Cómo llegamos a ser quienes somos
EL «APEGO» en psicoterapia
La teoría del apego se ha convertido en un paradigma dominante en la psicología del desarrollo. Ningún otro marco de investigación nos arroja más luz sobre cómo llegamos a ser quienes somos.
Los estudios de los vínculos que facilitan el desarrollo de la infancia deberían enseñarnos muchas cosas sobre el tipo de relaciones terapéuticas que con mayor eficacia fomentan el cambio.
«EL APEGO en psicoterapia» es una obra del Dr. David J. WALLIN. Los estudios de los vínculos humanos más íntimos pusieron de manifiesto que el «apego» es un imperativo biológico que tiene sus orígenes en una necesidad evolutiva: el pequeño tiene necesidad biológica de protección corporal para sentirse seguro. La calidad del vínculo entre la figura principal de apego y sus cuidadores influye en la forma en que la fisiología modela la receptividad del pequeño. El sentido originario del “yo” del pequeño se enraíza en su experiencia somática cuya naturaleza depende de la calidad de los primeros vínculos de apego.
La «psicoterapia» tiene como razón de ser la invitación al cambio, la transformación de los pacientes. Lo que hacen aquellos padres que educan a sus hijos de manera satisfactoria (estableciendo un tipo de vínculos que facilitan el desarrollo de sus hijos) deberían enseñarnos a los psicoterapeutas muchas cosas sobre el tipo de relaciones más adecuadas que con mayor eficacia fomenten el cambio en los pacientes. Los hallazgos de la teoría del apego pueden servir de modelo para la práctica terapéutica, surgiendo un modelo de terapia que persigue la transformación del paciente mediante el afianzamiento de la calidad del vínculo, la forja de un auténtico vínculo entre paciente y terapeuta. La teoría del apego se ha convertido en un paradigma dominante de la psicología del desarrollo contemporánea. Ningún otro marco de investigación nos arroja más luz sobre cómo llegamos a ser quienes somos.
Algunos de los hallazgos fundamentales de la teoría del apego aplicables a la labor terapéutica han sido: son los vínculos auténticos de la primera infancia los que en esencia nos conforman, un auténtico vínculo terapéutico actúa como crisol del desarrollo, pusieron también de manifiesto la centralidad de la dimensión «no verbal» y la influencia transformadora de la reflexión y la atención plena. De ahí surgió un modelo de psicoterapia que conlleva la transformación del yo a través de afianzar un auténtico vínculo con el paciente. El vínculo de apego del paciente con el terapeuta es fundacional y primario.
Prólogo
La psicoterapia tiene como razón de ser la transformación de los pacientes, la invitación al cambio. David J. Wallin, psicólogo clínico, trabajó como médico en California y dedicó décadas a ejercer, enseñar y divulgar la psicoterapia. El autor se expresa de la siguiente manera: Una única pregunta puso en marcha la odisea que generó este libro: ¿De qué manera la psicoterapia facilita el cambio en los pacientes? Decidí tratar de resolver este misterio observando qué hacían los maestros clínicos con sus pacientes. Años más tarde supe que los investigadores del apego habían adoptado un enfoque parecido al observar cómo trataban a sus hijos los padres receptivos y sensibles.
Como «lo que hacen los buenos terapeutas con sus pacientes es análogo a lo que hacen aquellos padres que educan a sus hijos de manera satisfactoria», los estudios de los vínculos que facilitan el desarrollo de la infancia deberían enseñarnos muchas cosas sobre el tipo de relaciones terapéuticas que con mayor eficacia fomentan el cambio. Del mismo modo, la investigación de las consecuencias de un desarrollo fallido debería ofrecernos una base científica para comprender el sufrimiento y las vulnerabilidades que impulsan a nuestros pacientes a hacer terapia.
Cómo llegamos a ser quienes somos: son los vínculos auténticos de la primera infancia los que en esencia nos conforman.
Los estudios de J. Bowlby, el gran impulsor de los estudios sobre la importancia del apego entre los seres humanos, el que llegaría a ser el padre de la teoría del apego, ponían de manifiesto que son los vínculos auténticos de la primera infancia los que en esencia nos conforman. Tales investigadores aportaron rigor empírico al estudio de los vínculos humanos más íntimos y generaron un acervo de conocimientos sobre las relaciones entre padres e hijos, sobre el mundo interno y la psicopatología, que han erigido la teoría del apego en el paradigma dominante de la psicología del desarrollo contemporánea. Ningún otro marco de investigación nos arroja más luz sobre cómo llegamos a ser quienes somos.
A partir de la neurobiología, la ciencia del conocimiento, el estudio de los traumas y la psicología budista, así como la teoría del apego y el psicoanálisis relacional, en este libro intento trasmitir de qué manera se pueden poner en práctica los tres hallazgos fundamentales de la teoría del apego en la labor terapéutica. En consecuencia, presto especial atención al «vínculo terapéutico» como crisol del desarrollo, la centralidad de la dimensión «no verbal», la influencia transformadora de la reflexión y la «atención plena».
El apego y el cambio
[...] el papel del terapeuta es análogo al de una madre que ofrece a su hijo una base segura desde la que podrá explorar el mundo. (John Bowlby, 1988)
Según Bowlby, el centro de nuestra vida, de la cuna a la tumba, está en los íntimos apegos. Aunque son sobre todo los primeros vínculos los que determinan nuestra actitud hacia tales apegos, también somos maleables. Si nuestros primeros vínculos han sido problemáticos, las relaciones posteriores pueden ofrecernos otra oportunidad, y quizá el potencial de amar, sentir y reflexionar con la libertad que surge de un apego seguro. La psicoterapia aporta, idealmente, ese vínculo curativo para ello.
La teoría del apego no dice exactamente qué debemos hacer, como terapeutas, pero las investigaciones en curso, inspiradas por las ideas iniciales de Bowlby nos muestran cada vez con mayor claridad cómo se desarrolla el yo en un contexto relacional.
Tres hallazgos que parecen tener consecuencias profundas: primero, los vínculos de apego establecidos por las dos partes son el contexto clave para el desarrollo; segundo, la experiencia pre-verbal constituye el núcleo del yo en desarrollo; y tercero, la postura del yo respecto esa experiencia predice mejor la seguridad del apego que los propios hechos de la historia personal.
En el presente capítulo se analizan los tres hallazgos esenciales relacionados con la centralidad de los vínculos de apego la experiencia verbal y la función reflexiva en lo tocante al desarrollo. Y se sintetizan las conclusiones clínicas en un modelo de psicoterapia que conlleva la transformación del yo a través del vínculo.
El apego, el vínculo de apego con el cuidador o cuidadores, es de vital importancia para la supervivencia y el desarrollo físico y emocional del bebé.
Según Bowlby el apego es un imperativo biológico que tiene sus orígenes en la necesidad evolutiva: el vínculo de apego con el cuidador o los cuidadores es de vital importancia para la supervivencia y el desarrollo físico y emocional del bebé. Dada la necesidad de apego el bebé debe adaptarse al cuidador y excluir defensivamente cualquier conducta que amenace el vínculo de apego. Lo que determina la seguridad o inseguridad del bebé -y su actitud ante sus propios sentimientos- es la calidad de la comunicación no verbal en el vínculo de apego. Esas interacciones no verbales tempranas, de origen biológico, se registran en el bebé como representaciones mentales y normas para procesar la información e influyen, a su vez, en el grado de libertad con el que después el niño, el adolescente y el adulto es capaz de pensar, sentir, recordar y actuar. La seguridad del apego, la resiliencia y la capacidad de infundir seguridad en los hijos guardan relación con la aptitud del individuo para adoptar una postura reflexiva ante la experiencia. El proceso narrativo de la teoría del apego se ha centrado en los vínculos íntimos, el ámbito no verbal y la relación del yo con la experiencia.
El vínculo de apego del paciente con el terapeuta ofrece una base segura que facilita la exploración, el desarrollo y el cambio.
Estos tres temas organizan el modelo de la terapia como transformación mediante el vínculo. Según dicho modelo, el vínculo de apego del paciente con el terapeuta es fundacional y primario. Ofrece una base segura que facilita la exploración, el desarrollo y el cambio. Tal sensación de seguridad está en función de la eficacia del terapeuta para contribuir a que el paciente tolere, module y comunique sentimientos difíciles. En virtud de la seguridad generada por esas interacciones reguladoras del afecto, el vínculo terapéutico puede ofrecer un contexto para acceder a experiencias negadas o disociadas dentro del paciente que no han sido -y que quizá no pueden ser- puestas en palabras. El vínculo es también un contexto dentro del cual el terapeuta y el paciente habiendo hecho sitio para esas experiencias, pueden intentar interpretarlas. El acceso a los sentimientos, pensamientos e impulsos disociados y no verbalizados, el intento de expresarlos y reflexionar sobre ellos, fortalece la «competencia narrativa» del paciente y contribuye a orientar en una dirección más reflexiva su actitud ante la experiencia. En términos generales, el proceso relacional/emocional/reflexivo que está en el núcleo de toda terapia centrada en el apego facilita la integración de la experiencia negada y fomenta en el paciente un sentido del yo más coherente y seguro.
Fuente: David J. WALLIN: El apego en psicoterapia
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