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HACE FALTA UNA NUEVA EDUCACIÓN PARA EL S. XXI?

SOBREVOLANDO EDUCATIVAMENTE EL PANORAMA ACTUAL

Una de las finalidades de la Educación es preparar a los ciudadadnos de hoy para integrarlos en el complejo mundo actual y futuro.

En Educación siempre se trata de contribuir a la mejora, al perfeccionamiento, a la planificación de los seres humanos, de las personas.

Algunos de los cambios producidos en el mundo actual, aparte de suscitar problemas éticos, sociales, políticos y hasta religiosos, generan inquietud y profunda preocupación por las posibles consecuencias sobre el ser humano.

La educación no debe limitarse a la instrucción, sinó que debe contribuir a la formación de otros aspectos o dimensiones esenciales del ser humano.

El ciudadano de hoy debe estar capacitado para percibir y responder satisfactoriamente a la complejidad del mundo actual.

De lo que se trata en el fondo es de formar al hombre, pero no parcialmente sinó con una plena y auténtica formación humana.

Tal vez pienses que, a tu edad, eso de la EDUCACIÓN ya no va contigo; que ya no te afecta, que eso es cosa de escuela y solo adecuada para niños y jóvenes, pero que a ti la Educación ya no te puede aportar nada. Si piensas así es que tal vez necesitarías actualizar tu idea sobre la «EDUCACIÓN».

Cómo es el mundo y la sociedad actual? Cuáles son sus principales retos, sus principales características? El ciudadano de hoy está preparado para responder de forma “competente” a los muchos desafíos que esta sociedad le plantea? Qué tipo de ciudadano hemos de forjar para que pueda hacer frente, con garantías de éxito, a tantos retos y desafíos hoy planteados?

Primera parte del texto adaptado a partir de una conferencia de R. PÉREZ JUSTE, a la sazón vicepresidente del Consejo Escolar del Estado.

Una mirada educativa sobre la sociedad actual

El inicio de un nuevo siglo es una buena ocasión para hacer un alto en el camino, pararse a pensar, analizar lo que se viene haciendo y plantearse los cambios precisos de cara a una mejora de la educación. Las reflexiones se organizan en torno a tres grandes preguntas:

    • ¿Hace falta una nueva educación?
    • ¿Para qué?. ¿Cuáles serían sus objetivos? ¿En qué consistiría?
    • ¿Cómo llevarla a cabo

Una de las finalidades de la Educación es preparar a los ciudadanos para integrarlos en el complejo mundo actual y futuro. Sean cualesquiera que sean los desafíos que deba abordar, siempre tendrá un componente estable, permanente pero habrá de incorporar los cambios que las circunstancias demanden.

Lo permanente: En Educación
siempre se trata de contribuir a la mejora, al perfeccionamiento, a la planificación de los seres humanos, de las personas. Y esto en unos momentos en que a la Escuela se le exige cada día más, trascendiendo los enfoques reduccionistas que limitan la educación a la instrucción, a los saberes, dejando de lado otros aspectos o dimensiones esenciales del ser humano. Lo cambiante: Hablar de la Educación en un nuevo siglo es tanto como tratar de escudriñar en qué consistirán los problemas que el Hombre deberá abordar, de caracterizar los ambientes en los que deberá vivir, para, a partir de ahí, pergeñar las líneas fundamentales en que ésta se debería concretar.

Una mirada retrospectiva.
El mundo futuro no será sino el fruto del modo en que se resuelvan los problemas, conflictos y contrastes que ya están planteados y que, presumiblemente, irán en aumento. El mundo siempre ha sido la resultante de una lucha, entre diversos principios, principios que podríamos situar en el egoísmo y en el bien común, con manifestaciones como el abuso del poder o la entrega abnegada a los demás. Si cuando triunfa el primero se desatan las guerras, la explotación de los unos por los otros, el rechazo y aun la aniquilación de los que no son "de los nuestros", allí donde predomina el segundo florece la justicia, la solidaridad, la entrega generosa, el amor en definitiva, capaz de aportar bálsamo y de aliviar los males que el primero produce en unos por el exceso de bienestar y poder de los otros.
 
 Un mundo futuro lleno de posibilidades. Probablemente, la primera impresión que produce proyectar la mirada sobre el futuro es la de un mundo con enormes posibilidades, derivadas del fortísimo impulso a la investigación, del avance del saber y del desarrollo espectacular de las tecnologías.
                                                                
Un mundo de profundos y transcendentales cambios. Esas enormes posibilidades siguen a los cambios, a los avances espectaculares derivados de tres grandes revoluciones: La micro-electrónica, con fuertes impactos sobre la producción y el mundo del trabajo. La energética, concretada en las nuevas fuentes de energía, con todas sus consecuencias. La microbiológica, cuyas aplicaciones a la ingeniería genética apenas comenzamos a intuir. Algunos de estos cambios, aparte de suscitar problemas éticos, sociales, políticos y hasta religiosos,
generan inquietud y profunda preocupación por las consecuencias, sobre, por ejemplo, algo tan radical y básico como es la familia, además de de su incidencia sobre la intimidad del ser humano.
 
Un mundo lleno de contrastes. Y es que, a la vez, esas posibilidades, inmensas, se muestran llenas de perfiles inquietantes. Ejemplos actuales de esta doble faceta,
riesgo y posibilidad a la vez, los podemos tener en los medios de comunicación e información: La TV, por ejemplo, está llena de oportunidades para aprender, para cultivar el espíritu, para contar con la información necesaria, pero, por otro lado, es una tentación atractiva para dejarse llevar, para no poner esfuerzo, para la pasividad... Del mismo modo, es posible utilizar la potencia del medio para crear actitudes de concordia y solidaridad, o para manipular la opinión pública al servicio de los gobernantes o de los denominados poderes fácticos... El caso de Internet resulta paradigmático: es una riquísima fuente de información, de comunicación, de acceso democrático al saber..., a la vez que una vía por la que pueden entrar en el hogar mensajes subversivos y revolucionarios, propaganda o pornografía.
 
A los contrastes derivados del uso de los medios hay que añadir los que se refieren a las
desigualdades entre naciones, clases, partes del universo (Norte – Sur), etc. Estos contrastes están dando lugar a movimientos migratorios difíciles de controlar, donde el egoísmo de pocos está dando lugar a consecuencias terribles para muchas personas que, engañadas por mafias, abandonan sus países sin garantía de ningún tipo; y que, cuando llegan al paraíso occidental, son explotadas sin contemplaciones por personas sin escrúpulos, bajo el chantaje de su situación ilegal. Y nada digamos ya de los problemas derivados, difíciles de abordar, relacionados con la multiculturalidad que se origina en estos movimientos migratorios con tan directas, graves y complejas consecuencias para el ámbito de la educación.
 
Los contrastes se aprecian, también,
en muchos otros órdenes: mientras el vigor religioso decae en las sociedades avanzadas, aparece pujante en el tercer mundo e, incluso, renace en cierta juventud. Todo ello sin olvidar lo que representa esa búsqueda no siempre bien orientada de un fuerte asidero ante la inquietud y la zozobra que experimenta el ser humano en los momentos difíciles, como se puede apreciar en la multiplicación de las sectas, algunas de ellas con mensajes que tienden a la aniquilación misma de sus miembros. En el mismo sentido, mientras la organización de los ciudadanos baja en torno a los partidos y sindicatos, se estructuran con fuerza los movimientos sociales, como el voluntariado social, canalizado a través de las O.N.G.'s.

 

Preocupación por los cambios que vivimos.Estos hechos, conocidos por todos a través de su difusión continuada en los media, originan preocupación e incertidumbre en los ciudadanos. Nos encontraríamos en los albores de una importante quiebra en las tendencias mantenidas a lo largo de los dos últimos siglos. Si, a partir de entonces, los procesos de cambio se intensificaron y éstos fueron acompañados de un "decidido optimismo y fe en las posibilidades de progreso y avance social", tal vez porque las posibilidades a nivel de ideas "se veían cumplidas en la realidad concreta". En nuestros días, bastantes ciudadanos contemplan el futuro con un tono de preocupación.

Por ejemplo, en relación con las nuevas tecnologías afloran serias preocupaciones e incertidumbres sobre algunos de sus impactos y consecuencias sociales. La preocupación por la incidencia de las nuevas tecnologías resulta especialmente llamativa cuando, justamente, aportan elementos beneficiosos para la salud, el trabajo, el bienestar, la educación, el aprendizaje... Con respecto a su incidencia sobre el aprendizaje, las grandes aportaciones de los materiales informáticos para el autoaprendizaje (imagen, color, sonido, y la gran capacidad de acomodación a las diferencias individuales) y como medio para el estudio independiente,  hacen de las nuevas tecnologías un medio extraordinariamente útil y eficaz para la educación permanente, a las vez que suponen una gran aportación para la formación reglada en su dimensión instructiva.

La complejidad del mundo actual

Los problemas que debe y deberá abordar el ser humano presentan muchas "caras", cuentan con múltiples facetas, aspectos y dimensiones que deben ser sometidos a consideración.

Tal complejidad hace muy difícil su comprensión, la forma de afrontarlos y su correcta o adecuada solución. De hecho, sin un sistema general de valores prioritarios, resultará francamente difícil abordar los problemas complejos mediante soluciones no violentas. Son las mismas posibilidades del mundo actual, y mucho más las del que se avecina, las que favorecen tal complejidad: la facilidad para los desplazamientos, la velocidad de vértigo en el flujo de la información, la mundialización de los fenómenos económicos y políticos, ponen al Hombre actual, y lo pondrán más en el futuro, ante problemas cuya solución requiere contemplar una gran cantidad de facetas, y que necesitan de criterios adecuados para abordar su justa solución y respuesta.
 

Desideologización. Nos referimos a la desideologización progresiva, tanto en lo que tiene que ver con la política como en lo referente a la religión. El fuerte pragmatismo (vivir bien, divertirse sin límites mientras el cuerpo aguante...) propio de tal relajación de las ideologías en la Humanidad actual convive con el fuerte compromiso de ciertos grupos para que ese "vivir bien" pueda respetar la Naturaleza, no agote las fuentes de energía o no se logre por medio de la explotación de recursos que pertenecen a otros... o no termine con la propia vida y la de los demás.

En cualquier caso, sí parece detectarse, al menos en el Primer Mundo, un notable desarme moral, como consecuencia de la falta de vigencia de las creencias religiosas y de la difusión de modos de vida, de principios, culturas y valores diferentes de los propios. Por el contrario, una vez más, se aprecia el intento de buscarles un sustituto, como se desprende del florecimiento de grupos de la más diversa naturaleza que hacen un fuerte proselitismo o del crecimiento continuado de las sectas, aun de las auténticamente peligrosas para la salud mental y hasta para la vida de sus seguidores.

El avance espectacular del saber. El saber y su difusión, han aumentado de tal forma en las últimas décadas, que se antoja difícil pensar que la Escuela pueda mantener los mismos esquemas del pasado siglo.
 
Al respecto, no ha mucho, el sociólogo Guiddens afirmaba: “La velocidad de los avances científicos está demostrada por los estudios sociológicos. Ahora es diez veces mayor que hace veinte años. La velocidad en la divulgación de los avances y descubrimientos científicos es treinta o cuarenta veces más rápida de lo que era hace veinte años”. Si a esto unimos las facilidades de acceso a ese saber, ¿tiene sentido que la Escuela permanezca de espaldas a una realidad de tanta trascendencia como novedad?
 
Las consecuencias. Con respecto, por ejemplo, a los cambios producidos en el seno familiar Rof Carballo se refería con las siguientes palabras a la necesidad de preservar y mejorar el diálogo con el hijo, de importancia trascendental:
 

"Bastaría despertar en la humanidad la conciencia de que el hombre no sólo corre gravísimo peligro en el momento de nacer, en la asfixia del parto o en sus peripecias sino que es aún mayor el riesgo que le acecha en los primeros meses de vida. ¿Por qué extraña ceguera, pediatras, educadores, filósofos, psicólogos, todo el mundo, olvidan esto?. Es el momento en que se va a realizar su encuentro decisivo, en la constitución física del cerebro, en sus neuronas y sistemas encimáticos, la percepción y el afecto, la primera vivencia temporal, las tensiones internas, el placer y el dolor. Lo que entonces ocurra puede ser tan irreversible como una lesión anatómica. En el alborear de la vida el mundo perceptivo requiere el hábito del amor, del afecto, para franquear, como dice Spitz, ese misterioso puente sobre lo estrictamente material que lleva a una armoniosa unidad psicosomática... dejando de lado totalmente la cuestión esencial. Que no es más que ésta, escalofriante: la disminución de la tutela diatrófica, el raquitismo de la ternura, la asfixia del diálogo constitutivo, lanzará al mundo, en proporción creciente, millones de seres en apariencia inteligentes, cultivados, diestros en admirables raciocinios. Pero profundamente tarados en su núcleo espiritual, preesquizofrénicos o pre-psicóticos, delincuentes potenciales o neuróticos graves, o "liminares" como ahora se dice."

Pero vemos como nuestra cultura se opone a esto por mil medios, desde la desaparición de todo aquello que promueve el diálogo, de su escenario (hogares amplios, jardines, sosiego en la madre) hasta lo que lo mantiene (tercera persona, dispendio de tiempo, posibilidades de juego...). Las tensiones de la vida moderna son mala preparación para el diálogo materno, y la vida laboral de la mujer no ha sido hasta ahora suficientemente protegida en lo que al diálogo más importante para el hombre concierne.
                                                                
Así mismo, las grandes posibilidades que representan los
medios de comunicación y de información deben ponernos en alerta ante los riesgos de manipulación. La cantidad de información, el vértigo en su ofrecimiento a las personas, la falta de tiempo para leer y, más todavía, para reflexionar con una mínima atención sobre el contenido , la pueden hacer posible. Tal manipulación puede tener su base en la falta de capacidad reflexiva y de sentido crítico, lo que favorece el enfoque reduccionista de los problemas, que son analizados desde la perspectiva que interesa al comentarista, en lugar de apreciar sus múltiples facetas e implicaciones...
 
Por otra parte, el predominio de enfoques "pequeños", de
criterios miopes, en las relaciones sociales, entre personas y entre grupos, entre comunidades y entre países, en las que "lo nuestro" queda siempre por encima del bien común, puede dar lugar a soluciones egoístas, en modo alguno deseables.

Como puede verse, el futuro inmediato se muestra inquietante; desde luego, deberemos enfrentarnos a problemas complejos, problemas y situaciones nuevas, sin precedentes, difíciles de abordar. Ante éstos, cabe plantearse una gran cuestión. ¿Puede la Educación obviar esta realidad y seguir actuando como hasta ahora o tiene que tratar de dar la adecuada respuesta a tales cambios, sin dejar de atender a lo permanente?.

El análisis realizado confluye en la necesidad de FORMACIÓN, formación que deberá asumir el sistema educativo si quiere estar a la altura de las circunstancias y contribuir a que ese mundo de posibilidades se traduzca en realidades positivas para la humanidad.

Soluciones de siempre para problemas actuales (y futuros)

Lo que sea el mundo futuro dependerá, en gran medida, de cómo se resuelvan los desafíos y problemas planteados. Pues bien, es aquí donde la educación puede jugar un importante papel, en la medida en que se plantee objetivos que tienen mucho que ver con la capacitación de la población para enfrentar adecuadamente situaciones y conflictos, para tomar las decisiones adecuadas, para soportar las tensiones sin que la personalidad se rompa en los malos momentos...

Para ello se impone la imperiosa necesidad de un rearme moral, de una moral cívica si se quiere, compatible con la pluralidad ideológica, pero capaz de buscar soluciones respetuosas con la Naturaleza, con la Humanidad, con el Bien Común. El comportamiento humano no puede abordarse solo, de una forma coercitiva, desde las leyes; debe continuar abierto al ejercicio de la libertad. Es por ello que la Educación debe:
 
  • Cubrir el déficit actual de formación.
  • Seleccionar adecuadamente los saberes que deben constituir el acervo mínimo necesario para hacer frente y responder satisfactoriamente a los retos de hoy.
  • Potenciar la capacitación para el autoaprendizaje que permita el acceso fácil y eficaz al saber disponible acumulado en los medios tecnológicos.
  • Dotar a la población de los criterios necesarios para juzgar moralmente los problemas que se presenten.

Por tanto, para afrontar todos esos retos con garantías de éxito de lo que se trata es de formar al hombre, y aquí es donde hay que reconocer que, de un tiempo a esta parte, se levantan voces que reclaman una auténtica formación humana, una formación que no viene siendo satisfactoria, por incompleta, sesgada e insuficiente. Veamos:

Incompleta. La formación viene siendo incompleta, y ello al menos desde dos perspectivas: Porque es manifiestamente intelectualista, dejando de lado otra serie de dimensiones del ser humano, dado que en el seno de la familia cada vez se está en peores condiciones de afrontar sus responsabilidades educativas (falta de tiempo, de preparación y de formación para abordar problemas que, en muchas ocasiones, la superan). Porque, dentro de esa dimensión intelectual, se vuelca más la atención en la transmisión del saber académico que en la capacitación para el futuro autoaprendizaje y más en un tiempo en que el saber avanza espectacularmente en cantidad y en calidad y difícilmente se puede abarcar todo. Además de saber lo necesario para desenvolverse adecuadamente en el medio en que vivimos, resulta imprescindible capacitarse para poder seguir aprendiendo, de forma que podamos estar al día y dar la adecuada respuesta a los nuevos desafíos y problemas.
 
Sesgada. La formación viene siendo sesgada en la medida en que no existe en la Sociedad, ni en las Familias, una valoración ni, por tanto, una auténtica demanda de formación integral, quedando ésta limitada a un carácter meramente marginal, añadido, yuxtapuesto, puramente complementario,... y eso cuando se da.

Insuficiente por cuanto no permite a las personas dar una respuesta adecuada a los problemas que experimentan. Es fácil constatar cómo se dan, cada vez más, personas que recurren a elementos supletorios -alcohol, drogas, sectas...- o que deben acudir a remedios como las consultas psicológicas o psiquiátricas por carecer de las necesarias herramientas para abordarlos.

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Extractos y adaptación a partir de la conferencia: " Los educadores en la sociedad del siglo XXI" R. PÉREZ JUSTE : A la sazón, vicepresidente del Consejo Escolar del Estado


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