Todo somos uno: unidad, interconexión, entrelazamiento, interdependencia
- Abriéndonos a una nueva «visión» de la realidad.
- «Todos somos uno y todo es uno»: formamos parte de un sistema más amplio que incluye todo el Universo
- Estamos empezando a admitir que el universo entero es una red de energía e información holográficamente interconectada, orgánicamente completa y autorreferencial en todas las escalas de su existencia. Nosotros, y todo lo que hay en el universo, estamos conectados de manera no local, entre nosotros y con todas las demás cosas. (Ervin LASZLO: Cosmos)
Amor incondicional, el nexo de unión experimentado ya por quienes tras pisar el «otro lado» han podido volver y explicarlo.
La nueva imagen de la realidad: la ciencia más vanguardista sostiene que la realidad última que conforma el Universo es la Conciencia Universal, pleno cósmico, campo cero, campo cuántico, campo akáshico, a la que también podríamos denominar Fuente, Vida, Universo, Dios o el Uno. Los físicos cuánticos sugieren que todo es creación de una Mente perfecta, en donde todo está entrelazado, un Cosmos en que todo está en evolución constante y es perfecto, en el que todos provenimos de una Energía que lo contiene todo, somos parte de esa energía y la transmitimos en nuestra vida a través de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Somos parte del Todo, y somos la manifestación del Todo aquí en la Tierra.
Todos y cada uno de nosotros formamos parte del Universo, al igual que las galaxias que giran en el espacio y aquí, en nuestro pequeño planeta, al igual que los árboles, las montañas y el cielo. No somos menos que cualquier otra cosa que es, fuera o pudiera ser parte del Universo. Somos universo, somos naturaleza. Somos un fragmento constitutivo, hecho del mismo material que el resto del Universo: energía universal. Todos y cada uno de nosotros somos naturaleza, somos polvo de estrellas, somos energía cuántica universal. Formamos parte del todo, estamos unidos amorosamente a todo el universo. Todo el universo está conectado por una fuerza, por una conciencia inteligente: es la energía primera. Todo es uno.
En el universo se está desarrollando un proyecto evolutivo de dimensiones cósmicas, del que desconocemos casi todo y del que el ser humano forma parte, sin ser necesariamente el epicentro. El universo no ha surgido, como hemos creído hasta ahora, para posibilitar la evolución del ser humano, sino que tiene su propia dinámica evolutiva de la que nosotros formamos parte. Debemos ser capaces de contemplar la evolución universal desde fuera de nuestra mentalidad humana, tratar de comprender la lógica que rige la evolución del universo. Trascender nuestra mirada es algo que debemos hacer si queremos superar el antropocentrismo que todavía nos atrapa, redescubrirnos en un nuevo escenario evolutivo desde el cual comprender la verdadera naturaleza de nuestro “ser en el mundo” y desarrollar así relaciones más armónicas y coherentes entre los seres humanos, la naturaleza terrestre y el universo en evolución. (E. Martínez de la Fe: Un pertinaz antropocentrismo domina nuestra cultura -ver aquí-)
Hasta ahora pensábamos que las cosas existen independientemente unas de otras. Hoy la ciencia más vanguardista sostiene que todo en el universo está interconectado a través de la energía, cree que a un nivel fundamental todo lo que percibimos como sólido y separado forma parte en realidad de un campo continuo de energía, esta energía no es estática, vibra a diferentes frecuencias dando lugar a la multitud de formas y fenómenos que observamos. Esta forma de ver la realidad nos aleja de una visión materialista en donde las cosas están separadas y son distintas y nos acerca a una visión más global y holística que sugiere que a un nivel fundamental todo está conectado… Tanto los conocimientos sobre los campos quánticos como los avances de lo que se ha venido a llamar Psicología Transpersonal, nos llevan a la asunción de que el Universo es un Todo en el que todas sus partes están interrelacionadas, y dentro de él como un componente básico se encuentra la «Conciencia» que la investigación más actual va percibiendo sin límites de espacio y tiempo.
Uno de los rasgos más importantes del concepto oriental del mundo es la conciencia de la unidad e interrelación existente entre todas las cosas y sucesos, la experiencia de que todos los fenómenos que ocurren son manifestaciones de una unidad básica, todas las cosas son consideradas como partes inseparables de un conjunto cósmico. La realidad última indivisible que se manifiesta en todas las cosas recibe diferentes nombres. En el hinduismo se llama Brahman (la conciencia universal, la única sin segundo, el fundamento de todo ser), en el taoísmo, Tao. Los budistas lo llaman Talhala (la Realidad Verdadera inalterable, lo Absoluto, más allá de toda impureza) o “eseidad”.
Nuestra separación es solo una ilusión; somos partes conectadas de un todo, somos como un «lago» con movimiento y memoria.
Nuestra realidad es más grande que tú y yo, y que todas las naves que surcan las aguas, y que todas las aguas en que navegamos.
Si la gente corriente realmente supiera que la conciencia, no la materia, es el vínculo que nos une a unos con otros y con el mundo, sus puntos de vista sobre la guerra y la paz, la contaminación ambiental, la justicia social, los valores religiosos y todas las demás actividades humanas cambiarían radicalmente. (A. GOSWAMI).
«Caos» y «cosmos»
«Cosmos»: término griego κόσμος (kósmos), que significa «orden», siendo la antítesis «caos» Χάος que significa «desorden». En algunos relatos cosmogónicos griegos, el «caos» es lo que existió antes que el resto de los dioses y fuerzas elementales, es decir, el estado primigenio del «cosmos». Según la Teogonía de Hesíodo, «caos» fue lo primero que existió... En un principio había un todo informe, el cielo y la tierra formaban una masa indiferenciada, informe, sin bordes y sin vida llamada «caos». Pitágoras fue el primero que usó el término «cosmos» para referirse a la orden del universo, un «cosmos» es un sistema ordenado o armonioso. Los pitagóricos acuñaron el término «Kosmos», un término cuyo significado original iba mucho más allá de lo que hoy entendemos por «cosmos» o «universo»: no como algo exclusivamente físico que abarcaba y expresaba el orden, la armonía en todos los dominios de la existencia, desde la materia hasta la mente y, desde ésta, hasta Dios. En la concepción actual «caos» es sinónimo de «desorden absoluto». «Cosmos» se utiliza como sinónimo de universo, considerando el orden que éste posee, antítesis de caos. ¿Qué caracterísitcas y propiedades vamos «des-velando» de tan maravilloso y miestrioso «cosmos»?
El fundamento de la realidad: energía+informacón
Hasta ahora los seres humanos sólo hemos sido conscientes de una parte minúscula de la compleja realidad universal. Hoy la ciencia más vanguardista sostiene que todo en el universo está interconectado a través de la energía. Las diversas formas de energía emergen y están insertadas en un medio o campo fundamental que no formaba parte de la imagen convencional del mundo. Este "sótano hondo" del universo se denomina: vacío cuántico. Plantea también que en el «vacío cósmico» se halla la energía fundamental del universo y el campo de transmisión de «información» que «informa» al universo. La existencia de esta realidad no es mera teoría y -no es un vacío y tampoco es meramente espacio vacío. Se trata de un "pleno cósmico", repleto de energía e in-formación, la matriz de todo lo que existe y el telón de fondo de todo lo que sucede, en el espacio y el tiempo.
Uno de los descubrimientos científicos más importantes y revolucionarios en el mundo actual es la idea de que en la raíz más íntima de la realidad no existe sólo energía, sino también un factor muy sutil pero igualmente fundamental: «información. La ciencia más avanzada postula la presencia de una nueva forma aún no totalmente reconocida de información en la naturaleza: «in-formación» que vincula todas las cosas del universo y crea una conexión casi instantánea entre ellas. Plantea un campo de «información» como la sustancia clave del cosmos... La in-formación vincula todas las cosas en el universo, tanto los átomos como las galaxias, los organismos y las mentes. Plantea también que el vacío cósmico (pleno cómico) es la energía fundamental del universo y el campo de transmisión de información que «informa» al universo. La in-formación es una conexión sutil, casi instantánea, no evanescente y no energética entre cosas situadas en ubicaciones diferentes en el espacio y entre sucesos que ocurren en diferentes momentos del tiempo. La in-formación vincula los objetos (partículas, átomos, moléculas, organismos, sistemas ecológicos, sistemas solares, galaxias enteras, además de la mente y la conciencia asociadas con algunos de estos sistemas) con independencia de la distancia a la que estén separados unos de otros y de cuánto tiempo haga que se crearon las conexiones entre ellos. Todo lo que existe en el universo está intrínsecamente vinculado, unido en y por el campo de energía cuántica.
La física cuántica hace hincapié en que ese reino invisible de energía, denominado colectivamente como “el campo A” es la fuerza gobernante principal del reino material. Es el campo original del que surgieron partículas y átomos, estrellas y planetas, cuerpos humanos y animales, y, en general, toda la realidad que se puede ver y tocar. Es un medio dinámico, lleno de energía en constante fluctuación. “El campo A” se define como las fuerzas motrices invisibles que influyen en el mundo físico. La existencia de este campo de energía, llamado “campo A (Akásico)” implica que toda la materia del Universo está conectada en el nivel subatómico a través de una danza constante de intercambio de energía cuántica. Gracias a la información que “el campo A” conserva y transmite, el Universo es de una coherencia extraordinaria. ¿Cuál es la razón de denominar a esto “campo akáshico”? En la cultura sánscrita, “Akasha” es un medio que todo lo abarca y que a la vez subyace en todas las cosas y se convierte en ellas. Es real, pero tan sutil que no puede ser percibido hasta que se convierte en la diversidad de cosas que pueblan el mundo manifestado. Los sentidos corporales no registran Akasha, pero se puede llegar a él con la práctica espiritual y la formación. La visión akáshica de un Universo cíclico —de un “metaverso” que crea universo tras universo— es esencialmente la visión que actualmente proporciona la cosmología moderna. En la nueva física, el vacío real es el equivalente al Akasha. El vacío es Akasha y Prana a la vez, todo en uno —la matriz de toda la “materia” y toda la “fuerza” del Universo—. En la literatura sánscrita, Prana es como el aire inspirado, la energía cósmica que da fuerza a todo. El campo akáshico se convierte en materia cuando Prana, la energía cósmica, actúa sobre él. Cuando la acción cesa, la materia desaparece y vuelve al campo akáshico. En un Universo constituido por energía informada, todo está entrelazado y todo es uno. Nada es “local”, limitado a donde y cuando está sucediendo, sino que todo es global y está interconectado. Dichas conexiones se denominan «no locales» en las ciencias naturales y «transpersonales» en la investigación de la conciencia. (Para ampliar información ver aquí)
Una realidad entrelazada
Según la visión clásica se creía que la única forma de producir un efecto sobre lo que ocurría en otro punto del espacio era desplazándose físicamente allí. Se pensaba que las cosas existen independientemente unas de otras. Los pioneros cuánticos descubrieron la sorprendente capacidad de las partículas cuánticas para influenciarse mutuamente a pesar de la ausencia de cualquier tipo de fuerzas produciéndose entre elles. Ahora se sabe que las conexiones cuánticas trascienden el espacio y el tiempo… es como que las partículas parecen poseer una cierta forma de de telepatía y se pueden comunicar entre ellas… Uno de los descubrimiento asombrosos ha sido que algo que se produce en un lugar tiene efectos instantáneos sobre la realidad en otro sitio, independientemente de la distancia a la que se encuentre. El fenómeno se conoce como “entrelazamiento”, y consiste en que el comportamiento de las partículas depende de las demás; es decir, unas y otras interactúan sin importar la distancia que las separa y de manera simultánea. “Entrelazamiento cuántico” un mecanismo por el que dos partículas cuánticas se encuentran perfectamente correlacionadas sin importar la distancia que exista entre ellas. El entrelazamiento es una de las propiedades más fundamentales y sorprendentes de la mecánica cuántica. Permite que dos partículas separadas, incluso a kilómetros de distancia, estén conectadas de una forma que la física clásica no puede explicar. Así, la medición de una propiedad física en una de ellas determinará lo observable en la otra, sin que existan señales físicas entre ambas. Esto significa que dos objetos que estén “entrelazados”, en realidad, forman parte de un mismo sistema, incluso aunque estén separados físicamente. De hecho, la distancia no importa. Si dos partículas, objetos o sistemas están entrelazados mediante este fenómeno cuántico, cuando midamos las propiedades físicas de uno de ellos estaremos condicionando instantáneamente las propiedades físicas del otro sistema con el que está entrelazado, incluso aunque esté en la otra punta del universo.
Las diversas cosas constituyen manifestaciones diferentes de una misma realidad en donde todo està interconectado.
Generalmente se entiende que la separación espacial significa independencia física. Esa “separación” es solo aparente. Se ha comprobado que cuando dos objetos cuánticos se encuentran entrelazados, si se realiza cualquier medición en uno de ellos —colapsando así su función de onda—, la función de onda de la otra partícula se colapsa también instantáneamente, incluso a distancias macroscópicas y sin ningún intercambio de señales entre ellas en el espacio-tiempo. Einstein probó que todas las interacciones y conexiones en el mundo material tienen que utilizar señales que viajen a través del espacio-tiempo —según el principio de localidad—; por lo tanto, su límite de propagación es la velocidad de la luz. ¿Dónde, pues, se encuentra el fundamento de esas conexiones instantáneas entre los objetos cuánticos que son responsables de sus comunicaciones a distancia sin señales? En los dominios más sutiles de la realidad. De ello se deduce que esta relación se debe a que constituyen una entidad única; su separación es una ilusión. Por tanto, las diversas cosas que se ven y se sienten constituyen manifestaciones diferentes de una misma realidad en donde todo està interconectado. En general las personas piensan que la vida sencillamente va sucediendo a su alrededor, independientemente de lo que ocurra en su entorno, de lo que ellas piensen o hagan. Sin embargo, todo está ligado entre sí. (Para ampliar información ver aquí)
Un paciente en estado expandido de conciencia, contemplando y describiendo una de las dimensiones del “más allá” que él denominaba la “Sala del Tapiz”, se expresaba así: “no hay nada en la Tierra que se le pueda comparar. No hay forma de describir lo espectacular que es esto, porque es tan vibrante que es casi eléctrico. Cada hebra representa una vida (…). Mirando este tapiz puedo ver cualquier suceso que ha ocurrido. Es como mirar a través del tapiz, y puede verse la vida cotidiana de la gente y están conectadas como una hebra en el interior de este tapiz, ...cada vida que ha existido está representada en forma de una hebra en el tapiz. Aquí es donde todas las hebras de la vida humana, las almas que se encarnan, están conectadas... cada vida está interconectada, cruzándose con el resto de las vidas hasta que, finalmente, toda la humanidad se ve afectada. La unicidad absoluta de la humanidad está representada por el tapiz. Es uno, pero está compuesto por todas estas partes. Cada una de ellas no puede existir sin las otras, y todas se entrelazan y se influyen entre sí” (Dolores Cannon: Entre la muerte y la vida).
La interconexión de toda la Realidad
D. Bohm, uno de los físicos más destacados del siglo xx, creó una visión del universo que resuena profundamente con la idea de una totalidad indivisa, uno de los modelos más profundos jamás propuestos en la física cuántica. Desarrolló una teoría holográfica del universo, donde cada parte contiene información sobre el Todo. En el mundo que Bohm imaginaba, todo es parte de un todo continuo, sus ideas sobre el Orden Implicado sugieren que el universo es mucho más de lo que percibimos en la superficie y que existen conexiones ocultas más profundas entre todos los aspectos de la realidad. Su visión de la realidad nos invita a mirar más allá de las apariencias y reconocer la profunda unidad que subyace a todas las cosas. Todos estamos conectados. Todo somos uno: unidad, integración e interdependència. La visión mecanicista y ordenada del Universo como una colección de objetos aislados y cuyo comportamiento parece predecible se ha visto superada por la física moderna. Las cosas no tienen sentido de manera aislada, sino en una red de interrelaciones dinámicas. En un Universo constituido por “energía in-formada”, todo está entrelazado y todo es uno. Las partículas cuánticas tienen la capacidad de influenciarse mutuamente a pesar de la ausencia de cualquier tipo de fuerzas produciéndose entre ellas. La materia está ligada orgánicamente entre sí. En el nivel subatómico, el cambio se produce por modificaciones dinámicas de energía. Además, la materia subatómica está involucrada en un constante intercambio de información. El Universo no es un almacén de objetos separados y estáticos suspendidos en el espacio, sino un único organismo de campos de energía interconectados en un estado continuo de transformación.
El Universo no es un almacén de objetos separados y estáticos, sino un único organismo de campos de energía interconectados en un estado continuo de transformación.
Gracias al campo de energía cuántica (Campo A), nada en el universo está separado. Todo está en relación con todo de manera inmediata, más allá de espacio y tiempo (“no-localidad”). Todo colabora con todo. Existe una fuerza de cohesión de extraordinario poder que hace que todo en nuestro mundo esté interconectado, desde el átomo más insignificante hasta la galaxia más lejana. Estamos íntimamente vinculados con todas las cosas y con todos los seres del universo. La separación es una ilusión, una falta de perspectiva y de comprensión de la verdadera naturaleza de las cosas. La realidad fundamental del universo es que estamos todos unidos por la energía virtual del campo A. El “campo cuántico” penetra todo lo que existe en el universo, lo visible y lo invisible; todo se baña en él, todo está impregnado de él. Todo somos uno: los seres humanos formamos parte del Todo, de la energía primera, una energía cuántica, universal, una inteligencia primera que es la que colapsó la energia... esa energía está uniendo de manera amorosa todo el universo. En el universo todo está amorosamente unido, hay una hermandad total … La unidad no es un hecho sentimental, emocional o filosófico, sino una ley fundamental que sustenta todo el universo.
Explícitamente, en el nivel de la realidad accesible a nuestra mente ordinaria, cada cosa, cada fenómeno, cada acontecimiento, cada uno de nosotros, somos singulares, diferentes. Sin embargo, implícitamente, en nuestra esencia, compartimos un fondo común, estamos unidos, somos interdependientes, constituimos parte del todo, todo somos uno. No hay un mundo de objetos o sujetos aislados, independientes unos de otros, no estamos ni somos individuos aislados, no somos islas, sino que estamos interconectados, somos interdependientes, en él todo está integrado, formamos parte de una red de procesos que interactúan incesantemente. Erwin Schrödinger, Premio Nobel de física y uno de los fundadores de la mecánica cuántica, cuestiona la idea del yo individual como una entidad separada, sugiriendo que todos somos parte de un todo interconectado. Argumenta que las condiciones que permiten nuestra existencia son tan antiguas como las rocas, y que estamos vinculados tanto a quienes nos precedieron como a todos los seres conscientes. Esta comprensión, según Schrödinger, nos lleva a la imposibilidad de desearle mal a otro sin herirnos a nosotros mismos. Afirma que "es la visión de esta verdad... la que fundamenta toda actividad moralmente valiosa." Las reflexiones de Schrödinger nos invitan a reconsiderar nuestro lugar en el universo y nuestra conexión con todos los seres vivos. Así que, como todo está relacionado con todo, también nuestra conciencia está vinculada con la de los demás. Descubrir esa Totalidad esencial que nos sostiene, es el comienzo de la verdadera vida y la puerta de la plenitud. Descubrir que somos uno con la totalidad de la Vida, es sabernos básicamente plenos, «totales». (Para ampliar información ver aquí)
Conexión mente-cuerpo-espíritu
La existencia del llamado “campo Akásico” implica que toda la materia del Universo está conectada en el nivel subatómico a través de una danza constante de intercambio de energía cuántica. En un Universo constituido por energía informada, todo está entrelazado y todo es uno. Esta información no es un artefacto humano, sino que, como ya decían los sabios y ahora redescubren los científicos, está presente en el Universo, independientemente de la voluntad y acción del ser humano. Gracias a la información que “el campo” conserva y transmite, el Universo es de una coherencia extraordinaria. Nada es “local”, limitado a donde y cuando está sucediendo, sino que todo es global y se interconecta. El recuerdo de todas las cosas se extiende a todos los lugares y todos los tiempos. La información es algo así como una conexión sutil, casi instantánea, no evanescente ni energética, entre los objetos y realidades que se encuentran en diferentes lugares en el espacio y en distintos momentos.
En el nivel más básico, cada ser humano es también un paquete de energía interactuando constantemente con este vasto campo de energía que es el Universo. Los experimentos científicos sugieren que la Conciencia es una entidad fuera de los confines del cuerpo humano; una energía altamente ordenada y con la capacidad de colapsar la energía en materia física. Los científicos han descubierto que el pensamiento dirigido participa de alguna forma en la creación de la realidad. El poder de la mente sobre la materia parece atravesar el tiempo y el espacio. Orientar los pensamientos intencionalmente parece producir una energía lo suficientemente potente como para cambiar la realidad física. La separación entre el cuerpo y la mente es un mito porque ésta puede producir efectos en el cuerpo físico. Existe toda una red de comunicación psicosomática que mantiene unida la mente al cuerpo. La física cuántica y la epigenética proporcionan un entendimiento novedoso acerca del misterio de la conexión mente-cuerpo-espíritu. Desde el nuevo paradigma post-materialista, es posible afirmar que la Mente/Conciencia no son un epifenómeno del cerebro. La Conciencia se contempla, hoy, como la realidad fundamental del Universo. Los nuevos modelos de la conciencia la retratan como una entidad capaz de traspasar los límites físicos de todo tipo. Mientras que la física clásica y la teoría genética no reconocen el poder de la mente humana, la nueva ciencia acepta que la conciencia dota a las personas de potentes capacidades creativas para dar forma a sus vidas y a su mundo.
De acuerdo con los nuevos descubrimientos de la ciencia, todos los organismos vivos emiten continuamente radiaciones de luz que forman un campo de coherencia y comunicación. Las ondas cuánticas invisibles se extienden desde cada persona y penetran en todos los demás organismos. De la misma forma, cada persona recibe las ondas de energía del resto de seres, con las que se entrelazan las suyas. Los que te rodean reciben la energía de tu corazón. Las ondas electromagnéticas que emite nuestro corazón alcanzan hasta dos y cuatro metros alrededor del cuerpo: los que nos rodean reciben la información energética contenida en nuestro corazón.
La nueva visión de la mecánica del Universo revela que el cuerpo físico puede verse afectado por la mente inmaterial. Los pensamientos, que son la energía de la mente, influyen de manera directa en el control que el cerebro ejerce sobre la fisiología corporal. La “energía” de los pensamientos puede activar o inhibir la producción de proteínas en la célula mediante las interferencias constructivas o destructivas. Cada pensamiento es energía tangible con el poder de transformar. Un pensamiento es una entidad real, como lo es una mesa, pero más sutil, es decir, de una mayor frecuencia vibratoria. Los pensamientos tienen peso y sustancia en el nivel sutil, y pueden influir sobre el resto de las cosas. El recuerdo de todas las cosas se extiende a todos los lugares y a todos los tiempos. La perspectiva de un Universo “vivo” invita a vernos a nosotros mismos como parte de una creación ininterrumpida despierta un sentimiento de conexión, pertenencia y compasión hacia la totalidad de la vida. A partir de ese momento sí empieza a tener sentido que cada ser humano tenga una experiencia directa de comunión con los demás.
A lo largo de su vida, el ser humano cambia casi todos los átomos que componen su cuerpo. Éstos estuvieron antes en otros lugares, pero mientras permanece la estructura de información, “yo sigo siendo yo”. Este vacío cuántico, la energía sutil y la información que subyace a toda la “materia” en el Universo, no se originó con el Big Bang que produjo el Universo conocido, y no desaparecerá cuando las partículas creadas por la explosión vuelvan a la fuente. (Para ampliar información ver aquí)
El nexo de unión experimentado ya por quienes tras pisar el «otro lado» han podido volver y explicarlo
De todas las lecciones de las ECM ninguna es mayor que la importancia, la primacía, del amor. Y lo que las ECM nos enseñan acerca del amor es que todo es amor, está hecho de amor y procede del amor. (K. Ring)
«Ciertamente, la lección más profunda de mi viaje fue darme cuenta de que el Amor incondicional constituía el tejido mismo de la dimensión espiritual de la que brota la totalidad de lo real». (E. Alexander)
El Amor incondicional, el sustrato esencial que permea todo el Universo. Existe una fuerza que incluye y gobierna a todas las cosas, y que está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo. Esa fuerza universal extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación es el Amor... El Amor, decía Einstein, es la energía más potente del universo. Constituye el sustrato esencial de todo cuanto existe, aquello que todo lo permea. Desde el ámbito cristiano se ha subrayado también esa Realidad última de fondo que impregna toda la Creación con la expresión: «Dios es Amor». Hay tanto amor, que es un lugar como si todo estuviese construido con él, como si el amor fuesen los ladrillos de esa vida del más allá, un Amor inefable, suprahumano, desconocido aquí. El amor constituye la esencia desde la que todo está formado.
Y esa realidad fundamental es la que han experimentado quienes tras haber atravesado el umbral de la muerte a través de una ECM (Experiencia Cercana a la Muerte) han vuelto y lo han podido contar … Muchos de ellos declaran haberse encontrado con una luz brillante (seres de luz) de la cual emanaba un intensísimo y acogedor Amor, y haberse sentido envueltos en un profundísimo sentimiento de aceptación y Amor incondicional, y que la serenidad y el absoluto Amor que emanaba está fuera del alcance de toda descripción verbal. Uno de los muchos que ha experimentado esa intensísima vivencia lo expresaba de esta forma: Después de atravesar una zona oscura, percibí una luz fuerte que me atraía intensamente. Al contactar con ella, la sensación de paz, gozo, felicidad y especialmente Amor fueron de una potencia jamás conocida en la dimensión humana. No hay palabras para expresar lo que experimenté.
Y entre esos muchos, otro más ha sido Eben Alexander quien, tras su ECM en 2008, cuando tenía 54 años, se convirtió en uno de los casos más comentados, sin duda por la gravedad de su situación médica, al borde de la muerte, por su sanación inesperada, saliendo ileso y sin las secuelas graves que se esperaban y por la complejidad y rotundidad de su vivencia. E. Alexander ha sido durante muchos años profesor de la Escuela de Medicina de Harvard y ha ejercido como neurocirujano durante toda su vida. En 2012 publica La prueba del cielo en la que cuenta con detalle su experiencia y en 2017, La conciencia infinita: el viaje de un neurocirujano al corazón del universo consciente. En esta ocasión E. Alexander nos habla ya no solo como estudioso del fenómeno, sino también y sobre todo como uno de quienes ha pasado por la experiencia transformadora de una ECM. Y en este caso no habla tanto el científico como el místico que ha pasado a ser consciente de que la ECM puede considerarse, al menos en algunos casos, una verdadera experiencia mística. Y su afirmación es nada menos que el sustrato del universo es el Amor incondicional infinito:
Basándonos en los miles de casos descritos de quienes han vislumbrado más plenamente el funcionamiento de la realidad a través de ECM y otras experiencias místicas, ese sustrato informacional que subyace a nuestro universo parece estar hecho de un profundo Amor incondicional. Quienes han estado en ese umbral y lo han atravesado, cuyo estado emocional ha resonado con ese Amor infinito, nunca olvidan la experiencia –resultan cambiados para siempre–. Saben que son uno con el universo. Yo he experimentado este Amor envolvente no solo durante mi ECM, sino que lo he confirmado una y otra vez mediante mi práctica constante de interiorización. Un resultado natural de percibir el Amor infinito del universo es reconocer que la conciencia es esa misma fuerza que se halla en el corazón de toda existencia. Esa unidad y esa disolución del sentido del yo, esa completa identidad con toda la Vida y con la Fuente de todo lo que es, constituye el sendero hacia la Verdad. Ciertamente, la lección más profunda de mi viaje fue darme cuenta de que el Amor incondicional constituía el tejido mismo de la dimensión espiritual de la que brota la totalidad de lo real. (E. Alexander, 2017: La conciencia infinita: el viaje de un neurocirujano al corazón del universo consciente)
Elaboración a partir de materiales diversos
Ver también:
La novedosa imagen del universo
Secció: COSMOS