El corazón tiene cerebro
Ciencia y conciencia
Annie Marquier es directora y fundadora del Instituto de Desarrollo de la Persona, en Quebec (Canadá). Su dominio de las ciencias matemáticas, la música, el esoterismo y la psicología transpersonal le han permitido ahondar con rigurosa originalidad en la conciencia individual y colectiva. Y afirma: "Cada vez son más las que sienten de forma intuitiva que, para hacer frente a los cambios acelerados y fundamentales del mundo contemporáneo es preciso funcionar de otra manera y encontrar otras respuestas a las tradicionales sobre el gran misterio de la vida. Nos encontramos ahora en el umbral de una gran revolución de la inteligencia y del conocimiento, que comienza a producirse gracias a la integración de los datos de la ciencia, la psicología y la espiritualidad. Un gran número de seres humanos están dispuestos a dar un salto adelante para vivir con mayor plenitud, a realizar un viaje apasionante que nos lleve a una mejor comprensión de la conciencia humana y su misterio, y por ende de toda nuestra existencia".
Annie MARQUIER, matemática e investigadora de la conciencia
Tengo 72 años y sigo siendo joven. Nací en Toulouse y vivo en Canadá. Estudié la carrera de Matemáticas y piano. Creo que el ser humano lleva consigo un potencial extraordinario de conciencia, inteligencia, sabiduría y amor; descubrimientos científicos recientes lo constatan.
Tras estudiar Matemáticas y la carrera de piano y órgano fue profesora en La Sorbona. Luego se instaló en India y participó en la creación de la comunidad de Auroville con Sri Aurobindo y Krishnamurti. Y poco después fundó en Quebec el Instituto para el Desarrollo de la Persona. Es autora de El poder de elegir, La libertad de ser y El maestro del corazón (Luciérnaga). Lleva muchos años investigando la intersección entre la ciencia y la conciencia y sus planteamientos son siempre rigurosos y están documentados. Nos habla de los descubrimientos sobre el cerebro del corazón y sus implicaciones.
Que el corazón tiene cerebro es una metáfora, ¿no? No. Se ha descubierto que el corazón contiene un sistema nervioso independiente y bien desarrollado con más de 40.000 neuronas y una compleja y tupida red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo.
¿Es inteligente? Gracias a esos circuitos tan elaborados, parece que el corazón puede tomar decisiones y pasar a la acción independientemente del cerebro; y que puede aprender, recordar e incluso percibir. Existen cuatro tipos de conexiones que parten del corazón y van hacia el cerebro de la cabeza.
Primera... La comunicación neurológica mediante la transmisión de impulsos nerviosos. El corazón envía más información al cerebro de la que recibe, es el único órgano del cuerpo con esa propiedad, y puede inhibir o activar determinadas partes del cerebro según las circunstancias.
¿Significa eso que el corazón puede influir en nuestra manera de pensar? Puede influir en nuestra percepción de la realidad y por tanto en nuestras reacciones.
Segunda conexión... La información bioquímica mediante hormonas y neurotransmisores. Es el corazón el que produce la hormona ANF, la que asegura el equilibrio general del cuerpo: la homeostasis. Uno de sus efectos es inhibir la producción de la hormona del estrés y producir y liberar oxitocina, la que se conoce como hormona del amor.
Tercera... La comunicación biofísica mediante ondas de presión. Parece ser que a través del ritmo cardiaco y sus variaciones el corazón envía mensajes al cerebro y al resto del cuerpo.
Cuarta... La comunicación energética: el campo electromagnético del corazón es el más potente de todos los órganos del cuerpo, 5.000 veces más intenso que el del cerebro. Y se ha observado que cambia en función del estado emocional. Cuando tenemos miedo, frustración o estrés se vuelve caótico.
¿Y se ordena con las emociones positivas? Sí. Y sabemos que el campo magnético del corazón se extiende alrededor del cuerpo entre dos y cuatro metros, es decir, que todos los que nos rodean reciben la información energética contenida en nuestro corazón.
¿A qué conclusiones nos llevan estos descubrimientos? El circuito del cerebro del corazón es el primero en tratar la información que después pasa por el cerebro de la cabeza. ¿ No será este nuevo circuito un paso más en la evolución humana?
¿...? Hay dos clases de variación de la frecuencia cardiaca: una es armoniosa, de ondas amplias y regulares, y toma esa forma cuando la persona tiene emociones y pensamientos positivos, elevados y generosos. La otra es desordenada, con ondas incoherentes.
¿Aparece con las emociones negativas? Sí, con el miedo, la ira o la desconfianza. Pero hay más: las ondas cerebrales se sincronizan con estas variaciones del ritmo cardiaco; es decir, que el corazón arrastra a la cabeza. La conclusión es que el amor del corazón no es una emoción, es un estado de conciencia inteligente.
... Ya ve, el cerebro del corazón activa en el cerebro de la cabeza centros superiores de percepción completamente nuevos que interpretan la realidad sin apoyarse en experiencias pasadas. Este nuevo circuito no pasa por las viejas memorias, su conocimiento es inmediato, instantáneo, y por ello, tiene una percepción exacta de la realidad.
Parece ciencia ficción. Está demostrado que cuando el ser humano utiliza el cerebro del corazón crea un estado de coherencia biológico, todo se armoniza y funciona correctamente, es una inteligencia superior que se activa a través de las emociones positivas.
Pues parece que nadie lo utilice... Es un potencial no activado, pero empieza a estar accesible para un gran número de personas.
¿Y cómo puedo activar ese circuito? Cultivando las cualidades del corazón: la apertura hacia el prójimo, el escuchar, la paciencia, la cooperación, la aceptación de las diferencias, el coraje...
¿Santos las 24 horas? Es la práctica de pensamientos y emociones positivas. En esencia, liberarse del espíritu de separación y de los tres mecanismos primarios: el miedo, el deseo y el ansia de dominio, mecanismos que están anclados profundamente en el ser humano porque nos han servido para sobrevivir millones de años.
¿Y cómo nos libramos de ellos? Tomando la posición de testigos, observando nuestros pensamientos y emociones sin juzgarlos, y escogiendo las emociones que nos pueden hacer sentir bien. Debemos aprender a confiar en la intuición y reconocer que el verdadero origen de nuestras reacciones emocionales no está en lo que ocurre en el exterior, sino en nuestro interior.
Ya. Cultive el silencio, contacte con la naturaleza, viva periodos de soledad, medite, contemple, cuide su entorno vibratorio, trabaje en grupo, viva con sencillez. Y pregunte a su corazón cuando no sepa qué hacer.
IMA SANCHÍS, La Contra. La Vanguardia
Los que te rodean reciben la energía de tu corazón
De acuerdo con los nuevos descubrimientos de la ciencia, todos los organismos vivos emiten continuamente radiaciones de luz que forman un campo de coherencia y comunicación. La parte visible del cuerpo simplemente se encuentra —o es observable— en aquel lugar donde la actividad de la onda es más densa. Las ondas cuánticas invisibles se extienden desde cada persona y penetran en todos los demás organismos. De la misma forma, cada persona recibe las ondas de energía del resto de seres, con las que se entrelazan las suyas. (G. RODRIGUEZ-FRAILE: ¿Un nuevo paradigma de la realidad?)
Annie MARQUIER, Matemática e investigadora de la conciencia, nos descubre aspectos insospechados sobre el corazón, el órgano de la bondad y el amor incondicional. Dirige el Instituto de Desarrollo de la Persona en Quebec (Canadá) y es autora de numerosos libros, como "El maestro del corazón" (Luciérnaga), en el que explica cómo acceder al nivel de conciencia que resulta del cerebro del corazón, que expresa las cualidades más elevadas del ser humano.
Se están revisando muchas creencias…
Antes se creía que la inteligencia solo procedía del cerebro, pero se descubrió un sistema de neuronas en el corazón y se investigó qué función tenía. Así se demostró que el corazón se comunica con el cerebro mediante la transmisión de impulsos nerviosos, de hormonas y neurotransmisores, y también a través de ondas de presión y de interacciones electromagnéticas. El campo electromagnético del corazón es muy potente y sensible… Se ordena con las emociones positivas y entra en caos con las negativas, y alcanza hasta dos y cuatro metros alrededor del cuerpo: los que nos rodean reciben la información energética contenida en nuestro corazón.
¿Quién manda, la cabeza o el corazón?
Se ha comprobado en el laboratorio que en ciertas circunstancias el corazón decide y la cabeza obedece, porque las ondas cerebrales se sincronizan con las variaciones del ritmo cardiaco. Y cuando el cerebro del corazón activa el cerebro de la cabeza, se accede a una vida extraordinaria. La inteligencia del corazón comunica una especie de inteligencia superior al córtex cerebral y si este está lo suficientemente desarrollado, nos abre a una nueva percepción. Para mí, estas investigaciones han demostrado que el ser humano tiene dos maneras de actuar: una que corresponde al funcionamiento de la conciencia inferior, cuando mandan las partes primarias del cerebro, y otra en que la inteligencia del corazón proporciona una conciencia superior.
Lo que hasta ahora habían afirmado las tradiciones espirituales, hoy lo corrobora la ciencia…
En efecto. El corazón tiene un cerebro que nos conecta con la bondad, la generosidad, la fraternidad, la compasión y el amor incondicional. Esta inteligencia superior da lugar a la creatividad y a la intuición. El cerebro también tiene su rol –muy importante junto con los circuitos más avanzados de la conciencia del cual es depositario–, pero trabajando en armonía con el corazón. Hay dos estados interiores: uno en el que impera el caos porque corazón y cabeza no están en armonía, y otro en el que se accede a una inteligencia superior trascendiendo esta forma limitada de conciencia en la cual somos presos del miedo, los celos y otras emociones negativas.
¿Cómo se puede conectar con esta inteligencia superior del corazón?
Se requiere un trabajo diario y es fundamental sanar en profundidad las heridas del pasado que bloquean el acceso a ella. La meditación nos conecta con la sabiduría del corazón; no importa la técnica, se trata de dedicar unos minutos cada día a reconocer que existe esta inteligencia en nuestro interior. La naturaleza y la buena música ayudan, ya que el arte y la belleza elevan, y también el hecho de ponerse al servicio de los demás, escucharlos, así como acercarse a los niños. Y sobre todo, responsabilizarse en lugar de victimizarse, porque lo que determina mi vida no es lo que sucede, sino aquello que decido hacer con lo que me sucede.
¿Qué más podemos hacer?
Resulta fundamental mantener una posición de testigo ante lo que sucede entre nosotros, los pensamientos y las emociones. La gratitud también despierta la inteligencia del corazón en contraste al ego, siempre insatisfecho. Finalmente, el desarrollo de la inteligencia mental, de la capacidad de concentración, aprender a pensar objetivamente, sin reacciones emocionales, resulta también indispensable.
¿Cómo puedo saber si vivo según la inteligencia del corazón?
Guiado por ella, mi salud mejora. Soy más optimista, reboso paciencia, ayudo a los otros espontáneamente y mis relaciones son buenas. Incluso acojo bien las difíciles. Tengo ideas, intuición y una gran creatividad y energía.
¿Qué la motivó a desarrollar estas investigaciones?
Trabajo sobre la conciencia del ser humano para crear un mundo mejor y he buscado cuál sería el nivel de conciencia que permitiría desarrollarlo. Yo aplico a la humanidad la teoría de las estructuras disipativas de Ilya Prigogine, premio Nobel de Química. Prigogine asegura que los “sistemas abiertos” evolucionan y se desarrollan durante un tiempo en armonía relativa con su entorno, pero llega un momento en que emerge un desequilibrio entre el interior y el exterior que lleva al sistema a un estado de caos. Se llama punto de bifurcación. Entonces el sistema tiene dos opciones: o se destruye y desaparece en el entorno, o se reestructura según leyes diferentes.
En nuestro caso…
La humanidad tiene dos opciones: autodestruirse –y disponemos de lo necesario (bombas atómicas, catástrofes ecológicas…)– o funcionar sobre bases diferentes al poder, el miedo, el orgullo… conectándonos con los valores de la conciencia superior (amor, cooperación, fraternidad). Afortunadamente, cada día hay más seres humanos que han accedido a esta conciencia y estamos preparados para cambiar.
Es usted muy optimista…
Mi optimismo se basa en hechos: cada día hay más personas dispuestas a crear esta nueva realidad. Los medios no hablan de ello porque están en manos de fuerzas materialistas, pero están sucediendo cosas muy bellas y esperanzadoras. Puedo garantizarle que en unos años vamos a vivir un gran cambio en nuestras sociedades.
Fuente: Instituto Kern
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La base de un cerebro sano es la bondad