y viene el viento y los insectos que fecundan... todo es interrelación. Pero llegas a la música, la música es toda relación. Mientras tú no pones unos sonidos en relación con otros, no hay música. Una tonalidad ¿qué es? Relación entre tonos, semitonos etc. Todo en la música es armonía. Y vas al secreto y descubres la armonía. El Partenón es viejo, sí, porque es armónico ¿qué significa la armonía? Proporción: unas partes están en relación con otras. La columna dórica tiene 16 veces el radio de la base, no 15 ni 16,5 – todo en proporción. Y la Venus de Milo está toda conforme, toda dividida en proporción conforme... se ha estudiado: la más pequeña parte de la Venus de Milo está en relación con todas las demás... de ahí viene la belleza, la elegancia. Y uno dice: ¿pero qué es eso de la relación? El niño y el joven van de sorpresa en sorpresa, siempre viendo la relación, la interrelación... es una maravilla, en todo el universo. Bueno, cuando llegue a la clase de ética, que es decisiva, ya lo puede entender...

Hacia una auténtica formación: enseñar, pero qué.

Aceptar normas o leyes propias o aceptar leyes ajenas ¿se oponen...? No se oponen – cuando hay creatividad. ¿Por qué? Porque yo asumo la ley que me viene dada como propia, cuando yo veo que es una ley que me perfecciona y lo asumo como algo propio. Al principio es externa, extraña, ajena y distinta de mí. Luego la convierto en íntima. Cuando un joven se da cuenta de que una realidad, por ejemplo, una norma, al principio es distinta de él, distante, externa, extraña, ajena, pero que puede llegar a ser íntima sin dejar de ser distinta, ese joven tiene ya un porvenir por delante; está formado. Algo distinto y, al principio, distante, externo, extraño, termina conviertiéndose en algo íntimo.

Les propongo una experiencia: aprendan de memoria un poema o una canción – por pequeña que sea. Y luego, a solas, de noche, con la luz apagada, cuando nadie les oiga, repitan el poema, de manera creativa. No lo hagan mecánicamente, sino creativamente, procurando vivir el poema, volver a crear el poema como se fuera la primera vez que se crea. Antes de cinco minutos, ustedes vivirán una experiencia maravillosa. El poema, cuando ustedes no lo conocían, era distinto, distante, externo, extraño, ajeno, luego en cuanto lo aprenden y lo repitan de esta manera, el poema deja de ser distante, externo, extraño, ajeno, y se convierte en íntimo a ustedes, sin dejar de ser distinto. Esto mismito ocurre con las normas. "¿Qué son las normas?", son principios que regulan nuestra vida, que la ordenan, que la interrelaciona. ¿Por qué? Regulan mi vida respecto a la relación con los demás, respecto a la relación con la naturaleza, respecto a la relación con las obras de arte etc., la regulan, estructuran la relación. Un alumno que haya estudiado matemáticas, física, arte griego saben lo que dir? "Mira, pues claro!" Pero ¿Y como iba ser de otra manera? Si todo el universo está interrelacionado, si la relación es el fundamento de la vida (vida animal, vida vegetal, el fundamento de la vida inanimada), si es así, ¿cómo no va a ser cuando lleguemos a la vida humana? Ah, pero ahí hay una diferencia abismal: el hombre tiene que vivir la relación, tiene que vivir en relación pero creando él esa relación – ese gran privilegio frente al animal, frente al vegetal. Miren, las flores viven unidas ecológicamente al universo; el astro vive, al recorrer su órbita, unido a todo el universo – pero no lo saben, ni lo quieren. Quien lo sabe y lo quiere es el hombre. Por eso cuando, por ejemplo, dos personas se casan y la joven lleva unas flores en la mano ¿por qué lleva esas flores tan bonitas? Porque son bonitas, sí, pero hay una razón más profunda: porque esas flores, podríamos decir, dan gloria al universo, manteniéndose en unión con el universo -ecológico- y lo mismo el que sea creyente dirá: al Creador. Las flores dan gloria a Dios, pero no lo saben. Igual que el astro al recorrer la órbita... y los cirios que están ardiendo en el templo, por ejemplo, cuando la ceremonia de las bodas... lo mismo. Por lo tanto la novia que lleva las flores y el novio que va con ella, van a ser, al crear la unidad de la boda, van a ser portavoces del universo entero: le dan voz a todas las cosas, voz a las flores, voz a los astros.

Crear unidad es una meta no sólo del hombre, sino del universo entero. Por eso podríamos decir que el universo viene desde la creación como dando un giro, es un giro que culmina la unidad. Cuando uno crea unidad podríamos decir que está en la misma orientación del universo, está como colaborando con el universo y su perfección. Cuando uno rompe la unidad, podríamos decir que va contra la dirección del universo, va contra todo del universo.

¿Qué conseguimos con este método de ennseñanza? Primero, que los profesores se sientan a gusto, están explicando lo que saben. Segundo, están dignificando cada área, cada asignatura, porque hay matemáticos que saben muchísimas matemáticas, como un catedrático de la Universidad de Madrid, que me dijo: "yo, como matemático, no puedo hacer nada por la formación personal de los niños, sólo enseñarles matemáticas, que no tiene nada que ver con eso. Yo únicamente dando buen ejemplo, llegando pronto a clase, siendo amable". Yo le contesté: "Mira, tú sabes muchas matemáticas pero en esto estás equivocado. La matemática de por sí puede contribuir mucho a la formación porque nos abre a la maravilla de las relaciones". Ustedes saben qué significa, por ejemplo, que un matemático elabora un instrumento, aparte del mundo, elabora una matemática y con ese lenguaje puede usted profundizar hasta lo más profundo en lo que es la realidad. Fijénse que relación más enigmática hay entre la mente del hombre y la realidad. Es algo fantástico, que tiene que ayudarnos a comprender que el mundo está bien hecho, que el mundo está bien ordenado. Bueno, la física lo mismo. Decía Heisenberg, una vez en Madrid en una mesa redonda: Kepler, que era creyente, él, a pesar de que su vida fue muy dura siguió investigando, ¿investigando qué?, las leyes de la naturaleza, porque su fe religiosa le decía: el mundo fue creado por Alguien que lo creó con orden – por lo tanto, bien hecho– y yo tengo, aunque me cueste mucho, que ir buscando esas leyes. Y si no estuviera seguro de que existan las leyes, no iba a pasar la vida buscándolas, siendo tan difícil. Bien, entonces, la matemática, la física... es fantástico lo que te puede decir. Max Planck, el fundador de la física quántica, decía: "si yo, como físico y todos los físicos, no tuviéramos fe en que hay un Creador que creó el mundo con orden, ¿íbamos a tener paciencia y fuerza y energía para buscar toda la vida ecuaciones, a buscar la unidad del universo, buscar las interrelaciones...?" No lo harían! Entonces, darse cuenta de esto te da una luz, sobre el universo, fantástica.

Y lo mismo la música. Dicen mis amigos músicos: que lástima, llevamos cuarenta años enseñando música y no teníamos ni idea de que la música tenía tanto poder formativo y me dicen que sólo hacer música, oír música ya te estás formando – porque estás viviendo en un mundo de relaciones. Entonces, tú te das cuenta si en la música las relaciones son tan grandiosas, que no será en la vida social? Si yo consiguiera en mi familia, y en mi entorno, en mi colegio crear la misma armonía que Mozart, Brahms, Bach creaban en la música... esto sería un paraíso! Bueno, pues eso es formativo.

 
Adaptació a partir d'una conferència pronunciada pel Dr. López Quintás, catedràtic emèrit de filosofia de la Univ. Complutense de Madrid

Ver también la sección: LA CULTURA DEL ENCUENTRO


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