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10 razones por las cuales Vox es de extrema derecha

En un contexto político cada vez más complejo y con creciente grado de crispación, se ofrecen una serie elementos que ayuden a clarificar quién es quién, y las posiciones que ocupan algunos grupos políticos, dentro del panorama político español. Por su interés informativo y por su claridad expositiva, presentamos un resumen de un artículo titulado " 10 razones por las cuales Vox es de extrema derecha" de Adrián Juste(1), aparecido en la publicación digital "Al Descubierto". La historia europea de la primera mitad del s. XX con el auge del totalitarismo, fascismo y nacismo debiera servirnos de lección. Siempre es mejor prevenir que curar. A buen entendedor, pocas palabras bastan. Para mayor ilustración y para su lectura completa, la referencia concreta al final del resumen.

En un artículo aparecido en CTXT leo el siguiente titular: "Por una concepción democrática de España". Veamos algunos párrafos del mismo: España es, sencillamente, aquello que los españoles quieren que sea y no una esencia cuya sustancia solo pueden conocer y determinar algunos políticos de derechas o algunos periodistas afines. Afirmar que, en los últimos diez años, el discurso de la derecha y la extrema-derecha nacional se ha ido estructurando de manera determinante alrededor del tema de la unidad de España es, ahora mismo, una perogrullada. Tan importante ha sido esta cuestión que su explotación con fines partidistas ha acabado por modificar la propia geografía de la derecha, emergiendo al calor del desafío independentista catalán una alternativa grotesca y radical al Partido Popular.(…) La respuesta    ante la mayor crisis político-territorial desde la Transición ha sido, sin embargo, puramente represiva, haciendo gala de una fijación obsesiva por la constitucionalidad y la legalidad que se evaporó por arte de magia cuando algunos de sus dirigentes históricos tuvieron que hacer frente a importantes casos de corrupción. (…) Si en 2006 un referendum le hubiese bastado a Mariano Rajoy para reafirmar “que España es una única nación en la que todos sus ciudadanos son iguales en derechos y obligaciones, así como en el acceso a las prestaciones públicas”, ahora parece necesario, para salvaguardar la unidad nacional, proceder al fusilamiento de “26 millones de hijos de puta”.

El grupo político que a continuación se comenta denota una preocupante y malsana pulsión hacia todo aquello que no encaja con su proyecto político. Una pulsión que verbalmente aparece casi como “tanática”, inoculando resentimiento-odio hacia todo aquello o aquel que no comulga con su excluyente concepción de España. Esa pulsión (irrefrenable?) es lo que de verdad “mola” en este partido político, ese es su principal leitmotiv... Todo lo demás son aditamentos, añadiduras, excrecencias para atraer a algunos sectores sociales despistados, desengañados o ciertamente desencantados… y ello a fin de enmascarar su verdadera finalidad pulsional. Este es realmente un partido de “aluvión”, difícilmente compatible con los valores democráticos, los derechos civiles, con convicciones religiosas o pro-vida no fundamentalistas..., nada inclusivo y exacervadamente excluyente. Nostálgicos del "régimen de hace 80 años", tratan de tensionar la vida política con un ideario corrosivo y perverso tratando de criminalizar al disidente, con actitudes xenófobas, egocéntricas (primero yo y tan sólo después los demás), justificando en sede parlamentaria las desigualdades sociales considerándolas poco menos que casi “naturales”, como formando parte del orden “natural” de las cosas y no fruto de la explotación de unos sobre otros… mientras unos se esfuerzan por posibilitar la vida de unas personas que huyendo de la miseria de sus países de origen vienen buscando mejor vida en Europa, otros se siguen empeñando en anhelar muerte y desolación… nos encontramos también ante una crasa manipulación de la ciudadanía a través de las nuevas tecnologías de la información en diversos ámbitos de la vida social, inoculando antipatía hacia el diferente y pretendiendo extenderla a toda la ciudadanía… Con ese ese programa, esos líderes, esas compañías, esas formas y ese estilo está claro que no se regenera en absoluto una sociedad. Ante todo ello a cualquier mente mínimamente sensata se le presentan dudas razonables: qué harían en caso de…? … hasta dónde estarían dispuestos a llegar…? Con esos dirigentes (¡Dios nos libre de semejantes líderes!) y sus compañías de las que tan altivamente alardean en el parlamento español, con sus concertadas maniobras de agitación y desestabilización política, con sus peligrosos compañeros de viaje que expresan sus democráticamente preocupantes manifiestos ante el rey… hasta dónde estarían dispuestos a llegar? ...estarían dispuestos a pasar incluso por encima de la voluntad mayoritaria popular expresada en las urnas…? Ciertamente, a buen entendedor, pocas palabras bastan.

La representación obtenida por Vox en las elecciones andaluzas de 2018 sacudió el tablero político obligando al resto de partidos a replantear su estrategia. Y acaparando la atención de diferentes personalidades que buscan situarlo en el espectro ideológico clásico. La caída de la popularidad de toda ideología que pueda sonar radical ha provocado la pugna por el llamado “centro ideológico”. Buena parte de las fuerzas políticas evitan definiciones que puedan relacionarles con estas ideas. Por lo tanto, las declaraciones de los propios partidos no son una medida fiable. ¿Qué medidas se pueden utilizar entonces? En este artículo se analizan principalmente el discurso, las propuestas, las acciones o hechos, las características de sus cabezas visibles y sus principales apoyos. Se debe entender que lo que se considera propio de una u otra ideología política está estudiado en ciencia política.

Así, las razones por las cuales Vox es un partido de extrema derecha son los siguientes:

1. El ensalzamiento de los símbolos nacionales.

Un rasgo común de la extrema derecha es el ensalzamiento del nacionalismo, en contraposición al internacionalismo, más típico de la izquierda. El nacionalismo entiende el territorio del estado como una unidad política, pero también sociocultural y homogénea, que configura la identidad de sus habitantes.

De esta forma, el énfasis radical en el nacionalismo y de los símbolos del estado, como la bandera, constituye el pilar central. Además, se fusionan los conceptos divergentes de patriotismo y nacionalismo. Es decir, el patriotismo consistiría (según la extrema derecha) en amar a tu nación y a sus símbolos como un concepto identitario básico. Y que constituye el eje fundamental de toda acción política, bajo el cual queda supeditado todo lo demás.

Además, esto provoca un enfrentamiento contra otros nacionalismos, derivando en conflictos con países o culturas.

Vox se adhiere a estos preceptos de forma inequívoca. Las menciones a España, el uso de los símbolos del estado contra rivales políticos, las acciones en Gibraltar, el euroescepticismo, el ataque contra otras formas de entender el patriotismo o la prioridad a la unidad territorial por encima de otros derechos son algunos ejemplos. Estas cuestiones ocupan siempre las primeras páginas de sus propuestas y programas electorales.

Entender España como una unidad social y cultural única supone la sumisión de otras lenguas y culturas del estado, así como una limitación o eliminación de las competencias políticas de los territorios que componen el estado. Y, cómo no, expresarse en contra de esta forma de entender España supone una traición a la patria. Todo ello constituye una línea fundamenal y prioritaria dentro de su acción política.

2. Vuelta a los valores tradicionales y conservadurismo.

El tradicionalismo y el conservadurismo son ideas que se oponen al progresismo. Aunque similares, son distintos. El conservadurismo agrupa a todas aquellas tendencias e ideas que se muestran contrarias a los cambios de los modelos sociales, políticos y/o económicos actuales, que se presentan como los ideales. Por lo tanto, dichos cambios (especialmente si son rápidos o radicales) hacen peligrar la sociedad.

El tradicionalismo es un tipo de conservadurismo que considera que estos modelos (como la autoridad, la jerarquía, las instituciones, los valores…) son correctos porque están reflejando la naturaleza del ser humano y que, por lo tanto, es lo que hay que preservar. Así, el progresismo sería un atentado contra “lo natural” y el germen de buena parte de los conflictos sociales, políticos y económicos.

Las personas conservadoras y tradicionalistas entienden que este orden es inherente al ser humano y viene dado por una autoridad superior, normalmente algún tipo de doctrina religiosa o dogma. Por extensión, comporta el rechazo de todas aquellas culturas, sociedades y creencias que no comparten la misma visión de cómo debe ser la sociedad.

Cuando esto se lleva al extremo, rechazan también los cambios ya establecidos. Así, la tendencia es considerar el mundo actual como un producto antinatural de la corrupción, víctima del progresismo y la necesidad de volver a normas, valores y creencias del pasado para restaurar el orden natural de las cosas.

La extrema derecha se relaciona precisamente con esté último posicionamiento, mientras que la derecha y centro derecha conservadora no van tan lejos. Esto suele manifestarse, por ejemplo, en evocar tiempos pasados de gloria donde hipotéticamente todo era mejor, relacionando esa gloria con los valores e instituciones de ese periodo.

Uno de los lemas de Vox más repetidos es tachar al gobierno del PSOE y, más tarde, al gobierno conformado por PSOE y Unidas Podemos, de “dictadura progre”, en una clara oposición al progresismo, lo que se refleja en sus propuestas programáticas, como la vuelta a legislaciones sobre el aborto de 1985.

De la misma forma Vox acusa al Partido Popular, tradicional partido de derecha conservadora en España, de haber asumido postulados progresistas y, por lo tanto, de haberse ablandado y “vendido” a esa “dictadura progre”, denominándolo “la derechita cobarde”.

Vox defiende abiertamente la Fundación Francisco Franco y ha evitado en todo momento criminalizar la dictadura franquista. Vox también hace una defensa a ultranza de las instituciones del estado más tradicionales, como la Corona, el Ejército o la Constitución Española, hasta el punto de utilizarlas constantemente en su discurso y como arma arrojadiza hacia rivales políticos, tildando de traidores a cualquiera que proponga visiones diferentes.

3. Xenofobia, racismo y etnocentrismo.

De los puntos anteriores (el ultranacionalismo, el tradicionalismo y el conservadurismo), se deriva un rechazo a otras etnias y a no mezclarse con ellas.

La extrema derecha nace asentándose en una supuesta superioridad étnica y cultural: el nazismo según la raza y el fascismo italiano en una cuestión etnocentrista. La extrema derecha reivindica dar absoluta prioridad a la que consideran como “su gente” (ya sea en base a la raza, al nacimiento, al color de piel…) sobre las personas que consideran que no lo son.

En la actualidad, la inmensa mayoría de partidos políticos de extrema derecha ha recogido esta misma herencia y defienden, total o parcialmente, la discriminación de las personas foráneas y la oposición a la inmigración. Ambas cuestiones les llevan a tolerar e incluso a fomentar todo tipo de abusos y discriminaciones contra la población extranjera y, por lo tanto, el racismo y la xenofobia. Las posturas que justifican la xenofobia en el ultranacionalismo y en la defensa de los valores considerados “patrios”, se ubican en la extrema derecha.

Vox ha llevado a cabo innumerables campañas de desprestigio hacia la población foránea, especialmente contra la población musulmana. Ha difundido bulos y “fake news” contra la inmigración, el rescate de personas varadas en el Mediterráneo o contra Menores Extranjeros No Acompañados. Además, proponen priorizar a la población nativa con respecto a la no nativa en cuando al acceso a ayudas sociales, negar la atención sanitaria a inmigrantes en situación irregular y su repatriación forzosa y “en caliente”. También han propuesto que las personas inmigrantes con nacionalidad o permiso de residencia sean repatriadas en sus países de origen si cometen delito.

4. Defensa del autoritarismo y el papel del ejército.

Los posicionamientos antidemocráticos han sido la base de la extrema derecha, de forma explícita o no. Esta restricción de libertades se justifica en la seguridad, en la persecución de los enemigos del estado y la defensa de los valores nacionales.

El adoctrinamiento, el uso de la policía y el ejército y las penas de cárcel elevadas configuran la base de la obediencia a las normas sociales. Así, apoyan la pena capital, la cadena perpetua o la suspensión de derechos y de garantías procesales para algunos crímenes. En muchos casos, se llega a defender la vulneración de los derechos fundamentales generales en nombre de la seguridad, justificar torturas o abusos policiales, juicios sumarios o consejos de guerra en tiempos de paz.

Vox defiende aumentar las penas de cárcel por diferentes delitos, mantener la prisión permanente revisable y la suspensión de ciertos derechos de las personas condenadas por terrorismo o por organizar el referéndum de autodeterminación de Catalunya del 1 de octubre.

Además, ha solicitado en numerosas ocasiones la intervención del ejército, o bien ha reivindicado su papel, para apartar al gobierno actual del poder o para resolver el conflicto social y político con el movimiento independentista catalán.

Vox propone ilegalizar los partidos políticos soberanistas e independentistas, limitar el derecho a huelga y disolver las autonomías. Proponiendo además una centralización absoluta de todos los poderes del estado. Todo esto supone una pérdida de calidad democrática. Han vetado de sus comparecencias a un buen número de medios de comunicación.

5. Posiciones reaccionarias: antifeminismo y antiLGTB.

Debido a la oposición al progresismo y a la reivindicación de vuelta a un estado anterior a los modelos sociales, políticos y/o económicos actuales (posiciones también llamadas contrarrevolucionarias, o bien, reaccionarias), la extrema derecha se ha opuesto al igualitarismo, ya que conlleva una ruptura con estamentos, valores e ideas tradicionales. Así, se han opuesto al matrimonio homosexual, a la teoría de la evolución, a la no discriminación por razón de etnia… y al feminismo. Estas ideas cuando se llevan de manera radical y se apoyan en el ultranacionalismo, se considera que son de extrema derecha.

Siendo ahora mismo el movimiento feminista uno de los más fuertes dentro de los postulados progresistas, Vox ha asumido posiciones reaccionarias radicales antifeministas que se han reflejado en sus acciones, sus discursos y sus propuestas. Niegan la existencia de la violencia de género y están en contra de todas las medidas que luchan contra ella, por lo que piden derogar la Ley Integral Contra la Violencia de Género y se niegan a rendir homenajes institucionales a víctimas de dicha violencia.

También se han mostrado en contra de que asociaciones sin ánimo de lucro que organicen o trabajen en promover la igualdad, o bien ofrezcan atención especializada a las mujeres, reciban financiación pública. De la misma manera, han intentado buscar formas de despedir a personal de los servicios públicos de atención especializada a mujeres y a víctimas de violencia de género.

Desde el partido, se han difundido constantemente bulos sobre la desigualdad existente entre hombres y mujeres con el objetivo de argumentar que no es real o que se debe, o bien a diferencias insalvables y naturales entre ambos géneros, o bien se basan en mentiras ideológicas, en lo que denominan “ideología de género”. Así, niegan radicalmente la construcción social del género. Por el contrario, argumentan que las medidas orientadas a favorecer la igualdad entre mujeres y hombres fomentan el conflicto social, son antinaturales y discriminan a los hombres quienes, a su juicio, no gozan de ningún tipo de privilegios de género, rechazando todos los datos que demuestran lo contrario. Es habitual que se organicen en redes sociales para atacar perfiles feministas, o bien atacar a víctimas de violencia de género, abuso o acoso sexual, o violación.

Vox se ha pronunciado en contra del movimiento LGTB, calificándolo de “lobby” de presión. Polémica ha sido su propuesta del “pin parental”, una medida orientada a que padres y madres puedan evitar que menores a su cargo disfruten en el colegio de materias complementarias orientadas a la educación sexual y en igualdad.

6. Posiciones reaccionarias: el anticomunismo.

La extrema derecha surge en sus orígenes en parte como oposición al liberalismo y al comunismo, aunque en su desarrollo y práctica se centraron más a éste último como su principal ideología rival. Las teorías comunistas desafiaban abiertamente el orden establecido en casi todas sus formas. Esto suponía para ciertos sectores un atentado contra sus valores morales y la pérdida de privilegios. Para el nazismo y el fascismo, el comunismo suponía una corrupción de la naturaleza que alteraba el orden natural de las cosas, el ideal. Así, la extrema derecha ha justificado históricamente la existencia de jerarquías, clases, roles sociales y amplias discriminaciones en función de las particularidades de cada persona. Ha llegado a justificar el darwinismo social bajo la premisa de que las personas débiles y/o pobres lo son porque no se esfuerzan lo suficiente y/o porque no han sido capaces por sí mismas de prosperar, por lo que no se merecerían gozar de determinados derechos. Hacerlo supondría corromper la sociedad. Bajo esta premisa, el anticomunismo se utiliza como una bandera que se agita de forma permanente y constante. Esto normalmente se traduce en dos acciones muy evidentes:

  1. Acusaciones a rivales políticos de ser afines al comunismo.
  2. Relacionar cualquier medida autoritaria, de corte progresista o las malas decisiones con el comunismo.

No hace falta decir que Vox ha utilizado esta cuestión de manera constante e ininterrumpida: acusaciones a Podemos de estar financiados por Venezuela, calificaciones al gobierno de “socialcomunista” o tildar a las medidas de confinamiento para evitar el contagio del coronavirus de excusa para imponer un “estado bolivariano”, entre otros ejemplos.

7. Afinidad con el franquismo.

Los partidos políticos de extrema derecha han evolucionado mucho con el paso de las décadas. Los hay más o menos conservadores; más o menos críticos con el establishment; más o menos partidarios de unas medidas económicas que de otras. En este sentido, Vox ha protestado de forma enérgica contra la exhumación del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos en 2019, ha rechazado condenar la dictadura franquista y propone eliminar la Ley de Memoria Histórica. Además simpatizantes de Vox han justificando el golpe de estado de 1936 que provocó la Guerra Civil Española y la posterior dictadura franquista.

Además, personalidades afines al partido han difundido bulos y datos falsos sobre la dictadura franquista, la II República Española y la Guerra Civil Española que son favorables al franquismo. Por último, no están a favor de la ilegalización de la Fundación Francisco Franco.

8. El pasado ultraderechista de las cabezas visibles de Vox.

A pesar de lo descrito anteriormente, cabe también analizar quiénes son las principales personalidades que conforman el partido. Su líder, Santiago Abascal, y otras personas de su alrededor están relacionadas con la Fundación para la Defensa de la Nación Española (DANAES), que sostiene una retórica ultranacionalista y conservadora.

Javier Ortega Smith, Secretario General, se ha presentado en acusaciones particulares contra los juicios del procés catalán. Además, tiene causas penales pendientes por desplegar una bandera de España gigante en territorio gibraltareño.

Iván Espinosa de los Monteros, miembro de la dirección, también tertuliano de 13TV, cadena financiada por la Iglesia Católica (Grupo COPE), y del Grupo Intereconomía. Ambos tienen un marcado discurso conservador y ultraderechista, donde hacía despliego de ideas que hoy defiende Vox.

Ignacio Garriaga, también miembro de la dirección, es conocido en redes sociales por celebrar el golpe de estado de Francisco Franco cada 18 de julio, así como sostener un marcado discurso xenófobo y antiinmigración.

En cuanto al resto de diputados, muy buena parte procede del ala más conservadora del Partido Popular, están ligados a la Fundación Francisco Franco, han manifestado su defensa a la figura del dictador de manera pública, provienen de familias que ostentaron cargos políticos durante la época franquista o están vinculados a la organización católica y ultraconservadora Hazte Oír. Además, un alto porcentaje proceden del mundo empresarial, de entidades bancarias o son militares retirados.

9. Los apoyos de organizaciones de extrema derecha a Vox.

Dice el refrán popular “dime con quién andas y te diré quién eres”. Salvando la falta de exactitud que comporta esta sentencia, se puede concluir quienes apoyan a una determinada organización es porque comparten objetivos e ideas. Así, entre los apoyos y colaboradores más o menos habituales de Vox o que tienen relación con sus miembros, encontramos:

  1. Partidos ultraderechistas, como España 2000.
  2. Hazte Oír, organización católica y ultraconservadora.
  3. Miembros de organizaciones ultracatólicas, como el Opus Dei.
  4. José María Aznar, ex-presidente del Partido Popular.
  5. Medios de comunicación afines a la derecha política, donde miembros actuales de Vox han sido colaboradores y tertulianos habituales: Grupo COPE (13TV, esRadio), Grupo Intereconomia (El Toro TV, La Gaceta), Grupo Vocento (ABC) o La Razón.
  6. Articulistas y periodistas ultraderechistas, como Hermann Tertsch.
  7. Personalidades vinculadas a la familia de Franco y su Fundación.
  8. Influencers ultraderechistas, como María Pombo.
  9. El PMOI y su brazo armado CNRI, organización política iraní ex-terrorista fascista, que financió ilegalmente la campaña electoral de Vox de 2014.
  10. CitizenGo, plataforma internacional activista ultraconservadora, con un marcado discurso anti-LGTB.
  11. El Ku Kux Klan, organización supremacista blanca estadounidense.
  12. El grupo parlamentario europeo Grupo de Reformistas y Conservadores Europeos, que reúne a diferentes partidos políticos de derecha conservadora y de extrema derecha.
  13. Simpatizantes de Donald Trump, presidente de EEUU.
  14. Además, organizaciones ultraderechistas como, Hogar Social Madrid, han declarado tener cuestiones en común con Vox y le consideran rival político al haber absorbido sus apoyos.

10. Estrategias basadas en el odio y las noticias falsas.

En este artículo ya se analizó que la extrema derecha basa su estrategia en la agitación de los conflictos sociales a través de la difusión de bulos y “fake news”. Diversos estudios han concluido que, en los últimos años, más de 30 países han sufrido campañas de desinformación masivas por parte de la derecha radical. En ocasiones con amplio apoyo de lobbies económicos y mediáticos.

Vox lleva utilizando esta estrategia prácticamente desde su aparición en la arena política, difundiendo bulos sobre feminismo, inmigración, igualdad de género y sobre sus rivales políticos, apoyándose en campañas en Facebook, Twitter y Whatsapp. Además de gastando recursos económicos en el uso de bots y cuentas falsas en estas redes sociales. Tanto es así que Vox se ha mostrado en contra de las organizaciones y métodos de verificación de información, como Maldita.es.

A modo de resumen: las acciones, los discursos, las propuestas, los apoyos y las personalidades de Vox, presentan elementos definitorios de la extrema derecha.

(1) Adrián Juste. Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.

Fuente:
https://aldescubierto.org/2020/04/23/10-razones-por-las-cuales-vox-es-de-extrema-derecha/


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