NUESTRO LUGAR EN EL COSMOS (2)
Propiciando, favoreciendo, una reflexión serena sobre el misterio del mundo y de nuestra existencia en su seno.
Hay actividades que aparentemente pueden parecer inútiles, pero que en realidad en el fondo pueden resultar de máxima utilidad. Hemos visto cómo la «contemplación» de la realidad nos lleva a la «reflexión» y la reflexión es la antesala de cualquier posible «transformación» personal. (Ver aquí: El cosmos: una maravilla a contemplar).
La especie humana ha hecho un gran esfuerzo para comprender la naturaleza del universo y nuestro lugar dentro de él. Hay temas realmente profundos que inquietan la existencia humana, como el origen y significado del universo, el lugar del ser humano en el mundo, la estructura y organización de la naturaleza. Desde siempre los seres humanos hemos sentido algún tipo de relación con el Cosmos, entre el Universo y algunas de las cosas que más anhelamos saber de nosotros: nuestro origen, qué destino nos espera, si la vida tiene algún sentido...
Más allá de las hipótesis plausibles sobre el modo cómo se ha originado el mundo, ninguna puede negar la tesis de que el mundo tiene un origen en una realidad fundamental que lo haya causado. No es pues insensato comprender el mundo como un don maravilloso, como un espacio entregado generosamente para realizar la aventura humana. La experiencia de este don suscita en el ser humano admiración y, a su vez, gratitud. Esta gratitud se traduce en una actitud de respeto, de veneración, de agradecimiento a quien le ha hecho posible (F. Torralba). ¿Cuál es la percepción mental de nuestra pertenencia cósmica y cuál su impacto en nuestra psique? Una invitación, pues, a contemplar y admirar nuestro lugar y papel en el Cosmos.
Contemplando el espectáculo...
Somos la encarnación local del Cosmos. Un Cosmos que se ha desarrollado hasta alcanzar tener consciencia de sí. Somos sustancia estelar que reflexiona sobre las estrellas. Somos conjuntos organizados de miles de billones de billones de átomos que rastrean el largo camino a través del cual llegó a surgir en el Cosmos la consciencia. Carl SAGAN (1934-1996).
Sólo el conocimiento profundo de uno mismo, arraigado en el conocimiento de nuestro lugar en el cosmos, puede ser fuente de plenitud y de verdadera transformación, posibilitando la ampliación de nuestro nivel de consciencia, la transformación de nuestro ser. M. CAVALLÉ (Filósofa)
Universo, Cosmos. Espacio, tiempo. Materia, energía. Orden y caos. Belleza, vida, consciencia. Fenómeno humano.
Cuenta la antropología evolutiva que cuando nuestros antepasados más remotos andaban a cuatro patas, medio inclinados, su horizonte visual era reducido, su campo de visión escaso, corto, estrecho… Cuando progresivamente fueron adoptando una postura más eréctil y bípeda su perspectiva óptica se amplió y se ensanchó, abarcando más amplios horizontes visuales. La locomoción bípeda permitió contemplar una extensión de terreno más grande y advertir con mayor antelación los posibles peligros, de este modo se las ingeniaron para anticipar una más eficaz defensa... así su cerebro se fue desarrollando y su mundo mental se fue ampliando considerablemente.
Para los griegos antiguos el hombre no ha nacido para hacer, sino para contemplar. El fin principal de la vida del que persigue una vida plena es la contemplación. Qué es un hombre y qué cosa diversa le corresponde hacer o sufrir a la naturaleza humana en relación a las otras naturalezas, estas son las cosas de las que va en búsqueda y en cuya investigación se empeña a fondo. Para Aristóteles, el más noble de los animales de aquí abajo es el hombre. ¿Cuál es, pues, el fin en vista del cual la naturaleza y Dios nos han engendrado? Interrogado sobre esto, Pitágoras respondió: “observar el cielo”; y solía afirmar que él especulaba sobre la naturaleza y que en vista de este fin había venido al mundo. Y dicen que Anaxágoras, interrogado acerca del fin en vista del cual uno podía desear ser engendrado y vivir, respondió: “observar el cielo y los astros que están alrededor de él, la Luna y el Sol”; como si no considerara de ningún valor todas las demás cosas». Y Aristóteles añade: la especulación sobre el universo debe estimarse más que todas las cosas que se consideran útiles».
Contemplar la Verdad (Realidad) y el Ser, esto es, el «Todo» implica un alejamiento de aquellas cosas que los hombres estiman y, por tanto, una forma de vida ascética en sentido helénico: en efecto, contemplando el Todo (Realidad) cambian necesariamente las perspectivas usuales limitadas a las partes y, en una óptica global, cambia el significado que se da a la vida humana y se impone una nueva jerarquía de valores. La contemplación es para el hombre el más rico y fecundo silencio: es el silencio metafísico en el que él se construye, la mayor antítesis del pragmatismo del hombre de hoy. Con ella se busca hacer crecer al mismo hombre a través de la contemplación de la Realidad. Dice Plotino. provocativamente: Tú, pues, te aumentas a ti mismo cuando desechas todas las demás cosas y el Todo se te hace presente cuando las has eliminado; pero, a quien sigue con esas otras cosas, él no se manifiesta». Para Aristóteles lo que llevó a los hombres a filosofar fue el hecho de advertir que la realidad tiene logos, sentido, racionalidad. La realidad misma es admirable porque no es un caos, sino un cosmos, es decir, un conjunto ordenado de seres que siguen leyes racionales. El asombro, la admiración expresa una postura contemplativa orientada hacia el reconocimiento del misterio y de la grandeza del hombre y de toda la Realidad. El asombro implica salir de uno mismo y dejarse cautivar por la realidad. Muchas realidades pueden suscitar nuestra admiración...
Miramos, observamos, vemos lo que tenemos delante, lo que está enfrente, lo próximo, lo que nos circunda, lo que hay ante nosotros… nuestra mirada suele ser concreta, corta, reducida, a veces miope… solemos tener presente tan solo lo que nos circunda… prioritariamente estamos atareados por el mundo que tenemos enfrente. Alzar la vista, elevar nuestra mirada, ampliar nuestro campo visual, intentar ver más allá de lo que tenemos delante, ejercitarse en traspasar el propio horizonte vital, intentar hacernos con una visión más amplia, otear más extensos horizontes, siempre resultará saludable… El ensanchamiento de nuestra visión, la ampliación de nuestra consciencia cósmica posibilita la percepción del sentido profundo de la realidad de la cual formamos parte. Ese cambio de perspectiva (ver aquí: “Eixamplant la nostra consciencia cósmica”) nos permite ensanchar nuestra consciencia cósmica, comprender más objetivamente nuestro lugar en el Cosmos y vislumbrar el posible sentido de nuestra existencia...
Nuestro lugar en el Cosmos...
Deja de mirarte el ombligo... Levanta la mirada... Admira... contempla tu lugar en medio la inmensidad cósmica...
Estamos acostumbrados a las maravillas, y por ello muchas maravillas ya no nos sorprenden. Como recordaba Leibniz, el hecho de que exista la Realidad («hay algo, más bien que nada») es ya un motivo singular de admiración (R.M. Nogués). Ya lo dijo C. Sagan, el cosmos es nuestro hogar. El cosmos es una maravilla para contemplar. Enfrentarse a la vastedad de lo que hay ahí fuera ha constituido una marca de nuestra especie. En el Cosmos existe "vida". Que existan vivientes es ya una agradable sorpresa si tenemos en cuenta que, según nuestros modestos datos, no parece que el universo esté masivamente habitado por vivientes, aunque probablemente existan muchos planetas con vida. La vida parece más bien una feliz ocurrencia infrecuente de algún planeta templado.
De vez en cuando, la mayoría de nosotros apartamos la vista de las preocupaciones cotidianas, miramos hacia el cielo nocturno y nos preguntamos por el misterio de nuestra existencia en este pequeño planeta situado en los confines del Universo. Podríamos esperar sentirnos insignificantes ante tamaño espectáculo y enfatizar lo absurdas y sin sentido que son nuestras vidas. Un toque de sorpresa y misterio nos inunda... La humildad nos invade cuando nos damos cuenta de que no somos más que una mota microscópica en un vasto e incomprensible universo,. "Un hombre se convierte en sabio en la medida en que comprende plenamente su verdadera relación con el universo del cual forma parte" (Sri Ram).
La contemplación transforma tu relación con la realidad. La contemplación de la inmensidad y la grandeza cósmica puede contribuir en crear una actitud interna en nuestra mente que nos ayude a expandir nuestra conciencia. Una expansión de la conciencia que puede reportarnos beneficios incluso capaces de transformar nuestra propia concepción de la existencia. Ampliar nuestra «conciencia cósmica» contribuye a sobreponernos a los apegos que nos dominan y sentirnos más unidos con el cosmos y su destino.
Dejemos que lo que sabemos nos penetre. Convirtamos todos esos conocimientos en objeto de meditación para ver la realidad con ojos no cotidianos, dejando que nuestra sensibilidad aprecie la maravilla que tenemos delante. Lo que sabemos de las galaxias es de vértigo, puede ayudarnos a dejarnos maravillar en la observación de lo que vemos… ¡si nos damos tiempo! Perder el tiempo contemplando es ganar la vida.(Teresa Guardans)
- Ante la contemplación de tan prodigioso espectáculo, podemos plantearnos qué sentimos, qué sensaciones experimentamos, qué recuerdos permanecen en nuestra memoria ante tan impactante espectáculo.
- Ante tanta grandeza cósmica… ¿preocupado por esas menudencias, nimiedades, pequeñeces que tanto nos inquietan, pre-ocupan y ocupan…?
- Ante tanta grandiosidad… ¿es razonable continuar manteniendo una mirada miope, cortoplacista, egocéntrica, autocentrada?
- ...contempla, asómbrate, reflexiona, recapacita… ensancha tus horizontes mentales, dilata tu espíritu, busquemos horizontes más amplios que nos permitan recrear nuestra existencia...!
Somos la encarnación local del Cosmos. Un Cosmos que se ha desarrollado hasta alcanzar tener consciencia de sí. Somos sustancia estelar que reflexiona sobre las estrellas. Somos conjuntos organizados de miles de billones de billones de átomos que rastrean el largo camino a través del cual llegó a surgir en el Cosmos la consciencia. Carl SAGAN (1934-1996).
Sólo el conocimiento profundo de uno mismo, arraigado en el conocimiento de nuestro lugar en el cosmos, puede ser fuente de plenitud y de verdadera transformación, posibilitando la ampliación de nuestro nivel de consciencia, la transformación de nuestro ser. M. CAVALLÉ (Filósofa)
- Este es nuestro hogar, nuestra casa común…
- Nuestro hábitat, nuestra morada cósmica…
- Aquí transcurre nuestra fugaz existencia…
- Aquí vivimos, nos desarrollamos, nos realizamos …
- …aquí pereceremos y yacerán nuestros restos para siempre… el resto de los días…
- Este es nuestro ámbito de actuación, nuestro pequeño, reducido mundo…
- Vivimos a partir de lo que nos circunda…
- Este podría ser tu entorno… …o este, o quizás este…
- … y además, cada uno de nosotros hemos creado, tenemos nuestro particular mundo mental…
- … y tenemos nuestro propio mundo de relaciones a nivel personal, local, regional, mundial…
- Ampliemos el foco de nuestra mirada y miremos un poco más allá…
- Este es nuestro hogar cósmico, el planeta Tierra… un planeta singular dentro del sistema solar… aquí se dan una serie de condiciones que son las que posibilitan que haya emergido ese fenómeno tan extraño como es la vida, en sus más variadas formas de expresión…
- La Tierra vista desde otras latitudes…
- Nuestra posición dentro la vía Láctea…
- Nuestra galaxia en comparación con otras galaxias…
- La inmensidad cósmica… /Universo
- ¿Cuál es tu verdadero lugar/posición en el seno cósmico?
- ¿Cuál es tu verdadero lugar en el cosmos?
- Tú, y yo, y todos nosotros, nuestro planeta, una insignificante gotita de agua en medio de la inmensidad del océano cósmico...
- Insignificantes? Unos simples datos:
- Para que se forme la materia que posibilite la vida (carbono, nitrógeno, oxígeno…) y de la cual estamos constituidos se necesitan de 10 a 12 mil millones de años.
- El grado de “complejidad” de los objetos y fenómenos que se dan en la Tierra es mucho mayor que la del Sol.
- La excelsa “complejidad” humana: el número de conexiones neuronales de nuestro cerebro es del mismo orden que el número de galaxias en el Universo observable. El Universo tiene un grado de “complejidad” menor que la del cerebro humano. Las interacciones neuronales son mucho más complejas que las interacciones entre los objetos cósmicos.
- Aunque temporalmente nuestra especie acaba de aparecer en el Cosmos, la aceleración de la transformación cósmica que implica nuestra aparición en esta última fase ha aumentado exponencialmente.
- El ser humano: el lugar en el que el Cosmos se ha vuelto consciente, el ente en el que el Cosmos ha tomado consciencia de sí mismo.
En la constatación de esta realidad y en la toma de conciencia sobre ella podemos también fundamentar el incalculable valor, su originalidad y singularidad, su dignidad, incluso en perspectiva cósmica, de todo ser humano, y por ende basar en ella la justificación de la debida protección y respeto a TODO ser humano, independientemente de la fase de desarrollo en la que se encuentre.
A. 209 segons que et faran qüestionar tota la teva existència
Aquesta és la terra
Aquí és on tu vius.
I Aquí és on tu vius en el nostre sistema solar.
Aquí hi ha la distància, a escala, entre la Terra i la Lluna
No gaire lluny, veritat?
Dins d'aquesta distància es poden encaixar tots els planetes del nostre sistema solar
Júpiter és gran; aquest borrissol verd és Amèrica del Nord.
I aquí hi ha la Terra (bé, sis Terres) en comparació amb Saturn.
Però això no és res en comparació amb el nostre Sol.
Aquí hi ha una foto de la Terra des de la Lluna.
I aquí, la mateixa Terra des de Mart.
Aquest petit punt insignificant, és la Terra, al voltant de 4 mil milions de quilòmetres de distància.
Bé. Aquí hi ha la Terra comparada amb el Sol. Aterridor, no?
Hi ha estrelles molt més grans que el nostre sol ombrívol.
Arcturus. Més de 16.000 vegades més gran en volum que el nostre sol.
Alpha Scorpii A. Aproximadament 690 milions de vegades més gran en volum que el nostre sol.
VY Canis Majoris. Al voltant de 2.9 bilions de vegades més gran en volum que el nostre sol.
El nostre sol a penes és visible en aquesta escala.
¡Nassos!, però no és res en comparació amb la mida d'una Galàxia.
Així doncs, el sol té menys d'1.400,00 km d'ample. Això és gran, oi?
Bé, la nostra galàxia de la Via Làctica és d'uns 100,00 anys llum de diàmetre
Això és aproximadament 950,00 quilòmetres
La galàxia de la Via Làctia és enorme.
Aquí dintre és on tu vius.
I en aquest cercle groc són les úniques estrelles que pots veure a la nit.
Però la nostra galàxia és una de les més petites en comparació amb alguns altres.
Això és IC 1011. Té 6.000.000 d'anys llum d'amplada.
Només pensa en tot allò que hi pugui haver-hi dintre.
Però pensem més!
El telescopi de Hubble va prendre aquesta foto... conté milers de galàxies ...
Cada galàxia conté milers de milions d'estrelles ... Cada estrella és orbitada pels seus propis planetes.
I tot això es va veure en aquesta petita porció del cel.
Així que si alguna vegada et sent malament, recorda ...
Aquesta és la teva llar.
Això és el que succeeix quan reduïu el zoom.
I més enllà del veïnat solar interestel·lar ... i més enllà, seguint endavant ...
Una mica més lluny ... gairebé allà ...
Aquí està. Tot l'univers observable... I aquí hi ha el vostre lloc.
0h, home.
Ante tanta grandeza, tanta majestuosidad, tanto esplendor, algunos humanos especialmente sensibles y lúcidos y con un alto grado de consciencia sobre las poliédricas dimensiones de la Realidad, rebosantes de admiración, fueron capaces de exclamar ( en la tradición bíblica refiriéndose a la Sabiduría Eterna, presente desde el principio de los tiempos y expresión de la voluntad divina / en la Grecia clásica en forma de Himno a Zeus, considerado como fundamento de Todo).
Heráclito (540 a.C. - 470 a.C.) exclamaría:
«Una sola cosa es sabia: conocer la Razón* por la cual todas las cosas son gobernadas».
(*: el Logos, la Lógica del Cosmos, las leyes universales del mundo, la ley del ser, el destino, la razón universal, la Ley única que gobierna y sostiene el Cosmos entero.)
La tradición bíblica considera a aquel célebre rey como el prototipo del "sabio". El sabio es el experto en el arte de vivir bien. Buen conocedor del corazón humano y de las debilidades de los hombres, es el educador por excelencia. Él sabe que en la infinita variedad de los acontecimientos es posible descubrir un "orden" que es preciso conocer para actuar con éxito en la vida. La sabiduría es el arte de gobernarse a sí mismo, la capacidad de distinguir lo útil y ventajoso de lo nocivo y perjudicial. Las fuentes de ese conocimiento práctico son la inteligencia, la experiencia y la reflexión. La sabiduría que brota de la experiencia se convirtió gradualmente en una sabiduría fundada en el "temor del Señor" y orientada hacia él. Al destacar el origen divino de la Sabiduría, los "sabios" de Israel descubrieron nuevos horizontes, que los llevaron a poner de relieve la misteriosa trascendencia de esa Sabiduría. Más aún, varios poemas contenidos en estos Libros "personifican" a la Sabiduría divina. Ella se identifica a sí misma con la Palabra creadora de Dios y con la Ley revelada a Israel. En los siguientes versículos la sabiduría hace su propio elogio: primera criatura y la más noble de la Creación; fue generada antes de que fueran creados el cielo y la tierra, en cuya formación había estado presente y con gran gozo suyo se complacía en frecuentar a los hombres.
SALMO 8
La alabanza contenida en este célebre himno expresa la intuición poético-religiosa del salmista, que contempla con ojos asombrados la obra de Dios en la creación. Su pensamiento se concentra en el hombre, realidad casi insignificante en comparación con la majestad del cielo, y objeto, al mismo tiempo, de una inexplicable solicitud por parte del Creador (v. 5). Ningún otro de los seres creados recibió una dignidad semejante a la de él (v. 6), y todas las cosas están sometidas a su dominio (vs. 7-9).
PROVERBIOS, 8,22-31
22 “El Señor me creó al principio de su obra,
antes de que comenzara a crearlo todo.
23 Me formó en el principio del tiempo,
antes de que creara la tierra.
24 Me engendró antes de que existieran los grandes mares,
antes de que brotaran los ríos y los manantiales.
25 Antes de afirmar los cerros y los montes,
el Señor ya me había engendrado;
26 aún no había creado la tierra y sus campos,
ni el polvo del que el mundo está formado.
27 Cuando afirmó la bóveda del cielo
sobre las aguas del gran mar, allí estaba yo.
28 Cuando afirmó las nubes en el cielo
y reforzó las fuentes del mar profundo;
29 cuando ordenó a las aguas del mar
no salirse de sus límites;
cuando puso las bases de la tierra,
30 allí estaba yo, fielmente, a su lado.
Yo era su constante fuente de alegría,
y jugueteaba en su presencia a todas horas;
31 jugueteaba en el mundo creado,
¡me sentía feliz por el género humano!
SALMO 8
3 Cuando veo el cielo que tú mismo hiciste,
y la luna y las estrellas que pusiste en él,
4 pienso:
¿Qué es el hombre?
¿Qué es el ser humano?
¿Por qué le recuerdas y te preocupas por él?
5 Pues le hiciste casi como un dios,
le rodeaste de honor y dignidad,
6 le diste autoridad sobre tus obras,
le pusiste por encima de todo:
7 sobre las ovejas y los bueyes, sobre los animales salvajes,
8 sobre las aves que vuelan por el cielo,
sobre los peces que viven en el mar,
¡sobre todo lo que hay en el mar!
9 Señor, soberano nuestro,
¡tu nombre domina en toda la tierra!
Allí están los principales temas de toda filosofía: dios, hombre y mundo; están tambien la ética, la física, y la lógica; de manera específica, están los temas del destino, de la providencia, de la virtud, de la libertad, etcétera. Detrás de todo el poema, se puede suponer la siguiente intención: frente a la decadencia de los criterios hegemónicos tradicionales, Cleantes buscó un fundamento universal, cosmopolita, y lo encontró en “la naturaleza”, a la que había que conocer, o en “el destino”, al que había que someterse, o en Zeus, en el Zeus de los estoicos, “el Zeus de Cleantes es ley universal, es destino inevitable, es razón que penetra todo el universo y es providencia casi amorosa;por todo ello, Zeus es digno de un canto.
HIMNO A ZEUS
Ínclito entre los inmortales,
dios de los mil nombres, siempre todopoderoso,
Zeus, fundamento de la Naturaleza,
tú que con ley todo lo gobiernas,
salve!
Justo es que a ti
los mortales todos te saluden;
pues de ti el linaje procede
de quienes una imagen del sonido
por suerte conseguimos,
los únicos de cuantos animales mortales
viven y se mueven sobre la tierra.
Por lo cual he de celebrarte con mis himnos
y tu poder he de cantar por siempre.
Que a ti todo este mundo
que en torno de la tierra gira
te obedece por doquier lo conduzcas
y de buen grado a tu imperio se somete;
tal es el utensilio que en tus manos
invencibles blandes, provisto de dos filos,
y al rojo, el siempre vivo rayo,
a fuerza de cuyos impactos
todas las obras de Naturaleza fin alcanzan;
con él enderezas la común razón
que todo de un lado al otro lo recorre
mezclándose con grandes y pequeñas luminarias;
con el que tú,
que tan grande eres por nacimiento,
sigues siendo supremo rey por siempre.
Ni una obra en la tierra se realiza
sin tu anuencia, ¡oh Dios!,
ni en la etérea y divina celestial esfera,
ni en el mar, excepto cuanto ejecutan
los malos movidos por sus propios desvaríos:
mas tú incluso lo impar hacer parejo sabes
y ordenar lo que un orden no posee,
y lo que no es amigable para ti es amistoso.
Pues así es como en una sola cosa
todo lo has concertado,
lo bueno con lo malo armonizando,
de forma que de todo
resulte una Razón siempre existente,
a la que, por huir de ella,
los mortales que son malos desatienden,
¡desgraciados!, que, la posesión de bienes siempre ansiando
ni la ley común de la divinidad con sus ojos advierten
ni perciben con su oído; que, si la obedecieran,
una vida honesta, inteligente, consiguieran.
Mas ellos mismos, insensatos, por su parte,
se lanzan unos sobre este mal, otros, tras ése,
quiénes por su honra un afán pendenciero manteniendo,
quiénes hacia los lucros encauzados sin decencia alguna
y otros al abandono y las dulces labores del cuerpo.
Mas con males se topan y en cada ocasión
van a parar a males diferentes,
por mucho que se empeñen
en que todo lo contrario se produzca.
Mas, ¡ea!, Zeus, donador de todo,
el de la oscura nube,
el de brillante rayo,
a los hombres protege de la luctuosa inexperiencia,
dispérsala de sus almas y concede
que encontremos el entendimiento
en el que tú confiando,
toda cosa diriges con justicia,
para que, recibiendo honra,
con honra a ti te respondamos,
con cantos, sin cesar, tus obras celebrando,
como cuadra a un mortal;
pues ni para los hombres
ni para los dioses
existe mayor privilegio
que con himnos celebrar
por siempre y en justicia estricta
la ley universal.»
(Cleantes, «Himno a Zeus»,
en Hans Von Arnim, Stoicorum Veterum Fragmenta, I, 537)
Ver también:
La especie humana en medio de la inmensidad cósmica
INDAGACIONS SOBRE EL NOSTRE LLOC A L'UNIVERS
Ensanchando nuestra consciencia cósmica