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EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA ( y 2 )

 
4. Los contenidos y el trasfondo ideológico
 

Los contenidos de la asignatura son más que discutibles, porque adolecen de una carga ética relativa a conductas personales no implicadas directamente en la construcción de una sociedad democrática. Se percibe, en concreto, una particular fijación en lo referente a la educación afectivo-emocional, lo mismo que a la hora de abordar los fundamentos ético-morales de las instituciones -como el sistema democrático, las organizaciones internacionales o de las materias como los derechos humanos-. Con ocasión del estudio de los problemas sociales se propone el recurso al método de análisis de los dilemas morales generados en el mundo actual. Si fuera una materia de libre elección resultaría digerible, pero una asignatura obligatoria con tan insoslayables contenidos morales será en la práctica difícilmente compatible con el respeto a las convicciones de padres y alumnos.

Como es natural, la ética que se enseña en esa asignatura es la del relativismo moral: es decir, nada tiene que ver con el esfuerzo por delimitar y distinguir lo bueno y lo malo; es la política de la tolerancia indiferenciada tanto hacia el bien como hacia el mal; es la política de la confusión entre el positivismo jurídico y la ética, especialmente en temas trascendentales como el derecho a la vida o el matrimonio. Y claro, si la ética es la ley como la ley la aprueba y la cambia el poder, la ética será lo que diga el poder en cada momento y eso es inaceptable.

La ideología de género está presente una y otra vez en la Educación para la Ciudadanía, con su fraseología y parafernalia específica: “orientación afectivo-sexual”, “diversidad afectivo-sexual”, “homofobia”, etc. Y lo referente a la “identidad sexual”: como se sabe, para la ideología de género, ‘hombre' y ‘mujer' no son realidades naturales sino construcciones culturales”; “no existen dos sexos naturales sino distintas orientaciones afectivo-sexuales”, de idéntico valor; los “tipos de familia”, los “roles de padre y madre” en los casos de uniones homosexuales con criaturas a su cargo, etc.

Parece injusto tachar de pusilánimes, alarmistas o de paradójicos colectivos anti-sistema a quienes alzan su voz manifestando la considerable incomodidad que les produce la perspectiva de la nueva asignatura. ¿Sobre qué fundamentos se harán descansar los valores constitucionales objeto de ilustración? ¿Cuál será el enfoque con el que los grandes dilemas éticos serán afrontados? ¿Qué tipo de educación afectivo-emocional inspirará la tarea formativa? ¿Qué idea de libertad subyace en los programas?

 La particular interpretación -indudablemente ético-moral- de los principios de la Constitución que han dado curso legal a tales reformas no pueden monopolizar el panorama social ni presentarse de modo autoritario a través del sistema educativo oficial, como es inevitable que suceda en el marco de la educación ciudadana que se propone. Esta materia llega a las aulas cuando el PSOE ya ha modificado el Código civil en aspectos relativos a persona (transexualidad) y familia (filiación natural, matrimonio homosexual, adopción, divorcio exprés). Con esas premisas, Educación para la ciudadanía reclama que los alumnos construyan sus "proyectos personales de vida" según principios éticos que niegan la posibilidad de conocer la verdad o el bien. Su objetivo último es la formación en "afectos y emociones" con el fin de moldear las conciencias de niños y adolescentes según la ética laicista del Estado, ajena por completo al Derecho natural.

Entre otras cosas, la nueva y obligatoria ideología estatal promueve la "libre orientación afectivo-sexual". Es decir, cada persona elige su "género" (hombre o mujer) con independencia, tanto del "sexo" (macho o hembra) con el que ha nacido, como de su "orientación sexual" (Homosexual, heterosexual, bisexual, transexual).  En síntesis, esta asignatura es un ataque a la libertad de los padres para educar a sus hijos según sus valores éticos y, en su caso, religiosos (sean cristianos, judíos o musulmanes) como garantiza el artículo 27.3 de la Carta magna en relación al 16.1, ya que vivimos en un país que hace del pluralismo uno de sus pilares esenciales (artículo 1.1).  En contra de este adoctrinamiento estatal se ha pronunciado –dos veces en 2007- el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. En ambas sentencias, Estrasburgo recuerda que los estados del Consejo de Europa (España entre ellos) tienen la obligación de ser "neutrales" y respetar el derecho de los padres a educar a sus hijos con plena libertad y sin interferencias de los Poderes públicos. 

Según Aristóteles, en la ciudad perfecta el buen hombre es idéntico al buen ciudadano. Pero no hay ciudades perfectas. De manera que, en la práctica, no es lo mismo el buen ciudadano que la buena persona. A quienes rigen la ciudad les corresponde educar a los ciudadanos por medio de leyes justas. Pero no se le ocurre referir esta enseñanza ética a todos los aspectos de la moral humana.  Sócrates realiza una defensa de lo que significa ser buen ciudadano, lo cual no implica renunciar a su convicción moral: es preferible sufrir una injusticia antes que cometer otra. También  Aristóteles en la Ética a Nicómaco hace ver que en lo referente a la conducta humana la persona aprende más por descubrimiento, al ver el ejemplo de otros, que por estudio de la teoría. “Las actitudes cívicas no se enseñan, se transmiten.”  Para formar buenos ciudadanos no hacen falta nuevas asignaturas curriculares, nos dirían ahora, sin duda, Platón y Aristóteles, sino el buen ejemplo y la coherencia de los que nos gobiernan.

De ahí la protesta de los padres de alumnos y de cualquier demócrata que defienda la libertad de las personas y de las familia de educar a sus hijos de acuerdo a sus convicciones. La postura en tal sentido de cualquier persona o institución no tiene por qué ser tildada de conservadora a ultranza, reaccionaria o cualquier otro lindo calificativo. Imponer a los ciudadanos una ética ideologizada desde el Estado no es el camino más democrático. Por todo ello, es necesario exigir libertad. Libertad ideológica y de las conciencias. Verdadera libertad ciudadana.

 

5. Informe elaborado por Profesionales por la Ética
 

Para una visión crítica más detallada, presentamos el enlace al Informe elaborado por Profesionales por la Ética sobre los “contenidos mínimos” de la asignatura "Educación para la ciudadanía" para la E.S.O.

6. Debate mantenido en CNN+: "Los valores ciudadanos"
 
Para tener las ideas más claras y conocer, a la vez, los argumentos que pretenden justificar esta asignatura, ofrecemos a continuación un debate muy interesante mantenido en CNN+ entre Jaime Urcelay, Presidente de Profesionales por la Ética, y José Antonio Marina, conocido escritor y autor de uno de los manuales más difundidos de Educación para la Ciudadanía. El moderador fue José María Calleja.
Recull i síntesi a partir de materials i recursos diversos

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