titulo de la web

PSICOLOGÍA DE LA FAMILIA: la relación de pareja

Aprendimos en la edad escolar los instrumentos imprescindibles del trabajo intelectual: la lectura, la escritura y el cálculo. Pero no nos han enseñado algo que nos es absolutamente necesario a todos: el modo de relacionarnos adecuadamente con los demás. Son pocas las personas que conocen con claridad cuáles son las leyes por las que se rigen las relaciones humanas y qué deben hacer para conducirse con acierto por el mundo de las relaciones interpersonales. Y sin embargo, nuestra felicidad depende de que lleguemos a expresarnos cada uno en lo que somos. E igualmente, nuestro bienestar obedece en gran parte a la forma de desenvolvernos dentro de ese tipo de relaciones humanas.  

Las relaciones con el entorno son siempre complejas y más todavía tratándose de relaciones humanas. Nunca ha sido fácil, y menos hoy, construir unas relaciones interpersonales que sean a la vez francas y humanamente fecundas, alejadas de de la trivialización y la banalización, y sin embargo, en ello nos va nuestro nuestra satisfacción y en el fondo nuestro bienestar  y nuestra felicidad personal.

Lo que hay que hacer en la relación de pareja

Empecemos por «lo que hay que hacer» —¡y lo mejor posible!— en la vida de relación:

Tener siempre los cónyuges la posibilidad de comunicarse cara a cara. Es aconsejable no acostarse nunca sin haber aclarado los malentendidos y desencuentros que se hayan podido producir a lo largo del día. No olvide que tener el valor de pedir perdón a nuestro compañero de cama por los errores cometidos nos engrandece como personas.

Esforzarse en entender los mensajes, verbales y no verbales, que quiere transmitir el otro consorte y saberse poner en su lugar: lo que se conoce como empatía.

Tener en cuenta y resaltar las cualidades positivas del otro cónyuge y procurar minimizar las negativas. Elaborar proyectos comunes haciendo coincidir los mutuos intereses y saber negociar las divergencias.

Ofrecer apoyo emocional y respaldo moral a las decisiones y soluciones de problemas que tenga planteados el otro cónyuge.

Considerar, cada miembro de la pareja, las funciones domésticas como propias, disfrutando de las mismas y de la vida cotidiana en el hogar.

Adelantarse en satisfacer las necesidades y pequeños gustos del consorte, sin olvidar los aniversarios. Utilizar la información que tiene cada uno de los cónyuges sobre los sentimientos más íntimos del otro, siempre para favorecerle.

Encarar la vida con optimismo, y también con realismo, haciendo lo más amena posible la convivencia.

Amarse y respetarse (¡los dos puntos de apoyo de la convivencia!) aportando continuas muestras de que existe seguridad y solidez en los vínculos establecidos.

Lo que no hay que hacer en la relación de pareja

Pasemos, ahora, al otro lado de la vida de relación, lo que no hay que hacer:

Guardarse un cónyuge las quejas y volverse rencoroso (recuerde lo que he dicho anteriormente sobre aclarar las cosas antes de acostarse).

Caer en escaladas de malos entendidos y enfrentamientos, con las consiguientes represalias que siempre son superiores a las ofensas.

Perder el respeto por el consorte, pasando a las vejaciones, desprecios y humillaciones (luego, todo ello es muy difícil de olvidar).

Exigir al cónyuge una mayor perfección en sus cometidos y ser mucho menos tolerante en sus errores de lo que somos con otras personas.

Olvidarse de todo lo bueno que se ha ido construyendo en la vida común hasta el momento.

Tener excesivo afán de protagonismo y ansia de competir en habilidades, tanto en el ámbito doméstico como en el profesional.

Sentirse como el único de la pareja que hace cosas y que se sacrifica por el hogar y la vida profesional.

Abandonarse en la línea del afecto y del agrado, descuidando los detalles del aspecto físico personal.

Dar muestras de infidelidad o motivos de desconfianza al cónyuge.

Creer, sin argumentos, que nos hemos equivocado al elegir pareja y creer que con otra persona las cosas marcharían mejor. «Siempre se ve más verde el césped del jardín del vecino cuando se mira desde la  verja del jardín propio» (refrán inglés).

Dr. Paulino CASTELLS: Psicología de la familia. Ed. Ceac, Barcelona 2008


Per a «construir» junts...
Són temps per a «construir» junts...
Tu també tens la teva tasca...
Les teves mans també són necessàries...

Si comparteixes els valors que aquí defenem...
Difon aquest lloc !!!
Contribuiràs a divulgar-los...
Para «construir» juntos...
Son tiempos para «construir» juntos...
Tú también tienes tu tarea...
Tus manos también son necesarias...

Si compartes los valores que aquí defendemos...
Difunde este sitio !!!
Contribuirás a divulgarlos...