La ideología de género y la familia

José María Ciria, presidente de la plataforma autonómica del foro de la familia de La Rioja. Mayo 2010.

Con motivo del Día Internacional de la Familia, se exponen unas breves pinceladas sobre la situación en España en relación con “La ideología de género y su influencia en la familia”. Tema polémico y de constante actualidad que nos puede ayudar a reflexionar sobre los acontecimientos que vivimos.

“El Gobierno, cualquiera que sea, está obligado a apostar por la familia, por sus valores esenciales... Es la institución asistencial más eficaz. Si se desprotege la célula básica de la sociedad, incluso el Estado del bienestar estará amenazado”

Estamos asistiendo, lo vemos y leemos en casi todos los medios de comunicación, a uno de los momentos históricos más críticos con respecto a la familia y el matrimonio en nuestro país, en los que se está intentando desde el Gobierno central anular el verdadero sentido de familia con la nueva Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (la nueva Ley del aborto). Las vidas de los no nacidos, de los discapacitados y también de los ancianos están cada vez más amenazadas.

Mientras la opinión pública se ha movido en dirección ‘pro vida’, fuerzas poderosas y decididas -el gran orden mundial- están trabajando para expandir el aborto, la investigación que destruye embriones, el suicidio asistido y la eutanasia. A pesar de que la protección del débil y vulnerable es la primera obligación de un Estado, hoy el poder del Gobierno está frecuentemente obstinado en la causa de promover la ‘cultura de la muerte’.

Hace ya un tiempo, nuestro presidente del Gobierno hizo una declaración a la que no se le dio mucha importancia. Dijo que él tenía un proyecto muy claro y que lo iba a llevar a cabo como fuera. Es éste un proyecto ideológico que está introduciendo en nuestra sociedad: ‘La ideología de género’ y que lo está haciendo ‘como sea’, a espaldas de la sociedad, incluso a espaldas de su propio partido, que cierra filas disciplinadamente, porque ‘el poder es el poder’ (¿se acuerdan de aquella frase de que quien se mueva no sale en la foto?), pero que en muchos casos no está de acuerdo con él. A esto está dirigiendo todas sus energías y lo está llevando a cabo con una eficacia extraordinaria.

¿Qué significa esto? Pues que por la educación, por la cultura, se cambian las sociedades y la nuestra se está cambiando. Se eliminan las humanidades de la enseñanza. ¿Para que sirve el latín, la historia, la literatura, la filosofía, en una sociedad tecnificada como la nuestra? Hay que aprender cosas que sean útiles. Y se eliminan aquellas asignaturas que nos enseñan quiénes somos, de dónde venimos y que nos dan la posibilidad de pensar por nosotros mismos. El Estado va a pensar por nosotros. Y se crea Educación para la Ciudadanía.

Ahora, el aborto se convierte en un derecho de la mujer, cuando el aborto es el gran drama de nuestra época y un fracaso de toda la sociedad española. Frente al aborto solo cabe una solución justa: proteger -siempre- al niño no nacido y proteger -siempre- a la mujer embarazada.

Asimismo, se articula la manera de que en todos los colegios, sin diferencias por comunidades autónomas, se les va a impartir a los niños y preadolescentes educación afectiva sexual desde la ideología de género y, con ello, se va a hacer todo un experimento de reingeniería sexual enseñando a los chicos y chicas en las escuelas una visión de la sexualidad muy triste; metiéndose, una vez más, en una parcela exclusiva que es de los padres: la educación moral de sus hijos. De este triste panorama hay causas y responsables.

Efectivamente, una sociedad denominada ‘próspera’, que arrastra en su progreso más abortos, más divorcios, menos familia y menos nacimientos es la consecuencia de unas políticas sociales determinadas que han apostado por socavar el concepto de la familia tradicional y de sus principios con todo lo que ello supone.

Las sociedades desestructuradas, en crisis de valores, no solo padecen los daños en el terreno de lo moral, sino que trascienden a lo económico. España debe aprender de sus errores y asumir que está obligada a emprender una regeneración pública y moral como fundamento.

El Gobierno, cualquiera que sea, está obligado a apostar por la familia, por sus valores esenciales, donde sabemos que somos queridos por nosotros mismos. Es además la institución asistencial más eficaz que pueda darse. Si los principios éticos se desmoronan y se desprotege la célula básica de la sociedad, incluso el Estado del bienestar estará amenazado. Estoy seguro de que muy pocos en España queremos la sociedad que se nos viene encima, si no se toman medidas a tiempo. Sin la familia, sería imposible salir de ninguna clase de crisis. Abramos todos muy bien los ojos.