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Un acercamiento a la ideología de género

IDEOLOGIA: cuerpo de ideas cerrado, que parte de un principio básico equivocado que se asume como verdadero, del cual se desprenden razonamientos lógicos igualmente equivocados.

Para el feminismo radical, el GÉNERO es una construcción cultura; no es tanto una caracterísitca biológica y genética, sino el sexo culturalmente o socialmente construido.

El feminismo de equidad se da cuenta que este discurso es un engaño y se opone a él porque sabe que es una forma de controlar la natalidad, instrumentalizar a la mujer y aprovecharse de lo mucho que ellas han sufrido. Y que aunque aquel feminismo habla en términos de derechos, saben que en el fondo, por ejemplo en el aborto la primera víctima –además del niño que muere- es la mujer que se lo practica.

Por Beatriz Eugenia Campillo Vélez

Como lo expone el profesor Jorge Scala, el gran peligro de una ideología es que constituye un cuerpo de ideas cerrado, que parte de un principio básico equivocado que se asume como verdadero, del cual se desprenden razonamientos lógicos igualmente equivocados, que intentan explicarlo todo, por lo cual es posible afirmar que su visión de la realidad es reduccionista y que a menudo se busca manipular para alcanzar poder, por lo que es frecuente que se utilice un lenguaje confuso y se apele a las emociones más que a la razón.

Advierte, además, el profesor Scala que para salir de la ideología solo es posible hacerlo si se critica ese principio básico inicial.

Para ilustrar, el autor en mención toma como ejemplo la Ideología Nazi, donde el principio básico era: “La raza alemana es superior”. Y los argumentos lógicos que se desprendieron fueron los siguientes: todas las demás razas son inferiores, las razas inferiores pueden ser esclavizadas, algunas razas además de inferiores son indeseables, las razas indeseables pueden ser eliminadas en tanto no son personas, etc. Es lógico pues que siguiendo estos razonamientos lleguemos a justificar los campos de exterminio y todo porque partimos de una tesis equivocada que asumimos como verdadera, de allí que la única forma de escapar a estos razonamientos es negar la idea de que “la raza alemana es superior”.

Lo mismo pasa con la ideología de género, el problema se presenta porque partimos de una tesis falsa que nos lleva a unos razonamientos igualmente falsos. La tesis fundamental de esta ideología es que “el sexo es el aspecto biológico de los seres humanos, entonces solo podemos ser varón y mujer. Mientras que el género es el sexo culturalmente o socialmente construido”[1]. El problema aparece en la segunda frase, porque se desconoce que el sexo no solamente está en la genitalidad, sino expresado en nuestra genética, en tanto somos XX las mujeres o XY los hombres, y esto hace que seamos distintos y tengamos capacidades diferentes que nos determinan y que al mismo tiempo nos hacen ser complementarios, ninguno es mejor o peor que el otro, simplemente somos diferentes, y en aras de la justicia la sociedad no puede olvidar esas diferencias que, sin lugar a dudas, hacen que nuestra sociedad se enriquezca.

Pero si aceptáramos que el género es una construcción cultural y que, por tanto, podemos autoconstruirnos como queramos (lo cual es falso), terminaremos aceptando la tesis de la ideóloga de género de Judith Butler, quien afirma que “hombre y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino”[2]; o la expresión de Lucy Gilber y Paula Wesbster, quienes afirman que "cada niño se asigna a una u otra categoría en base a la forma y tamaño de sus órganos genitales. Una vez hecha esta asignación nos convertimos en lo que la cultura piensa que cada uno es”[3]. En otras palabras, se desprenderían una serie de razonamientos lógicos, igualmente falsos, como el principio básico; entre ellos, que ya no existirían hombres, ni mujeres, pues dichas categorías, según la ideología de género, serían el resultado de una cultura hegemónica y patriarcal que nos había estado dominando y por la cual creíamos, según ellos, que esas categorías eran naturales.

Siguiendo este orden de ideas, concluiríamos que así como el marxismo entendía la historia como una lucha de clases, la ideología de género pretende leer la historia como la opresión del hombre contra la mujer. De allí que las feministas de género que aceptan las tesis antes expuestas (como la de Butler) concluyan que la única forma de llegar a una verdadera igualdad entre hombres y mujeres es que desaparezca la misma distinción; por tanto, niegan y van en contra de la misma naturaleza.

La pretensión final de esta ideología no es que seamos iguales en derechos, sino idénticos en todo el sentido de la palabra, por eso es que la maternidad, que evidentemente es una de las diferencias entre hombre y mujeres, es vista como una enfermedad o carga opresiva que ha sido impuesta a la mujer, de allí que no hablen de maternidad sino de “labor reproductiva” y se diga que, para compensar, el Estado debe garantizar el acceso por ejemplo al aborto, sin que el hombre como padre de esa criatura que está por nacer pueda opinar.

En el mismo sentido, la ideología de género ataca el matrimonio como fundamento de la familia, pues al no existir ni hombres, ni mujeres, el matrimonio no sería más que una unión entre dos adultos. Así, al todo ser matrimonio, nada es matrimonio; y al todo ser considerado familia, nada es familia. Y como todas las “relaciones afectivo sexuales” para esta ideología son igual de valiosas, ya no hay límites naturales, ni relaciones que merezcan mayor protección, por ser todo una construcción cultural. Este razonamiento puede llevarnos incluso a que, en el futuro, se vean normales relaciones como la pedofilia, la zoofilia o la necrofilia.

Además, la ideología de género tiene un fuerte vínculo con el control de natalidad. De hecho, en una publicación apoyada por el Fondo de Población de las Naciones Unidas se afirma que, “para ser efectivos en el largo plazo, los programas de planificación familiar deben buscar no solo reducir la fertilidad dentro de los roles de género existentes, sino más bien cambiar los roles de género a fin de reducir la fertilidad”[4]. Y es que si se promueven las uniones entre homosexuales, y se crea separación entre hombres y mujeres, el tema de la procreación va a quedar reducido a los laboratorios, propiciando una nueva eugenesia, pues las técnicas de procreación humana asistida son costosas e incluyen selección, y no es un secreto que los “derechos sexuales y reproductivos” (aborto, esterilización y anticoncepción) están altamente direccionados a eliminar la pobreza, o mejor dicho, a eliminar a los pobres.

Es cierto que la mujer históricamente ha sido fuertemente agredida y violentada en sus derechos, pero no es cierto que la ideología de género pretenda ayudar a la mujer y esto es una denuncia que se debe hacer de forma abierta, pues es una ideología que no parte de la realidad, no reconoce a la mujer y sus particularidades. En este sentido, hay que recordar que en el feminismo se dio una ruptura, es así como en la actualidad se habla de feminismo de equidad y feminismo de género.

El feminismo de equidad es sencillamente la creencia en la igualdad legal y moral de los sexos. Una feminista de equidad quiere para la mujer lo que quiere para todos: tratamiento justo, ausencia de discriminación. Por el contrario, el feminismo de género es un ideología que pretende abarcarlo todo, según la cual la mujer norteamericana está presa en un sistema patriarcal opresivo. La feminista de equidad opina que las cosas han mejorado mucho para la mujer; la feminista de género a menudo piensa que han empeorado. Ven señales de patriarcado por dondequiera y piensan que la situación se pondrá peor. Pero esto carece de base en la realidad norteamericana. Las cosas nunca han estado mejores para la mujer que hoy conforma 55% del estudiantado universitario, mientras que la brecha salarial continúa cerrándose.”[5]

De lo anterior, podemos decir que mientras una feminista de género se alegra porque la mujer puede acceder a derechos sexuales y reproductivos (aborto, anticoncepción y esterilización)...

La feminista de equidad se da cuenta que este discurso es un engaño y se opone porque sabe que es una forma de controlar la natalidad, instrumentalizar a la mujer y aprovecharse de lo mucho que ellas han sufrido, y que por eso les hablan en términos de derechos, pero que en el fondo, la primera víctima del aborto –además del niño que muere- es la mujer que se lo practica.

Pero no ocurre solo en esos ámbitos, en política, por ejemplo, la feminista de género se alegra porque se dan normas como la “ley de cuotas”. Mientras que la feminista de equidad se ofende, pues sabe que de fondo están poniendo en duda sus capacidades intelectuales para competir. Baste recordar que, en el campo de la educación, las primeras mujeres que entraron a una universidad pidieron ser evaluadas con la misma rigurosidad con que se evaluaban a los hombres, pues al principio se les ponían pruebas más sencillas, porque se tenía la idea de que no eran capaces de responder a algo más exigente, sin duda aceptarlo hubiera sido una ofensa y por eso protestaron. Lástima que además de todo lo que hemos dicho, la ideología de género continuamente ponga a la mujer en condición de víctima, y por eso insista en que hay que “empoderarla”, cuando realmente la mujer tiene muchísimo poder, y las primeras feministas dan cuenta de ello.

Publicado en el Observatorio de Ética Política y Sociedad
Universidad Pontificia Bolivariana


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