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Cosmogonías

Los seres humanos no solamente vegetan, sino que piensan, reflexionan, razonan. Desde el principio han intentado comprender el universo, su propia existencia.

Las preguntas sobre la realidad, como veíamos anteriormente (ver aquí), ahí están. Y ante esas preguntas el ser humano intenta hallar respuestas. Así es y así ha sido a lo largo de la historia de nuestra especie. Como también vimos, la verdadera «cultura» estimula a los verdaderamente cultos a abrir interrogantes y a buscar respuestas, a plantearse las preguntas esenciales de la vida.

Una de las cuestiones que desde el principio, en aquellos primeros tiempos, preocupó y ocupó la mente de los amantes del conocimiento giraba en torno al origen del universo. Cada cultura intentó explicarse a su manera el origen de cuanto existía. Las “cosmogonías” son narraciones míticas que pretenden dar una explicación, una respuesta al origen del universo y de la propia humanidad. En estos principios del nuevo año en que todo parece recomenzar de nuevo puede resultar oportuno repasar este tipo de producciones humanas.

Cosmogonía (del griego κοσμογονία [kosmogonía] o κοσμογενία [kosmogenía], éste derivado de κόσμος [kosmos] ‘mundo’ y la raíz γί(γ)νομαι [gi(g)nomai] / γέγονα [gégona], ‘nacer’) es una narración mítica que pretende dar respuesta al origen del universo y de la propia humanidad. Generalmente, en ella se nos remonta a un momento de preexistencia o de caos originario, en el cual el mundo no estaba formado, pues los elementos que habían de constituirlo se hallaban en desorden; en este sentido, el relato mítico cosmogónico presenta el agrupamiento —paulatino o repentino— de estos elementos, en un lenguaje altamente simbólico, con la participación de elementos divinos que pueden poseer o no atributos antropomorfos.

(Del griego kosmogonía, compuesto de kosmos, buen orden, adorno, mundo, y (gone, generación) Relato mítico que explica el origen del mundo y su estructura. Las cosmogonías son inicialmente teogonías: la constitución del mundo se explica mediante sucesivas generaciones de divinidades, que establecen una jerarquía y un orden que representa la distinción de los diversos niveles fundamentales del mundo (celeste, terrestre y subterráneo) y el equilibrio y relación que existe entre los diferentes componentes del mundo. Las teogonías / cosmogonías de Hesíodo (siglo VIII aC), en su Teogonía y Los trabajos y los días, influyeron directamente en algunos aspectos de las cosmologías de los primeros presocráticos.

La cosmogonía pretende establecer otra dimensión de la realidad, ayudando a construir activamente la percepción del universo (espacio) y del origen de dioses, hombres y elementos naturales. A su vez, permite apreciar la necesidad del ser humano de concebir un orden físico y metafísico que permita conjurar el caos y la incertidumbre.

Descripción

Desde la antigüedad, los mitos han sido relatos compuestos por acciones simbólicas que se transmitieron por generaciones para ofrecer respuestas sobre el origen del universo y del hombre, relacionándolos con dioses y mensajeros que actuaban a nombre de éstos.

Los mitos ofrecieron a las distintas culturas una visión integradora del mundo, al facilitar su percepción de los fenómenos que le parecían extraños a una creencia colectiva que dio origen a los que los acompañaron y proporcionaron la seguridad psicológica para la construcción de una identidad para la vida en comunidad.

En los mitos, algunos investigadores han señalado que los dioses suelen representar las fuerzas elementales de la naturaleza, que pueden percibir, de los cuales se derivan los fenómenos naturales que condicionaron sus vidas. Sin embargo, este postulado simplista y etnocéntrico ha ido quedando progresivamente superado para dar cuenta del mito como un especial espacio simbólico a partir del cual el ser humano puede atribuir significados (conscientes e inconscientes) a deidades, héroes y acciones míticas en estrecha relación con la vida psíquica, intersubjetiva, social y cultural. Esto quiere decir que un determinado mito puede tener relación con el proceso de madurez interno de determinada persona, pero también puede servir para generar cohesión social en una comunidad, o para legitimar determinadas estructuras de poder; no existe una explicación unívoca.

Etimología de la palabra «mito»

La palabra «mito» deriva del griego mythos, que signfica ‘palabra’ o ‘historia’. Un mito tendrá un significado diferente para el creyente, para el antropólogo y para el filólogo. Esa es precisamente una de las funciones del mito: consagrar la ambigüedad y la contradicción. Un mito no tiene por qué transmitir un mensaje único, claro y coherente.

La mitología no es sino una alternativa de explicación frente al mundo, que recurre a la metáfora como herramienta creativa. Entonces, los relatos se adaptan y se transforman de acuerdo a quién los cuenta y el contexto en el que son transmitidos. Los mitos no son dogmáticos e inmutables sino que son fluidos e interpretables.

Los mitos guardan en si y trasmiten verdades extremadamente grandes, tan grandes que exceden la comprensión mental de las personas, por esta razón el `mito` necesita de figuras y símbolos infantiles, para que puedan ser asimilados en alguna medida por la mente de las personas. Los mitos se sostienen a través de los tiempos hasta que son demostrados. Así sucedió con el mito de Troya hasta de Heinrich Schliemann demostró su existencia real.

Cosmogonías griegas

Las cosmogonías griegas narran el origen del mundo que parte del caos, para que en un acto de creación divina se imponga el orden. Esta acción marcará el principio del ser y del bien para el pensamiento griego, en donde el ser no puede ser lo informado porque el mal se acerca a la carencia de límite. Visión que el filósofo Hesíodo recoge en su Teogonía y Timoteo en su relato del demiurgo platónico.

Cosmogonía judeocristiana

En la cosmogonía judeocristiana, el origen del mundo está presente en el Génesis (el primer libro de la Biblia), que relata cómo el dios Yahvé empezó a crear el mundo «en un principio». En el texto original no aparece mención explícita a un proceso de creación partiendo de la nada. La creación es un proceso que tiene lugar por separación: la tierra de los cielos, la tierra de las aguas, la luz de la oscuridad. Es decir, se procede por separación de componentes partiendo del caos primigenio.

En ocasiones se ha señalado que la creación yahvista está articulada en torno a la separación de categorías, la idea de mal estará consecuentemente asociada con lo que cruce, con lo que rompe o se opone al límite de dichas categorías. Es decir, una vez más el mal estaría asociado con la falta de forma, con desaparición del límite. El mal desde ésta óptica afecta a la unidad del cosmos.

Por eso en general, las narraciones cosmogónicas no sólo representan una configuración del universo, desde el punto de vista de estudiar lo que es en tanto que es y existe como sustancia de los fenómenos (visión ontológica), sino que de ellas también se derivan ciertas necesidades éticas para la preservación en la unidad del mismo.

Cosmogonía contemporánea

Las teorías científicas proporcionan actualmente al imaginario popular los elementos para la descripción del origen del universo y lo que hay en él; orígenes que anteriormente eran explicados solo a través de la cosmogonía presente en las diferentes religiones. Así, actualmente las ciencias describen la evolución del universo, particularmente a través de la teoría del Big Bang; y el origen y la evolución de la vida, a través de la teoría de la síntesis evolutiva moderna.

Dentro del ámbito de las ciencias naturales, Richard Dawkins (1941–), en su texto El gen egoísta (1976), narra el origen de la vida como el momento en el cual aparece sobre la tierra una molécula, formada accidentalmente, que tenía la propiedad de crear copias de sí misma. A partir de este ancestro común, Dawkins explicará el desarrollo de la vida, describiendo las diversas ramificaciones en especies en lo que él denominó «errores en la replicación». Allende las pretensiones evolucionistas del discurso dawkinsiano, la idea de una molécula que se forma por accidente en un punto impreciso y que a partir de la misma se origina la cadena vital, tiene muchas resonancias con el mito demiúrgico: material disperso que se reagrupa en una forma molecular, origen de todas las formas vitales sobre la faz de la Tierra.

Fuente: De Wikipedia, la enciclopedia libre

Ver también: La cosmogonía de la dominación


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