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La quiebra del vínculo materno-filial

La quiebra del vínculo primario: Impacto y consecuencias para el hijo

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7. El impacto que el trauma original ha podido ejercer sobre el niño

Lo cierto es que mucho de lo que tradicionalmente hemos creído de los bebés es falso. Hemos mal comprendido y subestimado sus capacidades. No son seres simples sino complejos y sin edad; pequeñas criaturas con pensamientos insospechadamente amplios. David Chamberlain

En su libro, Los bebés recuerdan el nacimiento, el Dr. Chamberlain llega a decir: “Los bebés saben más de lo que creemos que saben. Unos minutos después de nacer un bebé puede reconocer el rostro de su madre -que no ha visto nunca- de entre una serie de fotos... Recientemente se ha descubierto que los bebés recién nacidos poseen los sentidos, y hacen uso de ellos como el resto de nosotros. Sus llantos de dolor son auténticos. Los bebés no son insensibles, somos nosotros los que hemos sido insensibles”.

Si los bebés recuerdan el nacimiento, hemos de pensar que recuerdan también lo que ocurrió después de nacer, es decir, que su madre, la persona a la que estaban conectados y que esperaban les acogería en el mundo, desapareció de súbito. ¿Cuál es el impacto que esta experiencia ejerce sobre las emociones y los sentimientos del recién nacido? Ya no podemos pensar que los bebés no se dan cuenta de lo que ocurre o son insensibles. Hay demasiadas evidencias de lo contrario. Los bebés son sensibles tanto a nivel físico como emocional.

El nacimiento biológico de la criatura humana y el nacimiento psicológico del individuo no coinciden en él tiempo. El primero es espectacular, observable y un acontecimiento bien circunscrito; el segundo es un proceso intrapsíquico que evoluciona lentamente. -Mahler, Pine y Bergman

8. El conflicto intrapsíquico de la persona adoptada

Notamos como nuestra hija adoptiva, alguien que fue adoptada casi en el momento del nacimiento, que no estuvo nunca en un orfanato y que fue verdaderamente deseada y querida por nosotros, parecía estar sufriendo un gran malestar. Algo les ocurría a los niños adoptados ya que bastantes de ellos estaban bajo tratamiento psicoterápico. Los niños adoptados que llevaban a cabo un tratamiento psicológico presentaban síntomas relativamente constantes de características impulsivas, provocativas, agresivas y antisociales. ¿Cuál es la causa de esta gran incidencia de trastornos sociológicos, escolares y psicológicos entre la población adoptada?

No tenía la más remota idea de que la adopción tuviera nada que ver con los trastornos de conducta que estaba experimentando. Lo que descubrí es lo que llamo la “herida primaria”, una herida que es física, emocional, psicológica y espiritual, y una herida que causa un dolor tan profundo que ha llegado a ser descrita como una herida a "nivel celular”. Llegué a la conclusión de que esta herida era causada por la separación del niño de su madre biológica, el vínculo con la cual da la sensación de ser místico, misterioso, espiritual e imperecedero. Una herida presente en su psiquismo, del cual no tienen un recuerdo consciente... pero que está ahí gravada en su memoria corporal. Las implicaciones de este descubrimiento y las respuestas que suscita tendrán que influir, en el futuro, en la manera de pensar acerca de la importancia de la relación madre/hijo y en las consecuencias para la unidad familiar y su entorno de su comportamiento.

En esos niños el abandono, la pérdida o la separación de la madre biológica produce un sentimiento profundo, a menudo desgarrador, desorganizador, como consecuencia de la quiebra, de ese vínculo telúrico natural (biológico, emocional, anímico…) que durante nueve meses el feto ha ido tejiendo con su madre natural-biológica… se trata del trauma inicial o herida primaria.

Se trata de tomar conciencia sobre el impacto que ese trauma inicial haya podido tener en el niño. Una herida en el psiquismo de la que el niño no tiene un recuerdo consciente. Es la vivencia de sentirse separado, abandonado de su madre natural la que causa la herida. ¿Cuál es el impacto que esta “vivencia traumática” ejerce sobre las emociones y los sentimientos del niño abandonado? ¿Cómo compensar, curar, el sufrimiento por la separación y la pérdida?

9. Abandono y adopción como experiencia

Toda esta retórica ignora un hecho simple pero crítico: el niño adoptado estaba allí. Lo que en realidad experimentó es que era dejado por su madre biológica y cedido a unos extraños. Se trate de pocos días o pocos minutos no supone ninguna diferencia. El niño ha compartido una experiencia de 40 semanas con una persona con la cual probablemente, se vinculó en el útero, y a la cual está conectado biológicamente y, quizá incluso de manera más importante, vinculado psicológica, emocional y espiritualmente.

10. Los niños son, sobre todo, criaturas intuitivas y sensibles

Los bebés ya “saben” acerca de la adopción debido a que lo han vivido personalmente. Al guardar inconsciente aquel conocimiento, sus padres les privan de un contexto donde situar los sentimientos causados por la experiencia preconsciente de aquella pérdida. A menudo se sienten anormales, enfermos, o extravagantes por tener dichos sentimientos, y desconcertados por su propia conducta.

La adopción no es un concepto para ser aprendido, una teoría que ha de ser comprendida o una idea a desarrollar. Es una experiencia de la vida real acerca de la cual los adoptados han tenido y continúan teniendo sentimientos constantes y conflictivos, todos ellos justificados. Sus sentimientos son la respuesta a la experiencia más devastadora que nunca hayan podido tener: la pérdida de su madre. Aunque no la recuerdan conscientemente, este hecho no hace el sentimiento de pérdida menos destructivo sino, contrariamente, más difíciles de tratar debido a que ha teñido lugar antes de que los niños adoptados tuvieran palabras para describirlo (período preverbal), y es por tanto casi imposible hablar de ella, y para muchos, es incluso difícil el pensar en ella. En realidad, algunos adoptados dicen sentir como si ellos procedieran de un espacio sideral o de un archivo. Permitirse el recuerdo de haber nacido o incluso un sentimiento acerca de ello, significaría tener que recordar y sentir lo que ocurrió después y, ciertamente, la mayoría de ellos no quieren recordarlo.

11. La importancia de las experiencias tempranas

Los psicólogos hablan a menudo de los 3 primeros años de vida como los más importantes para el desarrollo emocional. Nuestra comprensión habitual de la psicología prenatal ha hecho que muchos reconozcan que el ambiente uterino es una parte importante del bienestar del bebé.

Se diría que hay un rechazo a reconocer que, en el momento del nacimiento, y en los siguientes días, semanas o meses de la vida de un bebé, éste puede quedar profundamente afectado por las experiencias de ser separado de la madre y colocado en manos de extraños. ¿Qué significado tiene el hecho de que hayamos querido ignorar esta situación durante tanto tiempo?

El hecho de que el niño no se acuerde conscientemente de ello no va a disminuir el impacto que ha recibido. ¿Cuántos de nosotros nos acordamos con detalle de los tres primeros años de nuestra vida? ¿Nuestra falta de memoria significa que aquellos primeros años no han impactado en nuestras percepciones, actitudes y conducta? ¿Cuántos niños que fueron objeto de abuso sexual recuerdan la experiencia de aquel abuso? ¿Vamos a creer que si una persona logra mantener con éxito aquellas experiencias lejos de la consciencia logrará que éstas no afecten sus relaciones futuras? En el caso del abuso hemos podido reconocer finalmente que, en realidad, existe un efecto profundo sobre la persona durante toda la vida, un efecto que a menudo requiere años de terapia para superarlo. De todos modos, ¿qué cosa más abusiva puede ocurrir a un niño que separarlo de su madre?

En su libro “Necessary Losses” Viorst dice: “Hay un momento en que es adecuado separarse de la madre, pero si no estamos preparados. para separamos de ella y quedamos solos, cualquier cosa es mejor que la separación”. La ruptura del vínculo ejerce un impacto tremendo y para siempre, tanto en la vida de la madre como en la del niño. Para estos bebés y sus madres, la renuncia y la adopción son  experiencias de las cuáles nadie se recupera plenamente.

12. El trauma del abandono y de adopción.

Lo que en general se considera una solución social para la asistencia de niños que no pueden o que no van a ser asistidos por sus padres biológicos, representa para ellos una experiencia realmente devastadora y debilitante de partirse en dos. La primera parte de la experiencia es el mismo abandono. No importa hasta qué punto la madre quería quedarse con su bebé, y tampoco las razones altruistas o intelectuales que haya tenido para renunciar a él; el niño experimenta la separación como un abandono. La segunda parte de la experiencia es la de ser confiado a extraños, incluso cuando la madre adoptiva ha establecido una relación con la madre biológica y la ha asistido en el nacimiento del bebé, ésta será una impostora, un substituto de la madre con la cual ha vivido los 9 primeros meses de su vida.

El Dr. Chamberlain, citado al comienzo de este capítulo, y también otros autores que trabajan en el campo de la psicología perinatal, nos han mostrado la evidencia de que los bebés no son seres inconscientes y simples como los científicos supusieron (en lo profundo de sus corazones, las madres siempre lo han sabido). Actualmente sabemos que los bebés son seres cognitivos con un amplio espectro de capacidades, por ejemplo, la de reconocer el rostro de su propia madre, su olor, su energía. Son también capaces de sentir un amplio espectro de emociones, de recordar, de aprender, y utilizan los cinco sentidos para experimentar su nueva vida fuera del vientre de su madre.

Si tenemos presente todo esto, es fácil deducir que ser cedido a un extraño puede ser para el bebé una experiencia desconcertante e incluso aterradora. Si añadimos a ello la falta de preparación física, hormonal, psicológica y emocional de la madre adoptiva para conocer las necesidades del bebé, y también para que éste pueda reflejarse en ella, uno puede darse cuenta de que hay mucha complejidad sobre la cual pocas personas se han detenido a pensar en detalle.

Resumen

La adopción, considerada por muchos como un simple hecho es, contrariamente, una experiencia traumática para el niño adoptado. La secuencia comienza separándose de la madre biológica y termina viviendo con extraños. En alguna parte de su interior alberga los sentimientos de esta experiencia traumática, y tener estos sentimientos no quiere decir que sea una persona anormal o un enfermo mental. Lo que significa es que está traumatizado como resultado de haber sufrido una pérdida devastadora y, por ello, sus sentimientos respecto a dicha pérdida son justificados, necesitan ser reconocidos; no ignorados ni puestos en duda.

Fuente:N. NEWTON VERRIER: El niño adoptado. Comprender la herida primaria.

Ver también:

El útero, nuestra verdadera escuela primaria

«Vientres de alquiler»: ¿progreso o aberración antropológica?

Experiències primerenques

Actitud dels pares i regulació emocional de l'infant

EDUCACIÓ FAMILIAR


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